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Si Alec pudiera hablar hubiera dicho -¿Qué quieres? ¿Quién eres?- Y un montón de preguntas más, dirigidas a el niño que lo miraba de aquélla forma, como si quisieran devorarlo.
El realmente no entendía qué demonios ocurrirá, tenía exactamente 7 horas de vida, y ya era huérfano, pobre, y tenía una persona obsesionada con él.
Hisoka le observaba embelesado, y Alec simplemente le miraba, no veía nada, los niños de esa edad no perciben bien la realidad. La mano de Hisoka acariciaba la suave cara del niño, esa piel tan perfecta que solo los recién nacidos tienen. Se estaba planteando comérselo.
Después de todo parecía un bollito.

La gente del pueblo observaban la escena particular, Hisoka era uno de los pocos niños del pueblo, la mayoría morían antes de esa edad o simplemente no nacían.
Era hijo de un padre y una madre que no se querían, la madre estaba loca y el padre vivía entre las drogas, las apuestas y el alcohol, aun así el niño parecía aceptablemente humano, fuera de sus manías. No era un pueblo cariñoso pero entre ellos todos se conocían.
La disputa por saber qué hacer con el niño aún seguía, la señora Ávila se había ofrecido a acogerlo en su casa, aún así muchas personas proponían ideas "buscar a el padre" "ignorar que lo habían encontrado".
A Hisoka le parecía cómico, trataban a esa cosa como un perro, era un bebé, ¿no?
Su mente joven no lograba entender porqué había tanto problema en ese niño, no es como si necesitará mucha comida, es muy pequeño, y podría estar con él, ¿no? Seguro serían grandes amigos.
-Los adultos y sus
complicaciones♡- Fue un susurro dirigido únicamente al bebé delante suyo -Porque se complican tanto?♡- Jugaba con los deditos de Alec, eran realmente suaves y pequeños.

La gente del pueblo revisó a la madre del infante, May Amery, prostituta, imposible localizar al padre, nada de dinero ni pertenencias, seguramente vino a este rincón olvidado en busca de refugio para dar a luz.
La posibilidad de encontrar a el padre se extinguió. Y solo quedó la propuesta de la señora Ávila.
De esta forma la custodia del joven Alec Amery fue dada a una mujer del pueblo.

Esa mujer tenía ya muchos niños acogidos, a cambio de trabajo por parte del niño en el futuro lo aceptó cuidar.
A Hisoka la decisión le pareció correcta, podría seguir disfrutando de la compañía de ese infeliz bebé.
La rutina del pueblo regresó. El nuevo habitante no daba problemas, era un niño tranquilo, no lloraba demasiado y no exigía demasiados cuidados. Por otra parte Hisoka no se despegaba, aquel pequeño ser era ahora su bebé, él mismo lo había dictado así. Nadie objetó nada.

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Este cap es más corto, pero tengo pensado actualizarlo más pronto.

El Amor Nos Hacé Débiles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora