Jordán.
Me siento en el suelo quitando mi camisa blanca que está llena de sudor, coloco la camisa al lado mío y cojo la botella de agua fría para refrescar mi garganta.
Mientras descanso en el suelo decido a observar a los otros chicos que están jugando baloncesto, Christian es bueno jugando, bueno en realidad nosotros dos. Los otros saben, pero cada vez van aprendiendo.
Para la otra semana tenemos un juego que es con los de Chester y nosotros que somos los red bidel.
Ya mismo me tengo que ir ya que pronto tengo que ir a buscar a Daisy para la feria, pero primero llego a casa me doy una ducha, me alisto y la busco. Me levanto del suelo colocando mi camisa en el hombro para ya irme.
-Nos vemos. -les dije a los demás ellos asintieron y siguieron jugando.
-
Ya estoy al frente de la casa de Daisy apunto de tocar la puerta, le escribí que ya se alistara porque pronto llegare, el pronto fue que llegue sumamente rápido pensaba que iba lento conduciendo, pero no creo que fue así.
Golpeo la puerta tres veces con mis nudillos y la abrí rápido, parece que salió de su cuarto corriendo para abrir la puerta.
Ella esta vestida con un traje casual con unos zapatos, su cabello castaño que es medio raro ya que se ve como rubio y rojo múltiples de colores.
-Estas bonita. ¿Ya nos podemos ir? - agacho la cabeza ya que se sonrojo.
-Si. -murmuro ella saliendo para cerrar la puerta detrás de ella.
Mis manos empezaron a sudar las froto en mi pantalón para secarlas. Me monto en el auto, no le abrí la puerta, como me coloque muy nervioso pues se me olvido y tampoco soy esa clase de persona que te abre la puerta.
En el trayecto solo hay un silencio, me quiero tirar del auto y que me arrollen. No puedo con esto ¿Por qué demonios la invite para la feria? ¿Qué me sucedía? Y ¿Por qué demonios estoy nervioso?
Miro rápidamente a Daisy quien parece que esta metida en sus propios pensamientos.
Freno de cantazo colocando mi brazo a Daisy para que no tuviera que echar hacia al frente de cantazo por el frenazo ya que un carro se metió en el medio.
- ¿Estas bien? - ella asiente.
- ¿Y tú? - pregunto bien bajito casi audible.
-Si.
Me estaciono y nos bajamos del auto.
- ¿En cuál nos metemos primero?
Ella me mira con un poco de miedo haciendo que yo suelte una risa—No se.
-Bueno comenzaremos de pasable a más peor que ¿dices algodoncito? - ella suspira profundamente parece que hubiera cogido todo el oxigeno de todo el mundo para luego soltarlo.
-Deja de decirme así. - dijo entre diente apretando los puños.
-No te enoje algodoncito enojarse es malo—me coloco detrás de ellas para poner mi mano arriba de su cabeza como si fuera asombroso para que lo que le diré—Sonríe a la vida algodoncito.
Ella piensa en que decirme—A veces te detesto tanto que me dan ganas de meterte un puñetazo.
Me encojo de hombro—Lo sé.
Nos colocaron las pulseras para poder entrar en todo.
-No vamos para la caja de muerto, pero tu serás la primera ya que eres mi invitada. - ella entre abre la boca.
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Debajo de mis zapatos PAUSADA
Novela JuvenilBueno esto sonará demasiado estupido pero... Bueno debajo de mis zapatos encontré un papelito amarillo con un número de teléfono y su nombre, ¿a quien se le ocurre hacer eso? Y ¿como llego eso ahí debajo de mis zapatos? Es una muy buena pregunta...