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Hisoka tiene una forma de andar peculiar, camina con seguridad en cada paso, mueve los hombros al caminar también las caderas, siempre con la cabeza alta.
Tiene esa forma de hablar tan peculiar como si todo fuera una buena broma, como si nada pasará.
Hisoka es peculiar en todos los sentidos de esa misma palabra, Alec está un noventa y tres seguro que esa palabra fue creada para describirlo a el "peculiar" "extravagante" "egocéntrico" "narcisista" la lista de palabras podria seguir pero no tiene ganas de seguír pensado en su amigo.

Muchos dirían que Alec estaba obsesionado, y eso es cierto, pero en el fondo no es su culpa, no es culpa de un niño de 7 años que esa persona especial ocupe el 100% de su mente.
Alec siente una profunda admiración y compromiso, Hisoka le crió, le debe la vida. El suele esconder esos pensamientos del conocimiento de Hisoka, su ego ya es lo siguiente grande, si lo alimentará con ese tipo de pensamientos, muy posiblemente le sería imposible tratar con su compañero.

Unos inconfundibles y preciosos ojos azules y una suave cabellera rubia, esos rasgos se habían echo conocidos por todo el pueblo, el niño huérfano, adoptado una de las mujeres y compañero de Hisoka. Ese niño andaba tranquilamente por una acera que no aparentaba serlo por culpa de lo rota y desgastada que estaba.
Su andar era despreocupado, ligero, poético, era capaz de embelesar ha la mas dura de las personas.

Ese andar lo llevaba directo ha una casa. La casa donde vivía hospedado por ya más de 7 años. En medio del pueblo ha las afueras de la gran ciudad.
-Llegas tarde- Una voz cortante y seca le recibe -Que demios has estado haciendo todo este tiempo?-
-Nada señora, solo estaba pasando-

-No te atrevas ha mentirme- levanta su afila barbilla al decir esa oración -Se que te pasas el día detrás de ese niño-

-Ahora me pondré ha hacer mis tareas, siento el retraso señora-
Con esa oración se despide educadamente. No quiere problemas y menos con la mujer que lo alimenta y le ofrece hogar.

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Un día hermoso parecía estar asomandose, Hisoka y Alec dos jóvenes sin nada interesante que hacer estaban como siempre aburridos en algún rincón perdió.
-Cual es tu mayor sueño?♡-
-A que te refieres..?- El viento acariciaba suavemente sus rostros.
-Pues ha eso, que piensas hacer ? En qué sueñas ?♡- Una sonrisa pícara muy característica de Hisoka acompañaba esa pregunta.
-No deseo morir, tener sueños me llevara ha la muerte- Esa expresión seria y aunque un poco cariñosa tan característica de Alec.

-Puffff, que pesimista♡-
-Acaso tu tienes sueños?- La risa cálida de Hisoka se escucha gustó después de que suelte esa pregunta, no puede evitar fruncír el entrecejo ¿Porque se ríe ?
-Quiero salir de este lugar, llevarme ha mi madre lejos♡-
Ese comentario sorprendió notablemente a Alec, ¿en verdad ese era su sueño? ¿El soñaba con escapar?

Hisoka observó la cara de su compañero parecía no entender nada, no puedo evitar que se le escapara una carcajada sincera.
-Porque demonios te ríes Hisoka?-
La mano de Hisoka acarició la cabeza de su amigo, en verdad no podía evitarlo.
Se le hizo aún más complicado apartar la mano cuando el menor frunció las cejas y le miró con esos profundos ojos azules, con una duda evidente en ellos.
En verdad amaba molestar ha su amigo.

-Te importaría parar, me pones nervioso- Una expresión de enfado por parte de Alec acompaña esa oración, como podía ser posible que ha Hisoka le divertirá tanto molestar ha esa persona?
-Porque me lo preguntas? Sabes que no pararé ♡-
Un golpe certero en el abdomen de Hisoka, solo eso detiene el moviendo de la mano del mayor.
El golpe obviamente dado por Alec provocó que cállese al suelo.
Hisoka no perdería, en un movimiento agarró la pierna de Alec para hacerlo caer.

Y así inicio una pelea que duro un par de horas, el resultado final como siempre fue la renuncia de Alec por pereza de seguir y la felicidad de Hisoka por haber ganado.
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Fuera de ese mundo extraño de ellos, un grupo de personas se dirigían ha una casa medio abandonada con una puerta echa mierda y con un olor de substancias y alcohol proveniente de ella.

La deuda debía ser pagada aunque fuera con sangre, todo el mundo sabia eso, pero nadie esperaba que fuera esa noche, ni ese día, ni ha esa hora.

El mundo no era perfecto, pero la mínima felicidad que podía existir dejo de hacerlo cuando Hisoka al volver ha casa se encontró con una escena que prefería olvidar.

Hombres, muchos hombres, hombres fuertes proporcionándole una paliza bien merecida ha su padre, pero también estaban pegando ha la única luz en su vida, su madre.
No puedo soportar eso, porque golpeaban ha su inocente madre ?
Obviamente interfirió en ese acto, pegando un puñetazo ha uno de los muchos hombres.
La paliza fue dirigida también ha el. ¿Porque? ¿Porque no podía hacer nada ? ¿Que demios pasaba, porque no estaba ganando?

-Ah, claro - uno de los muchos pensamientos que circulaban por su mente le dio la repuesta ha esas dudas. Es porque soy débil, claro era eso, es débil, debe ser fuerte, ser el más fuerte.
Si es fuerte nadie le hará daño, si es fuerte siempre ganará, si es fuerte podrá ser el mejor.

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972 Palabras, estoy orgulloso.

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El Amor Nos Hacé Débiles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora