Capítulo 5: Primer aliado; el hechicero de hielo

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Los rayos de sol comienzan a iluminar San Fransokio, marcando el comienzo de un nuevo día.

Y Hiro Hamada, hermano de Tadashi Hamada, ya estaba alejándose de ahí con su bolsa en la espalda, la espada en el cinturón y su robot a un lado.

Para Hiro, este era el comienzo de algo nuevo y desconocido; nunca antes había salido y eso lo asusta mucho. Pero, a sabiendas de que todo el mundo está en peligro inminente, este es su deber.
Y Tadashi…

Mejor ya no piensa en eso. Aún no está seguro de si lo va a encontrar.

Con tristeza, Hiro regresa la mirada hacia atrás; aquel lugar que lo había visto nacer y crecer es la vista que se observaba. La sensación de querer volver a hace presente, recuerda las lágrimas de su tía la noche anterior y como se aferró a él mientras dormían y siente que quiere correr. Correr de vuelta y abrazarla de nuevo, quedarse en casa…

—Hiro, tú ritmo cardíaco bajó. Estás triste… —dice Baymax, quien empieza a analizar formas de animarlo.

Pero no tuvo tiempo. De pronto, un ruido entre la hierba pone a ambos alerta.

Hiro estaba a punto de desenfundar su espada cuando una cabellera rubia se asoma a unos cuantos metros. Era Tetsuya, quien camina con paso firme hacia donde estaban ellos.

—¡Oh! Eres el chico de ayer, ¡Hola! —dice  Baymax con mucho ánimo. Su mirar lo escanea tan rápido que ninguno de los dos humanos se dan cuenta. —por lo que veo tus heridas están mejor, en una escala del uno al diez, ¿Cómo calificarías tu dolor?

El rubio no le responde.

—¿Ya te vas? —Tetsuya cruza los brazos mientras espeta la pregunta directamente a Hiro. Mismo que, sin saber bien por qué, se pone incómodo al instante.

—Así es. —Hiro acomoda su bolsa en su espalda mientras habla. Mira a su ajeno de arriba a abajo, como si no lo hubiera hecho en años. Hay algo en Tetsuya que está diferente y no sabe qué.

—¿Tú qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar en la forja con tu padre? —añade.

—¿Qué no es obvio? Estoy haciendo guardia matutina.

—¿Guardia? —interviene Baymax, extrañado. —¡Ah! ¡Ya te estás tomando tu papel de defensor interino muy en serio ¿Eh?! ¡Tú muy bien!

—¡Ese no es tu asunto! —aunque había tratado de ignorarlo, el rubio no lo soporta más y mira al robot con sus orbes rubí encendidos en fuego.

La mirada ofendida de Hiro y el lenguaje corporal decaído de Baymax lo reciben; haciendo que se retracte.
Se prometió que sería más amable y la acaba de cagar al primer segundo.

—Es decir... agh, sí. Sí estoy… patrullando y así. Además, estaba esperando a que pasaran por aquí.

Todavía no puede pedir perdón. Es un grandísimo idiota. Ni siquiera porque lo practicó en voz alta todo el camino.

Hiro y Baymax se miran confundidos por el repentino cambio de actitud de Tetsuya. Y más aún por el hecho de que aquel chico los estaba esperando en los límites fronterizos. Al menos para ellos, resulta sospechoso ¿Qué era lo que planeaba?

—Es que… —continúa hablando Tetsuya. Las palabras parecen difíciles de expresar para él. —la vieja bruja… ¡Es decir, mi madre! Ella es una entrometida que adora fabricar armas y siempre soñó con dedicarse a hacer artefactos de apoyo para héroes… ella me pidió que te diera esto.

Acto seguido, Tetsuya saca de su cinturón una daga majestuosamente bella. Su vaina es sencilla, pero resistente y muy bien cosida. El mango es de acero recubierto con cuero de caballo pintado de negro y tiene una pequeña joya en el centro, es verde, tal vez sea una esmeralda. Además desprende un olor peculiar, aunque agradable.

MI HÉROE [HIGUEL] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora