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—¿Puedes recoger a Chan después de su curso de verano?

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—¿Puedes recoger a Chan después de su curso de verano?

Mingyu escuchó la tranquila voz salir de la cocina de la cafetería. Sin poder evitarlo pegó la oreja a la puerta, un poco curioso. No se extrañó cuando Seokmin contestó, pues su jefe y el único empleado extranjero eran sospechosamente cercanos.

—Claro, ¿harás algo?

—Iré al departamento de los niños. La mamá de Vernon no deja de pedirme que los obligue a contestar el teléfono fijo cuando alguien les marque.

—¿Qué estamos haciendo? —cuestionó de pronto Soonyoung a Mingyu, copiando la postura del menor y pegándose a la delgada puerta.

—Definitivamente no estamos espiando —respondió el menor antes de que Seokmin abriera la puerta y los mirara a ambos con intriga.

—Creí que te habías ido ya, Mingyu. ¿No se pasó ya tu hora de salida? —cuestionó el coreano —No te pagaré horas extras —advirtió.

Jun se acercó a Seokmin por detrás para terminar posando su mano sobre su hombro y se rió de la escena. —Bueno, yo me voy ya.

—¿Yo también puedo irme ya? —interrumpió Hoshi alzando la mano y Seokmin negó.

—Prometiste tomar el turno hasta la noche hoy —dijo.

El de ojos pequeños bufó, lo había olvidado.

Seokmin se burló del mayor y revolvió sus cabellos antes de hacerse camino hacia el mostrador.

Mingyu logró interceptar a Jun antes de que saliera. —¿Podemos irnos juntos? —preguntó de pronto, terminado de doblar su mandil.

A pesar de su sorpresa por la iniciativa de su menor, no dudó en aceptar.

—¿Irás a casa? —indagó Jun después de caminar la primera cuadra.

El castaño negó. —Iré con Minghao, mi amigo —explicó. Junhui no tardó en asociar el nombre a aquel otro chico chino y pelirrojo con el que Mingyu siempre solía pasar el tiempo. —¿Entonces tú irás con Vernon?

—Si, al departamento de Vernon y Seungkwan —confirmó. Después frunció el ceño —. ¿Cómo sabes eso?

—¿Intuición? —dudó alzándose de hombros.

Jun se mordió el labio aguantando la risa. —Claro.

—Bueno, en realidad creo que Minghao está ocupado —inventó —. ¿Puedo acompañarte mejor?

—Supongo que no me acompañas para pasar tiempo conmigo —conjeturó mirando a ambos lados antes de cruzar la calle y tomó a Mingyu de la muñeca para asegurarse de que se diera prisa para atravesar.

Las orejas y las mejillas del alto se tiñeron de carmín y bajó la mirada hacia la acera caliente por el sol.

Jun sonrío ante la tierna reacción. —No tienes de que avergonzarte. Puedo ver que te agrada Seungkwan.

—Me gusta mucho —declaró olvidando la vergüenza —, aunque no estoy seguro de poder gustarle. Tú eres su amigo, ayúdame a conquistarlo, por favor —suplicó en un puchero.

El mayor apretó los labios. No podía hacer nada por su amigo porque, a su pesar, en todo lo que llevaba conociendo a Seungkwan el chico jamás había gustado de una persona que conociera.

—Es algo que tendrás que hacer solo—dijo —, ¡pero siempre te puedo dar apoyo moral!

A pesar de tener una copia de las llaves, Jun tocó el timbre del departamento por educación y por el intruso que lo acompañaba

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A pesar de tener una copia de las llaves, Jun tocó el timbre del departamento por educación y por el intruso que lo acompañaba.

Vernon no dudó en abrirle a Jun al ver su cara a través de la mirilla.

—¿Hola? —dudó al ver también a Mingyu entrando al lugar.

—Hola —saludó el más alto adelantándose al extranjero y extendiéndole la mano al menor —. Soy Mingyu, no nos habíamos presentado formalmente.

—Soy Vernon —correspondió medio desconfiado, ¿acaso estaba ahí para por fin exigir el pago de la lavandería de la camisa que le había arruinado Seungkwan?

—¿Dónde está Kwan? —Jun se asomó debajo de los sillones con prisa.

—¿Por qué buscas ahí? —preguntó confundido Mingyu.

—Es Seungkwan, nunca se sabe —defendió el mayor.

Vernon se cruzó de brazos y soltó un chasquido medio molesto.

—Me volvió a pedir acompañarlo y le volví a decir que no quería ir con él —expresó sin especificar nada más —, entonces me dijo que era un mal amigo y salió corriendo.

Jun suspiró desganado. Seungkwan incluso le había pedido a él acompañarlo al concierto del que tantas ganas tenía de ir, pero debido a su trabajo y a Chan le había tenido que dar una negativa al menor.

A pesar de sentirse una tercera rueda, Mingyu alzó la voz, intrigado.

—¿A dónde fue?

Vernon lo miró y parpadeó lento. —Probablemente esté en el parque a unas cuadras, no llevaba dinero y no creo que haya llegado muy lejos.

Mingyu no lo pensó dos veces antes de desaparecer por donde había venido. Vernon lo miró confundido pero después de la plática que Jun tuvo con Mingyu este no cuestionó la manera de actuar del menor.

—No preguntes —se adelantó Jun ante la mirada fija del castaño.

—No preguntes —se adelantó Jun ante la mirada fija del castaño

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Actualizar en lugar de hacer la tarea es mi pasión ₍ ..

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