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Soojin no podía dormir, y esta vez no fue por sus pensamientos. O tal vez lo fue, después de todo, estaba imaginando a Shuhua, por lo que podría considerarse un pensamiento. De cualquier manera, ella no estaba aquí para debatir si querer besar a Shuhua era un pensamiento o no, estaba aquí para dormir. Pero cuando Shuhua entró en su mente, eso parecía muy poco probable.
Todavía podía sentir las yemas de los dedos del ángel alcanzar y explorar su cuerpo. Habían estado tan cerca. Tan cerca, que Soojin prácticamente podía sentir lo que Shuhua había planeado hacer. »No puedes tener sexo con ella« Dijo la voz, de repente.
«Por qué no» pensó Soojin.
Podía escuchar la voz que sonaba igual que su risa, »ella no sabe de ti, estaría mal« Los ojos de Soojin se abrieron, cuando había estado en el momento en que no había pensado en eso. Estaba mal, ¿no? ¿Pero a Soojin le importaba? Esa era la pregunta. Lo hacía, se dio cuenta de repente, sintiendo que su corazón se calentaba ante la idea. Era extraño sentir algo cuando no estaba persiguiendo su propósito, aquel cuyo listón siempre subía. Haciéndola saltar más y más alto, la caída siempre siendo la peor. Tal vez era hora de que algo bueno llenara su vida. Algo perfecto.
Debería decirle, pensó Soojin.
Realmente debería.
La idea la asustó, esta era la primera persona a la que había querido de verdad. Incluso si ella se hubiera dado cuenta, después de todo, no necesitas saber que amas a alguien para amarle. Y nada comparado con ese amor, que tal si lo perdiera. Si ella no tuviera a Shuhua, ¿quién quedaría? ¿Soyeon? ¿Yuqi? Era reconfortante tener cerca a las dos demonios, una tradición, una normalidad, pero ella las amaba. Tal vez un poco, pero no era nada comparado con lo que sentía por la chica más joven. Nada.
El corazón de Soojin se hundió al pensar que Shuhua la dejaría. Todas siempre lo hacían, y ella tenía que sentarse y mirar, sin poder detenerles. Sus padres la habían dejado, ella había tenido el placer de nacer de un demonio cuyo propósito era el abandono, y que en general era solo un imbécil. Ella no los había visto desde que tenía alrededor de 10 años, apenas podía recordarlos.
»Si esperas lo suficiente, también la olvidarás« se burló la voz, pero Soojin no quería olvidar a Shuhua en lo mas minimo.
Por primera vez en mucho tiempo silenció la voz, con absoluta determinación le diría a Shuhua y haría que se quedara. Ella haría lo que fuera necesario.
No importa qué.
Soojin miró al suelo, su corazón latía aún más rápido que cuando se había besado con Shuhua. La preocupación la llenó y fluyó a través de ella, no estaba acostumbrada a la sensación. Nunca había tenido a nadie de quien preocuparse. Trató de reducir la velocidad de su respiración, tomando bocanadas de aire superficiales, pero no calmó su acelerado corazón. Podía escuchar la sangre bombeando a través de sus oídos, el sonido era ensordecedor.
