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☆彡 kim:Seungkwan, deja de ignorar mis mensajes 12:03 pm

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☆彡 kim:
Seungkwan, deja de ignorar mis mensajes
12:03 pm

☆彡 kim:
Desde que lo del concierto no me has hablado ni una sola vez :(
12:16 pm

☆彡 kim:
En verdad me gustaría que habláramos
12:22 pm

☆彡 kim:
¿Estás enojado?
12:32 pm

☆彡 kim:
Boo Seungkwan, hazme caso :(
12:45 pm

☆彡 kim:
Si no me respondes en dos horas iré a tu apartamento y me quedaré ahí hasta ver tu bonita cara
12:58 pm

☆彡 kim:
Seungkwaaaaan :(
01:17 pm

Dicho y hecho Mingyu apareció en el departamento de Seungkwan en cuanto su turno en la cafetería terminó, incluso antes ya que, después de rogarle a Seokmin dejarlo salir un poco temprano, el mayor había aceptado cuando Jun se puso de su lado y mi...

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Dicho y hecho Mingyu apareció en el departamento de Seungkwan en cuanto su turno en la cafetería terminó, incluso antes ya que, después de rogarle a Seokmin dejarlo salir un poco temprano, el mayor había aceptado cuando Jun se puso de su lado y miró a su jefe con ojitos de minino.

Tocó la puerta tres veces encontrándose con nada más que un silencio espectral del otro lado de los muros. ¿Por qué el menor insistía con ignorarlo? Quizá estuviera enfadado, todo lo contrario a lo que Mingyu sentía. El castaño estaba incluso emocionado de haber conocido a Seungkwan desde aquel mensaje a media noche con destinatario a un número desconocido.

—¡Seungkwan, abre la puerta o juro que yo mismo la tiraré! —exclamó pegando su oído a aquella tabla.

Silencio. Absolutamente ni un sólo ruido escapó del otro lado ante la amenaza.

Mingyu observó la madera frente a él como su peor enemigo y su puño se volvió a alzar para seguir insistiendo. No alcanzó a hacer contacto con aquella superficie cuando una voz rompió la calma de manera abrupta.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Seungkwan mientras ladeaba ligeramente la cabeza. Sus brazos llevaban un par de bolsas de papel aprisionadas y su frente brillaba ligeramente por las pequeñas gotitas de sudor que se habían acumulado debido a su larga caminata.

—¿No estabas en casa? —confundido, Mingyu tomó un par de las bolsas mientras Seungkwan abría el departamento con su llave.

—Claro que no estaba. ¿No es obvio? Tuve que hacer las compras de la semana porque perdí una apuesta con Hansol —chilló entrando al lugar y dejando las cosas en la cocina, seguido del moreno.

Hansol. Mingyu recordó todas las veces que Boo se había referido así a Vernon y deseó haberle preguntado su nombre completo al americano la primera vez que tuvo la oportunidad.

—¿Por qué has estado ignorando todos mis mensajes? —Mingyu abultó su labio inferior mientras ayudaba al menor recogiendo las compras y guardando todo en su lugar.

—¿De qué estás hablando? —Seungkwan se dejó caer sobre el sofá después de recoger todo y suspiró aliviado de poder sentarse por primera vez en el día.

Mingyu hizo una mueca indignada y se inclinó frente al menor, mostrándole la pantalla de su celular de forma acusatoria. —¡Esto!, no me has respondido ni una vez.

El rubio le arrebató el dispositivo y navegó por el chat abierto. Hizo una mueca al leer su nombre.

—¿"Boo"? —preguntó con las cejas fruncidas y en un puchero. —¿Por qué me guardaste así? ¡Suena terrible!

—¿Cómo se supone que debía haberte agendado si así te presentaste? —alegó Mingyu sentándose a su lado y cruzando los brazos.

Bueno, ese era un punto a su favor.

—Yo que sé. Al menos podrías haberme puesto un emoticón —se quejó el menor.

Mingyu no pudo contener su risa ante las mejillas abultadas de Seungkwan, quien repentinamente había notado su actuar y trataba de esconder su cara entre sus manos.

—Esto es tan vergonzoso —murmuró con eco debido a que sus palmas se negaban a mostrar su sonrosado rostro.

Mingyu de pronto se acuclilló frente al rubio y lo obligó a bajar sus manos. Seungkwan desvió la mirada de inmediato, evadiendo los ojos brillantes del más alto.

—Yo creo que es genial. ¡Fue cómo conocernos dos veces!

—No puedo creer que todo este tiempo hayas sido siempre tú —soltó Seungkwan repentinamente.

Los labios del mayor se curvaron en una leve sonrisa. —Kwannie, eres tan lindo —soltó. El rubio quiso morir en ese momento, ¿cómo alguien podía ser tan desvergonzado como para decir cosas así? —Pero eso no evitará que me indigne porque me hayas estado ignorando.

El ambiente se quebró de pronto cuando el castaño hizo un puchero y volvió a sentarse en la esquina contraria del sofá.

Las cejas de Seungkwan se encontraron en su entrecejo y entreabrió la boca buscando excusarse.

—¡No te estaba ignorando! —alegó.

—¡Claro que lo hacías! —contraatacó. —Te he dejado mensajes desde el fin de semana y ni siquiera los has visto —protestó.

Seungkwan mordió el interior de su mejilla mientras jugaba con sus manos sobre su regazo.

—Jun llevó mi celular a reparar porque se rompió la pantalla el sábado —murmuró.

Mingyu ladeó la cabeza. —¿Qué?

—¡Cuándo salías corriendo de tu casa y creí que te estaban asesinando! —recriminó.

—¿Estabas preocupado? —indagó el moreno con sus ojos de cachorro fijos sobre el menor.

—Claro que no —negó, pero sus mejillas hirvientes lo delataron ante los ojos de Mingyu.

Entonces el castaño se acercó a Seungkwan y entrelazó sus meñiques mientras sonreía. Y Seungkwan no se apartó.

le dedico el capítulo a mi solecito ( ˘ ³˘)

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le dedico el capítulo a mi solecito ( ˘ ³˘)

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