UNOS DÍAS DESPUÉS LAS PEQUEÑAS VACACIONES de Azami concluyeron, y durante ellas no salió de su hogar, y mucho menos bajo a Anteiku, algunos se hallaban preocupados y en especial aquel azabache parchado, el cual varias veces había ido a visitar a la pelirosa, jamás le abrió la puerta.
Pero aún así no perdía nada al intentarlo, o eso creía el, mientras que la ojiazul evitaba no sonreír o soltar algún otro suspiro al solo escuchar su voz, sus gestos eran demasiado amables para el corazón de la adolescente, más sin embargo se negaba a abrirle o incluso a hablarle, solo lo ignoraba cuando lo escuchaba.
Y este día no sería la excepción, se levantó temprano, y se vistió con el uniforme de su escuela tendría clases y después tendría que ir a trabajar a Anteiku.
Y esta vez no tendría excusa alguna en ignorar al joven.
Al llegar a las instalaciones se topo con aquella rubia que tanto quería pero a la vez le fastidiaba.
— ¿Cómo te fue? — fue lo primero que pregunto al verla llegar.
— ¿Cómo me fue en qué?.
— ¿Cómo te fue en tu cita con Kaneki? — aclaró.
Los recuerdos de aquella tarde la golpearon, en especial aquel beso que intento olvidar, su corazón volvía a latir desenfrenado por el recuerdo de aquel rose entre sus labios.
Y como si fuera arte de magia, Azami no puedo evitar sonreír. Angie inmediatamente comprendió, le había encantado aquella cita y quizás le fue más que de maravilla a su amiga.
— ¿Así que...— pauso esperando que Azami reaccionara — te fue bien? — Azami la miro.
— No — respondió secamente.
— ¡Oh vamos!, Se nota en tu mirada — hizo gestos con sus manos algo raros — ¿Y te gustó lo que el hizo por ti?.
La joven soltó un largo suspiro y se rindió, jamás podría ganar ante la terquedad de la rubia así que asintió levemente para después escuchar los gritos de felicidad de la rubia.
No quería admitirlo y mucho menos frente a su amiga pero era más que claro que había caído enamorada por el azabache.
¿Y quién podría culparla?.
Ciertamente no era su tipo; era amable, tranquilo, tímido y demasiado y débil, más sin embargo por alguna extraña y rara razón había cautivado a la pelirosa como nadie lo había hecho.
Las clases concluyeron y después de unas horas de estudio en la biblioteca junto a su mejor amiga, decidió marcharse del establecimiento e irse por fin a Anteiku.
La lluvia caía con frecuencia, mientras nuestra joven protagonista caminaba por las calles que se hallaban llenas de gente, más sin embargo ese no era ningún problema para ella.
Al estar unas cuantas cuadras de Anteiku los gritos de una pequeña niña que conocía a la perfección la hicieron parar de golpe, miro a un costado suyo encontrándose con aquel pelinegro que aceleraba su corazón junto a Hinami, la niña que quería como a una hermana menor.
No lo dudo ni un minuto y cruzo la calle, sin embargo ambos eran mucho más rápidos que ella, soltó todo en sus manos incluyendo el paraguas y su maletín escolar.
La gotas de agua caían sobre ella que bajo la velocidad al notar que estos habían parado, al acercarse lo suficiente y poder ver el rostro de la pequeña castaña con miedo mezclado con tristeza, sintió un peso sobre ella.
En sus mente se imaginaba los peores escenarios que podrían ocurrir en esos momentos, más sin embargo ninguno fue tan cruel, desalmado y horrendo como el que presenció al ver la muerte de la madre de la pequeña.
Justo en el momento cuando iba a soltar un fuerte sollozo su boca fue cubierta por la mano del azabache. El cual solo negó con la cabeza, negándole el siquiera poder ir a pelear por la mujer recién fallecida.
Más sin embargo ese no fue impedimento para Azami, se safo del agarre de aquel azabache y antes de cualquier movimiento Kaneki la tomo aplicando más fuerza en su agarre, no lastimando la pero está vez impidiéndole que cometiera una locura
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Anteiku se hallaba cerrado y cada uno de los empleados se hallaban en una sala en silencio, todos con la mirada al suelo lamentando la recién muerte de la madre de Hinami. Las lágrimas de la pelirosa en silencio, se lamentaba que no pudo hacer nada en esos momentos.
En su interior se hallaba enojada con el parchado por haberle impedido el interferir, pero también sabía que lo había hecho por su bien pero no lo perdonaba.
Esta vez tuvo el poder de hacer algo sin en cambio se sentía miserable por no haber salvado la vida de la madre. Se sentía impotente y débil, en estos momentos lo menos que quería estar era sola.
La puerta de la habitación se abrió dejando ver a una Touka con mirada confundida, ella aún no sabía la mala noticia.
— Lo siento mucho — se disculpa......
Sinceramente la ojiazul en ningún momento volvió a escuchar la voz de Touka, se sentía tan mal que no podía pensar en nada, antes de volver a partirse en llanto salió por la puerta chocando en hombro con la pelimorada que se hallaba digiriendo la información.
Llegó a su pequeño apartamento en el mismo lugar y se lanzó a la cama a llorar tan débil y vulnerable, se quejaba de ella misma y quería gritar con todo lo que podía pero no podía hacerlo, le lastimaba tanto que a la niña que consideraba como una hermana hubiese pasado por el horrendo escenario en el que ella también en algún momento estuvo.
El timbre sonó y la joven se levantó aún con sus lágrimas corriendo por sus mejillas, abrió la puerta para encontrarse con el azabache.
— Yo lo si....— fue interrumpido por la ojiazul.
— Pude haber hecho algo para salvarla — lo miro sería.
— Pudiste haber muerto igual — seguía con el tono suave de siempre.
— ¿Y que más da?, Creo que hubiese sido mejor que no hacer nada — cerró la puerta dejando al azabache pensando en sus palabras.
De algo estaba seguro el azabache, le hubiese dolido más haberla perdido a ella.
▬▬▬▬▬▬author's note:Lo se y pido disculpas casi tres meses sin nada y realmente lo siento pero, las clases para mí volvieron peor que nunca. Tengo miles de trabajos y miles de exposiciones que hacer y apenas llevo un mes, las actualizaciones prometo serán mucho más frecuentes.
Estén atentos que posiblemente la próxima semana habrá maratón de tres capítulos, sip y en mi opinión Hay mucha drama en ellos.
Así que de nuevo perdón pero aquí hay un nuevo capitulo, y prometo ser más constante.
