ᵘᶰᵒ
Los brillantes pero escasos rayos de la luz del sol se colaron por las delgadas cortinas de las ventanas; en un lugar frío como Berk, donde la niebla frígida cubre las tierras fértiles de la claridad del día, apenas y es posible encontrar algo más allá del cielo grisáceo. Un nuevo día comenzaba, un día con nubes oscuras que anunciaban la llegada del invierno.
Terribles terrores gruñían su dulce melodía matutina, siendo el despertador que todo vikingo necesita para abrir los ojos con una sonrisa. Aunque no era una buena época, desafortunadamente, el frío azotaba puertas y ventanas de las hogareñas casas de los aldeanos, y por supuesto, no solo los afectaba a ellos, sino a sus amigos alados. Este día no sería el más helado de todo el invierno, era solo el comienzo, el día más cálido de la estación.
Chimuelo seguía dormido, durante estas épocas del año, los dragones preferían conservar su energía en lugares cálidos, algunos pocos incluso, habían comenzado con su inusual ciclo de hibernación —contados dragones experimentaban dicho estado de letargo—, el resto simplemente disminuyó sus actividades, se volvieron algo lentos, eran fechas serenas para la mayoría. Las dos orejas del dragón se levantaron, estaba algo hambriento, y buscaba algún ruido que indicara que alguien en aquella casa tuviese la misma sensación de un vacío en el estómago. Levantó la cabeza, los pasos apresurados de su amigo humano impactando contra el suelo de madera, lo hicieron levantarse de su cama (un trozo alargado de piedra basáltica).
Hiccup era el jefe, y su deber como líder era proteger a su pueblo, pero ahora se enfrentaba a un enemigo mortal y aterrador: el invierno. Era común que se saltara horas de sueño solo para trabajar, e increíblemente las ojeras no se le notaban tanto como en otras ocasiones. El dragón caminó hacia su dirección, estaba la chimenea, la mesa del comedor que, en lugar de tener comida, estaba repleta de papeles arrugados, otros planos con garabatos, cartas, herramientas, quizá algún vaso con agua que desde hacía unas horas se había vaciado, y lápices de carboncillo sin punta, demasiado pequeños para poder ser usados.
Hiccup estaba demasiado concentrado, con la misma expresión de siempre; cejas fruncidas, ojos verdosos indescifrables y profundos, una sola comisura de sus labios estirada ligeramente hacia un lado, y la cereza del pastel, el masaje de sus dedos en el puente de su nariz cuando se desesperaba por no encontrar una solución a su problema. Chimuelo sabía lo que significaba esa cara, era un fuerte y claro: El dolor de cabeza me matará antes de que se me ocurra algo útil. ¿Quién era ese dragón para intervenir en la desgracia ajena? Su estómago gruñó, y la respuesta llegó por sí sola. Él era un dragón hambriento, que empujó el costado del castaño con su cabeza, mientras gruñía ligeramente.
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❝ Berk's archivologist fell in Love ❞ © ❱ Hiccup Haddock x Male!Reader.
Fanfic𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄𝐍𝐀𝐑 𝐀 𝐓𝐔 𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍 | ❝ Un adicto al arte de las letras, quien para rematar está fielmente casado con el trabajo y las noches en vela, termina sufriendo un enamoramiento impredecible que frustra sus planes de laborar hasta...