𝕟𝕦𝕖𝕧𝕠 𝕪 𝕖𝕩𝕥𝕣𝕒𝕟̃𝕠 (𝚛𝚊𝚍𝚒𝚘𝚍𝚞𝚜𝚝)

𝚙𝚛𝚎𝚘𝚌𝚞𝚙𝚊𝚌𝚒𝚘́𝚗

Alastor se sentó en la recepción, tamborileando con los dedos con impaciencia. Le dio a cualquiera que hablara con él, ya fuera el personal del hotel, su madre o un huésped del hotel, una respuesta contundente a una pregunta

— Estoy ocupado — Estaba esperando a Angel. 

Alastor había querido preguntarle a Angel si le gustaría pasar tiempo con él, pero no había visto a la araña en todo el día, así que se sentó en la recepción, esperando. 

No podía entender por qué una parte de él estaba tan ansiosa por ver a la araña, lo veía casi todos los días, pero esta vez se sentía diferente.  Alastor estaba tan absorto en sus propios pensamientos que no se dio cuenta de que Charlie, Mimzy y su madre estaban en un rincón lejano, susurrando y con miradas de preocupación.

— ¿Así que ha estado ahí todo el día– Preguntó Mimzy, frunciendo el ceño. 

Charlie había decidido llamarla después de que Alastor se hubiera sentado al escritorio durante unas cuatro horas. 

Mimzy era una de las pocas personas realmente cercanas a Alastor.

— Temo que sí. — Elizabeth respondió, sus manos moviéndose nerviosamente. 

Odiaba que Alastor no le hablara.  Elizabeth se dio cuenta de que su hijo estaba preocupado.

— No nos habla, ni siquiera nos mira. Simplemente se sienta allí, tamborileando con los dedos y mirando la entrada principal como si algo importante estuviera a punto de suceder — Charlie se mordió el labio inferior, temiendo que Alastor estuviera enojado y esperando al demonio que lo había hecho enojar.

— Déjame intentar hablar con él. –  Mimzy trató de hablar de manera reconfortante, pero su duda la atravesó. 

Ella puso una cara severa y caminó hacia donde estaba sentado Alastor.

— Alastor — Mimzy se cruzó de brazos y lo miró fijamente.

— Estoy ocupado. — Alastor dijo sin rodeos, su mirada fija desde la puerta principal.

— ¡Alastor! — La voz de Mimzy era un poco más firme cuando menciono su nombre. 

Los ojos de Alastor se posaron sobre el demonio más bajo, ensanchándose ligeramente.

— ¡Mimzy querida! Mis más profundas disculpas, no me había dado cuenta de que eras tú. —  Aunque Alastor ahora la estaba mirando, Mimzy podía ver cómo sus ojos cambiaban continuamente entre ella y la puerta.

— Charlie y tu mamá me llamaron porque estaban preocupadas por ti. ¿Por qué has estado sentada aquí todo el día? — La pregunta tomó a Alastor con la guardia baja, lo que lo hizo detenerse por un momento antes de redactar cuidadosamente su respuesta.

— Estoy esperando a alguien. —  Alastor volvió a mirar por encima de ella para comprobar la puerta.

— ¿A quién estás esperando? — Mimzy fue respondida con silencio.  Después de unos momentos más, Mimzy hizo una conjetura.

— Hay una persona que no he visto todavía. ¿Estás esperando a Angel? — Eso tuvo una reacción. 

Alastor rastrilla la madera lisa, produciendo un chillido horrible y dejando cuatro profundas marcas de arañazos.

— ¿Eso no te incumbe? — Alastor preguntó a la defensiva. 

Sus manos se movieron para descansar ordenadamente en su regazo mientras mantenía su actitud fría habitual.