Capítulo 5

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"Pensaste que todo terminó por ahora, pero no se detendrá

Pensaste que me destruiría a mí misma, pero aún estoy aquí

Incluso en los próximos años, aún estaré aquí."

Survivor- New versión / 2Wei


Mi esposo había muerto y debía sentirme triste por ello.

Pero no, me sentía feliz, tranquila, libre...

Me había disculpado diciendo que quería recostarme por una jaqueca, la cual era falsa, pero no quería ni recibir condolencias, ni hacerme cargo de nada porque no quería que se notara mi felicidad. Sabía que no podía huir del funeral, así que intenté comportarme como una esposa dolida porque su esposo estaba en la cama de su nueva amante cuando le dio un infarto.

Fue un alivio que muriera en la cama de otra mujer y no en la mía. Casi se había creído que la mujer lo había envenenado o algo, que estuviese aliada a los Park que eran los enemigos mortales de la familia. Pero al parecer, YoungHo se había tomado algunos medicamentos para... bueno, su corazón falló y la joven quedó libre de culpa.
Como deseaba agradecerle.

Me puse mi traje negro y solo peiné mi cabello en una coleta baja sin maquillaje, YoungMin se quedaba en casa con la niñera porque era un niño aún pequeño para asistir. Hubiese deseado quedarme con él, pero sabía que, como la viuda, mi presencia era exigida.

Una gran fila de asistentes por saludar, por agradecer y mostrarme afligida ante tantos hombres. Las únicas mujeres presentes éramos Yerang y yo. Yerang tenía los ojos rojos y llenos de lágrimas. Sabía que YoungHo amaba a su hija y ella a él, aunque desde que enviudó, dejó de obedecer directamente a su padre sabía que le dolía no estar con él.

Mi padre intentó hablar conmigo más de una vez sobre qué sería de mí y cuando regresaría a su casa, hablando de la herencia que recibiría, de mi ineficacia como esposa al no tener un hijo. Todas las veces lo dejaba hablando solo, no iba a volver a su casa ni a rastras.

No le daría de nuevo control de mi vida, nunca más.
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Me sorprendí al ver llegar a la heredera de los Cho. Los murmullos se hicieron presentes mientras ella nos presentaba sus respetos. Sabía muy poco o casi nada de ella. Sabía que se mantenía ajena a muchas cosas de las familias luego de que su hermano traicionara a la alianza y que, según lo que había escuchado, había preferido tomar el control de su vida sola y no había corrido en búsqueda de un matrimonio conveniente.

Qué envidia.

Había luchado, sobrevivido y ganado al parecer, se veía hermosa y cuando me saludé noté que era alguien fuerte y frágil a la vez, se veía pálida y noté que estaba nerviosa y podía entenderla, estar rodeada de toda esta gente era asfixiante.

-Mirae, ¿Quieres comer algo?- escuché la pregunta de Kangin que me hizo estremecer con algo parecido al placer. Su voz, ronca, viril era un bálsamo para mí. –No has comido nada desde la mañana.
-La verdad es que sí.- dije eso porque era verdad. No tenía ganas de estar ayunando por un hombre al que detestaba.
-Vamos- me tomó del codo con cuidado, como si fuese una porcelana fina. –Yerang también irá con nosotros, tenemos unos minutos antes de salir hacia el cementerio.
Simplemente asentí y me dejé llevar.
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El caos se había presentado de un momento a otro.
El terror se apoderó de mi cuando Kangin se puso pálido cuando contestó el teléfono. Los Park estaban atacando a la alianza en donde más dolía. Las familias.

Me desesperé al saber que habían atacado la casa, Youngmin estaba allí solo.- ¡tenemos que ir por Youngmin!- le grité a Kangin cuando esté ladraba órdenes a todos los hombres que estaban con nosotros.
-Han corrido hacia el cuarto de seguridad. – Me dijo intentando parecer calmado pero estaba desesperado y angustiado- ¡Yesung! – exclamó cuando vio a su segundo al mando entrar con el arma en la mano al salón donde las ordenes, los gritos y la gente corría intentando pensar con claridad. – toma a Yerang y sácala de aquí.
-¿No iré contigo?- preguntó Yerang mientras me agarraba de las manos, sumamente nerviosa.
-No... Tendrás que ir a una casa de seguridad, si permanecemos todos juntos será peligroso.

Yesung no dijo nada, miró a Yerang y asintió seriamente antes de tomarla de la mano y salir con ella mientras me miraba entre asustada y aterrada.

Me sentía igual.

-Mirae, debes ir con tu padre, él sabe a qué casa de seguridad...
-¡NO!- grité. –Iré contigo, necesito ver a Youngmin con mis propios ojos.
-Necesito saber que estas segura, me dijo tomándome de la mano, sacándome del salón pero me negaba a andar, casi me llevaba a rastras. –Como le dije a Yerang, no podemos permanecer juntos, no sabemos cómo van a seguir atacando.
-Ni tú ni nadie me van a separar de Youngmin.
¡No es tu hijo!- exclamó furioso y me estremecí, por instinto me cubrí la cabeza esperando un golpe pero todo lo que vi fue su consternación. –Mirae, ¿Creíste que te golpearía?
-Sé que no es mi hijo- dije ignorando su pregunta- pero es mi sobrino, lo único que tengo de Minhee...-dije lo más alto que podía sin gritar. El ruido era espantoso, los gritos, las ordenes...
-Está bien, pero si las cosas se ponen mal, irás donde se te indique. –dijo y en su mirada noté que seguía aturdido por mi reacción. Me tomó de la mano de una manera tan dulce que por un segundo olvidé mi preocupación.
Pero sólo un segundo.
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Cuando llegamos a la casa, la destrucción era palpable. Muebles, cortinas, parecía que hubiese pasado un tornado y mi corazón casi se detuvo al pensar en Youngmin, mi pobre niño...
-Abriré la habitación- dijo Kangin mientras asentía, eran muy pocos los que conocíamos la clave del cuarto de seguridad, se me hizo memorizarlo desde el primer día en que llegué a esta casa.

Cuando regresó, venía con Youngmin en sus brazos y extendí los míos cuando mi pequeño me obsequió una sonrisa. – ¡Tía Mirae!- dijo con su dulce voz de niño y me empapé de su olor.
Noté a la niñera que aparte de lo nerviosa que se veía, no se veía herida y a dos de los hombres de la seguridad. –Los cuatro estaban en la habitación.
-¿Y los demás?- fruncí el ceño, en esta casa habían cerca de veinte personas de seguridad, YoungHo era muy estricto sobre ello.
-Sólo ellos... -dijo Kangin en voz baja y entendí, no habían sobrevivido.

Habíamos tomado las cosas más esenciales y ahora estaba en casa de Kangin, la casa que había compartido con Minhee y que ahora era su "casa de soltero" mientras se hacía la limpieza en la casa de su padre. No podía llamarla mi casa, nunca la había sentido como tal.

Había intentado dormir, pero las pesadillas se hacían presentes. Comencé a soñar con YoungHo. Sueños grotescos donde me hacía daño, me golpeaba y me humillaba y me había despertado con el temor de que ahora que no estaba presente, viviría en mis sueños, atormentándome. Me puse de pie y decidí bajar a la cocina y tomar un vaso de leche o si me atrevía una copa de un licor fuerte.
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Kangin.

No podía dormir.

Había guardias custodiando su casa, había llegado media hora antes luego de evaluar los daños que se presentaron en algunos de los negocios. Habían asesinado a unas chicas de la casa de masajes que tenían cerca del puerto. Había quemado dos de sus casinos, y tres clubes que protegían habían sido atacados. Todo al mismo tiempo. Los hombres de la familia estaban entre asustados y deseosos de venganza. Había entrado en el apartamento de Yerang burlando la seguridad y amenazado con una nota en su cama que la próxima vez, su hermana sería tomada por los líderes de los Park en su cama.

Habían atacado la casa de su padre y la suya había salido limpia por el simple hecho de que no había nadie allí y Youngmin pasaba casi todo el tiempo con Mirae. Salió de la habitación de su hijo luego de verificar que el pequeño dormía de manera tranquila. Era lo único bueno que tenía en su vida y debía cuidarlo por encima de cualquier cosa.

Los Park lo pagarían.

Sintió ruidos abajo y aunque habían más hombres haciendo guardia que en cualquier otra noche, se puso en alerta creyendo que era un intruso. Por precaución tomó su arma y bajó de manera rápida pero silenciosa hacia la cocina.

Pero era Mirae.

Decidió que vigilaría sus movimientos un rato mientras guardaba su arma. No le gustaba la idea de que ella volviera a casa de su padre sola. Pero también estaba curioso y confundido. Ella se había mostrado fuerte cuando se negó a ir a una de las casas de seguridad, pero también se había mostrado aterrada cuando pensó que la iba a golpear.

Había tenido una ligera sospecha de que su padre la maltrataba, ahora no tenía dudas y sentía como se le revolvía la bilis al pensarlo.
Notó cuando ella lo vio porque pegó un brinco que casi le hace soltar el vaso de leche que llevaba en la mano.

-¿Qué haces aquí? – le preguntó Mirae tratando de recuperar la compostura.
- Sentí un ruido.
-Estoy bien, no podía dormir.
-¿Por todo lo de hoy?- le preguntó Kangin mientras ella asentía. - Siento haberte dicho de que no eres la madre de Youngmin. Lo has cuidado y querido todo este tiempo y te agradezco. Disculpa mis palabras.
-No hay problema, de verdad- le dijo ella con una pequeña sonrisa- Entiendo que estabas alterado. ¿Qué tal todo? Es muy tarde para que estés despierto.
-Todo está hecho un caos, me vine a casa porque no tenía más nada que hacer tan tarde, mañana a la luz del día podría pensar todo mejor.
-¿Qué pasará con el entierro de tu padre?
-Mañana en la mañana sucederá en privado, ya el funeral se llevó a cabo y como están las cosas. Cada familia sufrió un daño, no sé el alcance del ataque en los demás, es algo que sabré en la mañana.
-Entonces deberías irte a descansar.
-Espero a que te tomes tu vaso de leche- le dijo con una media sonrisa intentando verse de una manera tranquila.
-Vale-dijo ella antes de tomar su leche y dejar su vaso en el fregadero. –También debes descansar- agregó, quería preguntarle directamente si su padre la golpeaba, pero el momento había pasado y era mejor que al menos por esa noche ambos durmieran un poco.
-Que descanses Mirae.
-Gracias, que descanses tú también.

Kangin la miró mientras partía, era una jovencita dulce, que no entendía por qué su padre podría golpearla. Sabía que a su madre nunca la golpeó, ¿Entonces por qué a Mirae si?
Cuando Kangin alcanzó su bien deseado descanso, sólo pudo soñar con la sonrisa de la jovencita viuda de su padre. 

Sol de medianoche (4ta y última de la serie Amor en la mafia.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora