Capítulo 8.1 Cuarto y quinto aliado: el dragón y su jinete

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—¡Bien, lo haré!

Aquellas palabras fueron como una sentencia que Hiro firmó sin saberlo.

Los dragones rápidamente y a empujones llevan a Hiro hasta el centro del enorme círculo en la tierra; que fungiría como arena de combate. La dragona retadora se coloca a unos tres metros frente a él, rugiendo amenazante.

Hiro gruñe, frustrado. Es increíble que Hiccup permita que este duelo se lleve a cabo. Aún si no puede darles órdenes, al menos debería intentar convencerlos de no obligar a la gente a hacer cosas que no quiere.

Sin más remedio, desenvaina su espada sintiendo como sus piernas le tiemblan como la última vez.

¡Pero si aquella última vez apenas pudo derrotar al demonio al matarlo! ¿Cómo va a lograr enfrentarse a la dragona sin siquiera lastimarla?

Hiccup inicia la cuenta regresiva para iniciar el duelo mientras monta sobre su dragón como los mayores jueces.

Realmente está feliz de verlo, pero justo ahora, lo está odiando muchísimo.

«Un dragón no se mata, se cansa. Recuerda eso, Hiro.»

Otra vez, esa voz.

La misma que oyó en el bosque de Jack, la que escuchó en el Reino Rivera y ahora… de nuevo, resuena en su cabeza.

Imposible. ¿Por qué ahora?

—¡Tres… dos… uno! ¡Pelea! —Hiro ni siquiera escucha a Hiccup por estar metido en su pensamiento.

La dragona se lanza sobre él, pero Hiro no reacciona hasta que se golpea contra el suelo y la enorme garra de la dragona le aprisiona.

Todo fue tan rápido…

El silencio se hace. Tanto dragones como humanos quedan anonadados por el duelo tan efímero.

—Oh, vaya… eso fue muy poco interesante. —Hiccup se vuelve a rascar la nuca. Todos los dragones concuerdan con él, hasta Chimuelo parece desanimado. —Parece ser que has perdido el duelo, Hiro.

—¿¡Qué!?— exclama el susodicho desde el suelo. —¡No puede ser cierto! ¡Ni siquiera pude hacerle nada!

—Pues en teoría esa era la idea, no lastimarla. Pero no esperaba que te derribara tan pronto…

—¡Hey! ¡Al menos denle otra oportunidad! —desde su jaula en llamas, Baymax y Jack abogan por su amigo.

La dragona vencedora suelta un bramido descontento hacia Hiccup, como protestando de las palabras del hechicero y robot.

Hiccup arrugó las cejas.

—Ella rechaza la revancha. Dice que a partir de hoy, Hiro debe jurarle lealtad y convertirse en su sirviente por el resto de sus días.

—¡Eso no es justo! —reclama Miguel.

Hiccup lo sabe. Es totalmente consciente de que la situación no es equitativa. Pero…

—Leyes de dragones… —se limita a decir Hiccup.

—¡Pero dijiste que eso lo hacían solo los dragones! —protesta Hiro, retorciéndose en el suelo como una larva para intentar librarse.

—Aplica para cualquier batalla, incluye si es entre humano y dragón…

Hiccup no pone las reglas.
Pero a veces quisiera…

—¡No es justo! ¡No puedo quedarme, Hiccup! ¡Tengo que llegar a Tual! ¡Necesito encontrar a Tadashi! —Hiro entra en desesperación, tanta que en cualquier momento podría empezar a llorar.

MI HÉROE [HIGUEL] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora