30. GOODBYE

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Al llagar al departamento, me bajé rápidamente del auto e ingresé a nuestro roto y oscuro hogar. Subí rápidamente las escaleras y procedí a encerrarme en el baño como una niña pequeña que busca huir de su inminente castigo.

Me apoyé contra la puerta y enterré mi rostro entre mis manos. No podía creer que luego de todos los problemas que había pasado por estar con Luka íbamos a terminar. Lloré con desesperación, sin embargo, ahogaba los sollozos para que él no me escuchara.

Oí como caminaba por el pasillo y se plantaba delante de la puerta. Tocó dos veces, pero yo no respondí.

“Kagami.” Llamó, con la voz más dulce que oí.

“¡No me acosté con Félix, Luka!” Grité, con demasiada furia, sorprendiéndome a mí misma.

“Está bien, te creo.” Aceptó. —“Abre, anda.”— Pidió. La puerta se mantuvo cerrada.

“No soy una zorra.” Susurré.

“Lo sé.” No creí que tendría una respuesta, pero al parecer me estaba escuchando con total atención.

“No quiero que terminemos.” Confesé. Estaba destrozada. Sentía todo mi cuerpo tenso.

“Yo tampoco quiero eso.” Apoyé mi cabeza contra la puerta y dejé que las lágrimas se deslizaran por mis mejillas. —“Abre, quiero verte.”— El timbre de su hablar era frío, intentaba ocultar la tristeza de sus palabras. No lo permití entrar. Sabía que si lo veía ahora sería mi fin.

“¿Me has engañado?” Pregunté, cerrando fuertemente los ojos.

“No sería capaz.” Había algo que me decía que era verdad, sin embargo, ya habían sido varias las veces en que me había demostrado que mentir no era un problema para él. Me reincorporé para mirarme en el espejo y mi reflejo me dejó helada.

Allí, mirándome con los ojos enrojecidos de dejar escapar tanta tristeza, estaba una chica con el corazón roto. Una chica débil y dependiente de un hombre que quizás no era bueno para ella. Y lo sabe. Sabe que él no le conviene. Esta chica se ha tragado las mentiras que le han dicho, porque eran mejor que enfrentar la realidad.

Esa chica no era yo. No podía ser yo. Kagami Tsurugi, la que una vez juró que nunca estaría lista para casarse, para depender de un hombre. Esa antigua Kagami que siempre supo lo que quería para su vida. La competitiva y apasionada, algo terca, pero orgullosa de sí misma. La azabache que no permitía que nadie la sobrepasara. Ya no estaba, se había ido.

Abrí la puerta lentamente y descubrí a un Luka igual de destrozado que la chica que había visto antes, un Luka gris, cansado, con ojeras y ligeramente más delgado, agotado de batallar con mi presencia. No era mi antiguo profesor de física alegre, con una secreta pasión por la música, soñador y dulce del cual me había enamorado.

¿Qué nos habíamos hecho?

Ninguno dijo palabra. Estábamos demasiado concentrados encontrando todo el dolor que sentíamos en el otro. Nuestros ojos se abrazaban y se exploraban, descubriendo todo tipo de sensaciones que antes no sabía que tenía. Nos habíamos lastimado, pero necesitábamos ese dolor para sentirnos vivos. Quizás yo era la rota, pero Luka era el que necesitaba ser salvado... de mí. Yo lo estaba destruyendo y él a mí. Pero todavía había algo que hacer por él.

Me acerqué y posicioné mi frente sobre su pecho, dejando de luchar contra mi mente por un segundo. Luka hundió su rostro en mi cabello, igual de cansado.

Basta.

Después de quedarnos allí por un largo rato que pareció menos de dos segundos, ambos nos marchamos a la cama sin decir nada, en donde dormimos abrazados... compartiendo nuestro calor y dolor.

Teach Me How To Love |LUKAGAMI| COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora