Teach Me How To Love |LUKAGAMI| COMPLETA

05. A LITTLE SWEETNESS

Esa noche tuve un sueño muy extraño. Sentí unos brazos alrededor de mi cuerpo que me cargaban hacia algún lugar desconocido. Luego, el sonido de la carretera y una tenue visión de múltiples coches pasando a mi lado. Nuevamente esos brazos y ese cuerpo llevándome a algún sitio para después, encontrarme nuevamente sobre la cama.

Abrí los ojos despacio, demasiado despacio; algo afectada por la brillante luz que iluminaba mi habitación. Todo estaba tan... tranquilo. Las aves costeras le cantaban a la luz del sol, repitiendo una y otra vez su chillido melódico.

Un minuto. Yo no vivía cerca de la costa. Mi casa se ubicaba en pleno suburbio.

¡Allí no hay gaviotas!

Me levanté de repente, reincorporándome con brutalidad. Me di cuenta de que ese lugar no era mi habitación, y el lugar en donde segundos atrás dormía plácidamente no era mi cama. Miré por debajo de las sábanas y noté que estaba en ropa interior. Todas mis peores pesadillas se volvieron realidad.

Me llevé la mano a la boca para cubrírmela antes de comenzar a llorar. Muchos recuerdos llegaban a mi mente, pero ninguno explicaba el por qué de mi aparición repentina en un lugar completamente desconocido. Mi mente me jugaba trucos sucios, mezclando la realidad con la ficción. No entendía nada y la desesperación se apoderó de mí.

Mi ropa no estaba por ningún lado, ni si quiera mi teléfono o mi collar. Lo había perdido todo, hasta mis preciados tacones negros diseñados s mano por Marinette, el unico recuerdo tangible que conservo de ella.

Unas llaves, un cerrojo cediendo y una puerta abriéndose desviaron mi atención hacia el pasillo. ¿Quién era? ¿Por qué me había traído a su casa? Sea quien sea la persona que apareciera a través de la puerta de la habitación tendría que responder muchas preguntas. Unos pesados pasos resonaron por el pasillo, pero se hicieron más ligeros a medida que se acercaban a la puerta de la habitación. A continuación, la perilla giró con delicadeza, probablemente pensaba que aún seguía dormida; y para mi sorpresa allí, del otro lado de la puerta, apareció un rostro que no era simplemente familiar, sino un rostro que había estudiado y admirado miles de veces.

“¿S-señor Couffaine?” Pregunté atónita, confundida, asustada y asombrada a la vez. De todas las personas que me esperaba encontrar, él ni si quiera entraba en la lista.

“Veo que despertaste.” Comentó, en tono ¿enfurecido? ¿Estaba enfadado conmigo? Estaba perpleja, incapaz de decir una sola palabra. El recorrió la habitación y llegó hasta el ropero, en donde tras abrirlo y sacar una camiseta con el diseño de lo que parecía ser un cantante o una banda, me la arrojó literalmente a la cara. —“Debes tener frío.”

“¿Qué pasó anoche?” Pregunté. Inmediatamente me sonrojé. —“¿Nosotros...?”— No pude terminar mi pregunta.

“La verdadera pregunta es qué no pasó anoche.” Dijo, con aquel tono de reproche que me sabía de memoria, para luego sentarse al borde de la cama. —“Kagami, te encontré prácticamente desfallecida, semi desnuda y completamente ebria. ¿Sabes el peligro que corrías estando en ese estado en medio de una fiesta como esa?”— Ahora mi confusión era mayor. Según tenía entendido y hasta donde recordaba, el señor Couffaine no había ido a la fiesta.

“¿Disculpa?” Pregunté, aún sin entender.

“A eso de las cuatro de la mañana, luego de terminar una tesis para la Universidad, decidí pasar por la fiesta de Kim por lo menos por un rato.” Comenzó explicando él. —“Tan solo al llegar, vi cómo salías de la casa de Kim llorando y en... en ropa interior.”— Dijo, algo avergonzado. Notando esto, tomé la camiseta que me había arrojado y me la puse rápidamente, ocultando mi cuerpo. Él suspiró. —“Me preocupé por ti y cuando te ofrecí ayuda te desmayaste en mis brazos. Como nadie sabía dónde vivías y tú no respondías, te traje a mi casa.”— Eso lo explicaba todo. Entonces, ya estaba en ropa interior cuando el señor Couffaine me había encontrado. Mi temor fue peor.