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Soojin miró a la chica debajo de ella.
ーShuhuaー. Susurró, inclinándose para presionar sus labios rojo sangre con los pálidos. Podía sentir el aliento de Shuhua y escuchar los latidos de su corazón.
Soojin pasó los dedos por el cabello de su compañera de cuarto, observando cómo la chica gemía en su boca. ーShhhー Dijo Soojin, arrastrando lentamente su uña roja sobre los labios ajenos mientras se sentaba. Se quedó mirando el cuerpo desordenado de la chica, la vista le hizo desear volver y besarla hasta dejarla sin sentido. Y como Soojin tenía poco control de los impulsos, lo hizo.
O lo habría hecho si un fuerte ruido no la despertara.
El marco generalmente sereno de Soojin estaba cubierto de sudor mientras respiraba con dificultad. Ese sueño, seguro que había tenido otros antes, pero nunca la habían afectado así. Algo sobre la prohibición del ángel la atrajo, pero algo más la hizo quedarse.
Soojin no sabía qué.
Se aclaró la garganta, recomponiéndose. El sudor se evaporó de su cuerpo en un instante, mientras alisaba su cabello perfecto. Se miró en el espejo junto a su cama. Lo mejor de ser un demonio era que sus labios siempre estaban tan rojos como la sangre. Brillante. Nunca usaba lápiz labial, aunque parecía que lo hacía. Cuando Soojin estuvo segura de que se veía normal, se recostó, preguntándose si debería volver al sueño.
«Solo estoy ansiosa por ganar el juego» pensó Soojin, «eso es todo»
Sin embargo, una parte de ella sabía que era una mentira, pero Soojin se había acostumbrado a estar distante de sus sentimientos. Se sentía bastante extraño sentir que su corazón se aceleraba y sus mejillas se sonrojaban. Soojin frunció el ceño, el ángel debió haber estado usando magia en ella para tratar de que ella también la quisiera. Sí, eso fue todo. Magia.
Soojin se puso de pie y corrió hacia la puerta sin estar de humor para hablar con Shuhua. Sabía que debería hacerlo si quería que el juego transcurriera sin problemas, pero estaba enfadada.
Odiaba no tener el control de sus sentimientos, o en realidad, solo en general. Tal vez por eso manipuló a todas esas chicas. Le encantaba montar el subidón que sentía cuando se engañaba a sí misma pensando que tenía el control. Era diferente a cualquier otra cosa, ninguna droga podía compararse con cómo la hacía sentir el control. No es que las drogas funcionaran bien en seres míticos, siempre era menos fuerte para ellos. De cualquier manera el control fue pura euforia. La seducción dominó ese control, usándolo de la mejor manera que sabía. Control y experiencia. Así lo había hecho siempre.
Entonces, ¿por qué se sintió casi tan drogada cuando pensó en el sueño de antes?
하늘
Shuhua estaba triste. No tenía clases y Soojin se había ido. Siendo un ángel, sintió esta frustración diez veces mayor. Se sentó en la sala de estar, viendo la televisión, tratando de distraerse.
