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• Una confesión •


Ambas caminaron en silencio en dirección a la casa de la más alta. La invitación a la misma, implícita en el momento en que la pelinegra había sido descubierta. Sojung se mantenía con la mirada al frente, pensando en sus propios problemas cuando un suspiro de agobio se escapó de los labios de su amiga.

—Si tienes algo que decir, simplemente dilo —la alentó. Si bien Eunbi aún no había dado una explicación acerca de por qué había decidido seguirlas a ambas a escondidas, Sojung podía hacerse al menos una idea de por donde iban los tiros. Para la más alta había una única opción relativamente creíble: que Eunbi de algún modo tuviera algo que ver con el problema por el que pasaban las otras dos. De lo contrario, estaba lo bastante segura en que la menor no habría tenido problema en caminar junto a ellas, e incluso en hacer algún comentario burlesco en cuanto a la actitud de Yerin frente al tema.

—¿Crees que Yerin se moleste conmigo después de esto?

—¿Debería...? —Sojung mentiría si dijera que no había notado el comportamiento extraño de Eunbi para con Yerin desde que todo este asunto había comenzado. Sin embargo, había decidido, en su momento, que en lugar de sacar conclusiones, esperaría a que Eunbi decidiera hablar con ella o, mínimo, que decidiera resolver el problema directamente por su cuenta. Tal parecía que, al final, la menor se había decantado por la primera opción. Por lo que a Sojung le tocaría mínimo aconsejarla o, en el peor de los casos, tomar cartas en el asunto. Realmente esperaba que la cosa no fuera tan grave como para tener que ir a por la segunda opción.

—No estoy segura —respondió al cabo de un rato la menor, logrando que la más alta se volviera hacia ella con una ceja alzada.

—Entonces, ¿Por qué me lo preguntas? —Cuestionó, sólo para ver como la pelinegra se quedaba en silencio una vez más. —Eunbi, si no me explicas no hay forma de que pueda ayudarte —dijo, pese a no estar segura de si la menor buscaba ayuda o simplemente descargarse.

Eunbi apartó la vista de sus pies para mirar a Sojung unos instantes. La mayor creyó justo por un instante que la pelinegra iba a arrepentirse de querer contarle lo que realmente pasaba, hasta que , luego de dejar escapar un sonoro suspiro, la más baja pareció estar lista para finalmente hablar.

—Puede... —Bajó la mirada a sus manos entrelazadas, antes de continuar y Sojung por un momento temió de que la situación fuera más grave de lo que ella creía en un principio. —Que en un intento de hacerle una broma a Yerin y Yuna... Las cosas, bueno... Puede que las cosas se hayan salido... Un poquito de control...

Fue turno de la más alta esta vez el de contemplar a la otra en silencio, antes de suspirar para finalmente decir: —Dime de una vez que has hecho.

La pelinegra abrió y cerró la boca un par de veces gesticulando con las manos como si no encontrara las palabras adecuadas con las que expresarse; Sojung comenzaba a perder poco a poco su preciada paciencia.

—Puede... —Sojung le lanzó una mirada de advertencia al oírla empezar una vez más la frase con aquella expresión. Eunbi suspiró. —Eunha y yo escogimos las flores de Yuna a sabiendas de que Yerin mal interpretaría su significado.

Sojung suspiró esta vez, no muy segura de qué era lo que le parecía más tonto, si la broma de la pareja o el hecho de que Yerin hubiera caído en ella tan fácilmente.

—Suponiendo que ambas acaben arreglando este malentendido por su cuenta —comenzó—, creo que lo ideal sería que tanto tú como Eunha se disculpen con ellas. —La observó durante unos segundos más antes de volver su vista al frente. —De todas maneras, ¿no te parece que ya estamos un poco mayores para este tipo de bromas tan tontas? —agregó, mirando por el rabillo del ojo como su amiga volvía a bajar la mirada al suelo.

—Realmente no pensamos que la cosa fuera a llegar tan lejos —admitió.

—Ya imagino que no —coincidió Sojung—. Sin embargo, conoces de sobre a Yerin, deberías haber previsto que algo así podía pasar.

—Lo sé...

—En fin, no hay mucho más que se pueda hacer ahora —Sojung continuó—, solo nos queda esperar a ver como les va.

Eunbi se limitó a asentir, y ambas continuaron en silencio el resto del trayecto hasta la casa de la mayor.




• Maratón 1/5 •




Adivinen quién volvió (:

Freesias [YEJU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora