Capítulo 2

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"No es culpa de nadie,
No hay necesidad de hacer esto
Simplemente, ni estamos hechos el uno para el otro."

One more day / Sistar

Kangin.

Se había acomodado en su oficina con un vaso de soju y cerveza mientras repasaba lo que había pasado. Su padre se había casado, algo que no pensó que sucedería y con alguien tan joven como Mirae que era algo peor.
Su padre y madre se habían amado o eso le pareció a Kangin. Su madre Akina pertenecía a la familia Takahashi de Japón y había llegado junto a Michiko Akiyama en lo que se llamó las novias del crisantemo. Ambas habían llegado para ser las esposas de las dos familias de Busan en un negocio beneficioso para todos.
Akina había sido una mujer de salud débil toda su vida y había fallecido cuando Kangin tenía diez años, dejando a su padre sólo con la crianza de dos niños pequeños y la soledad de perder a una esposa querida. Aunque con los años Kangin supo que su padre había tenido amantes mientras estuvo casado, también sabía que se desvivía por cuidar de su esposa y no dejarla cuando ella lo necesitaba.

Kangin suspiró al pensar en su propia esposa. Minhee había sido la opción perfecta cuando su padre le planteó que se casara. Era muy joven y los jóvenes líderes de las otras familias –a excepción de Choi Siwon que estaba comprometido- no pensaban en matrimonio antes de disfrutar de su juventud. Pero su padre le había dicho que si se casaba pronto y le daba nietos tendría más poder dentro de la familia. Su padre era débil y delegaba muchos de los negocios así que él sabía que lo mejor que podía hacer era aceptar la idea de escoger una esposa

Y había escogido a Minhee.

Minhee era preciosa, toda una joya de la familia; educada, correcta, dulce, bella y virgen. La había conocido en casa de la mano derecha de su padre cuando ayudó a la pequeña Mirae y le había encantado. Pero durante los siete años de matrimonio no se habían enamorado. Él lo sabía, Minhee nunca le había fingido amor. Se respetaban, se apoyaban, él nunca le había sido infiel ya que odiaba la deslealtad y había estado con ella en cada perdida de embarazo a lo largo de los años, pero su corazón no latía desbocado cuando la veía, no sentía aquella pasión que debía sentir cuando estaba en su cama, ese deseo de estar con ella no era abrasador, más bien era tibio.

Minhee había sido una buena esposa y él no
tenía queja sobre ella. se había sentido mal cada vez que ella quedaba embarazada y cada embarazo perdido le dolía en una parte de su corazón, no era para nada indiferente de que Minhee estaba presionada para tener su hijo, hasta que Kangin decidió que debían tomar las cosas con calma. –Somos jóvenes, algún día sucederá- le había dicho mientras la abrazaba y al parecer ahora si iba a suceder.

El heredero del heredero nacería en 3 meses.

-No puedes dormir- La voz de Minhee interrumpió sus pensamientos
-Tú tampoco- le respondió Kangin antes de tomar el último trago de su vaso. –Deberías descansar.
-¿Podré?- le preguntó Minhee acercándose y sentándose en la silla que estaba frente a él. –Mirae esta noche se convirtió en tu madrastra.
-Tu hermana se casó con el líder de nuestra familia.
-¡Se casó con un hombre que tiene la edad para ser su padre!- exclamó molesta antes de bajar el rostro- es mi suegro, tu padre, el abuelo de nuestro hijo y el líder de nuestra familia. Pero mi hermana era muy joven para casarse.
-Tú te casaste a su misma edad- intentó mediar Kangin. No porque le hiciera gracia tener por madrastra una chica como Mirae, pero necesitaba tranquilizar a Minhee y evitar que hiciera esa clase de comentarios delante de alguien más, su padre no aceptaría ese tipo de comportamientos por parte de su nuera.
-Me casé contigo, es diferente. Tú eres sólo dos años mayor. Mirae es muy joven para tu padre, no tienen nada en común. La quiero y no poder hacer nada para evitar...
-Minhee... Sólo puedo decirte que mi padre no va a tratar mal a Mirae, es un hombre de palabra, la protegerá, cuidará y velará por su bienestar. Mirae te tiene a ti para saber cómo adaptarse a su nueva vida. –se acercó a ella y puso la manos en sus hombros- Te doy mi palabra que si ella necesita algo, lo que sea... Le ayudaremos.
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo, ahora a la cama.

Minhee sonrío como le gustaba a Kangin y ambos caminaron hacia su habitación.
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Un mes después...

Esta noche vendrían mis "hijastros" a cenar. Habíamos ido de luna de miel a Macao durante un mes y ahora era mi primera cena organizada como esposa.
Aparte de Kangin, mi marido tenía una hija llamada Yerang.
A Yerang la había visto muy poco desde que mi hermana se casó con Kangin. Estuvo casada con Kim Hansol, un hombre 15 años mayor que murió hace tres años de lo que se hablaba había sido una sobredosis. No me gustaban los chismes, pero hasta yo había notado que Yerang había florecido luego de la muerte de su esposo. Se veía hermosa, saludable y por qué no decirlo... Radiante.

Me había encargado de que todo estuviese listo a la hora que YoungHo me había indicado. Agradecía de mi madre su estricta conducta hacia como debía una esposa comportarse y de sus "deberes" ya que, aunque yo no tenía que encargarme personalmente de la limpieza o cocina, debía verificar que todo se hiciera a la perfección. YoungHo había sido muy claro que quería que dejara de vestirme con una adolescente y ahora tenía un closet con ropa escogida para verme como una esposa, un trofeo con maquillaje perfecto, cabello perfecto y sonrisa perfecta.

Así la idea de ver a Kangin me rompiera.

Había algo que no me dejaba tampoco estar tranquila, había una posibilidad de que estuviese embarazada. Mi regla era muy exacta y sucedió antes de la boda y este mes no había sucedido, quería pensar que era el estrés del nuevo hogar, el llevar la casa y convivir con YoungHo, pero también sentía mis pechos más sensibles y me despertaba un poco mareada. Traté por todos los medios contener mi cara de espanto cada vez que pensaba en la idea de ser madre ¿Eso era lo que me esperaba? ¿Tener hijos sin desearlos? ¿Envejecer rápidamente con un embarazo tras otro? No quería ni pensarlo. Había intentado tomar anticonceptivos pero no podía salir de casa sin la compañía de mis guardaespaldas y YoungHo se puso furioso en día en que le insinué que aún no quería tener hijos.

-¡Padre!- la voz de Yerang puso fin a mis divagaciones mientras la veía sonreírle a su padre y este le devolvía el saludo.
-Mi muñequita, preciosa como siempre- le dijo su padre con orgullo. Le sonreí a Yerang como saludo y ella me devolvió la sonrisa. –Espero que esta noche pueda convencerte de que vuelvas a esta casa.
-No sucederá padre, me gusta mi independencia- le dijo poniendo los ojos en blanco, creo que era la única que se atrevía a hacerle eso al jefe.
-Buenas noches- la voz de Kangin nos saludó, estaba junto a Minhee y no pude evitar correr a abrazarla, hacía demasiado que no la veía.
-¿Cómo estás?- me preguntó en voz baja
-estoy bien- le dije también en voz baja con una pequeña sonrisa. Bajé los ojos cuando vi a Kangin a su lado.
-Buenas noches Mirae
-Buenas noches- estaba tan guapo allí de pie, al lado de mi muy embarazada hermana, que sentí envidia.

Pasamos a la sala de estar mientras se terminaban de dar los últimos toques de la cena- ¿Cómo está mi nieto? – Preguntó YoungHo –Estoy ansioso.

-Está creciendo bien suegro- le dijo Minhee con una sonrisa- tuve un chequeo hace unos días y todo está perfecto con él.
-Espero que no sea mi único nieto- dijo mirando a Yerang –Deseo tener la casa llena de niños para malcriar.

Temblé de sólo pensar que podría estar embarazada.

-Debiste casarte entonces hace años padre- le dijo Kangin y yo pensé que su padre tal vez lo confrontaría, pero este sólo rió.
-Si lo hubiese hecho, me hubiese perdido el placer de tener a Mirae como mi esposa. –Yerang sólo miró a su padre de una manera que no supe interpretar, Minhee frunció el ceño y Kangin miró indiferente. –Vamos a cenar- dijo cuando vio a la asistenta poner la mesa.

Caminé con ellos, pero en el momento en que el olor de la comida me llegó, tuve que correr al baño. Vomité hasta que sentía que me dolía y mis lágrimas se hicieron presentes, estaba embarazada, lo sabía.

-¿Estás bien Mirae?- me preguntó Minhee desde afuera, me puse de pie pero me maree.
Al despertar estaba en mi habitación, al poco tiempo, un medico había entrado y respondí sus preguntas. Me dio una prueba de farmacia que marcó positiva y aunque él quería realizar otra prueba, yo le confirmé las sospechas. YoungHo estaba de pie en una esquina mirándome con una expresión que entendí como felicidad.
-¿Te sientes mejor?-le preguntó Minhee con su amabilidad acostumbrada luego de que el medico se fuera.
-Estoy bien.
-Nos asustaste, estuviste mucho tiempo inconsciente.

Le lancé una mirada de reojo a YoungHo, que parecía iba a desmayar de la felicidad, pero me estaba dando tiempo para compartirlo con mi hermana.
-Los dejaremos solos para que hablen- dijo Minhee- llámame mañana.-me pidió y yo asentí.
Una vez solos, me senté en la cama, no queriendo permanecer acostada delante de mi esposo, pero sin atreverme a levantarme puesto que aún me sentía muy mareada. YoungHo se sentó a mi lado, gentilmente levantó mi rostro hacía él para que lo mirara a la cara.
- ¿Te sientes mejor, amor mío?-preguntó con suavidad.
-Aún estoy un poco mareada- respondí.
-Estoy muy complacido con tu embarazo, me hace sentir muy feliz la idea de tener un bebé contigo. Quiero que descanses, que te alimentes muy bien. Mañana iremos al médico para que te realicen todos los chequeos que necesites. Hoy dormiré en la otra habitación para que mis ronquidos no te molesten. –dijo antes de poner un beso en mi frente y retirarse.

Sentía una maraña de emociones dentro de mí, sabía que amaría a mi hijo, pero ahora estaba más atada a YoungHo, esperaba que una vez embarazada dejara de recibir sus atenciones y se consiguiera una amante.

Ojalá. 

Sol de medianoche (4ta y última de la serie Amor en la mafia.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora