Cap. 25

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«Más cuerdo es, el que acepta su propia locura»— Edgar Allan Poe 


 Cap. 25

 Maddie 

 La oficina de papá, un lugar al que yo no estaba autorizada a entrar, tiempo atrás me habría sentido como una espía o una ladrona al entrar, ahora la curiosidad y el dolor se acumulaba, las paredes que anteriormente eran blancas con detalles negros, grandes estantes con libros, un grande escritorio y una pequeña reserva de vinos, los cual utilizaba únicamente para cerrar trato con sus socios, ahora solo eran paredes chamusqueadas, algunas sin pintura, y las que tenían estaban deterioradas, el miedo de que alguna de ellas pueda caer aplastándome, me perseguía, sin embargo, si nada había pasado en 7 años porque pasaría ahora.

 Sentada en el escritorio de papá, pude recordar la primera vez que entre mi madre estaba hablando con mi padre sobre un dinero, ellos al verme se sorprendieron, sin embargo, solo me abrazaron, mamá me sentó en las piernas de mi padre y me prohibió entrar ahí, cosa que no pude cuestionarme, pero no dije mi inquietud. 

 Muchas veces entre solo a ver un poco, jamás toqué algo o mucho menos me descubrieron, tal vez estaba muy pequeña para saber algo, los libros me parecían aburridos, reí al recordar eso, ya que al crecer me convertí en una gran amante de ellos, la forma en la que se descubren otros mundos, sentimientos he incluso ciudades por descripciones, las mariposas en mi estómago cuando el protagonista se declara a su amada, las saladas lágrimas cuando moría mi personaje favorito, grandes reflexiones.

 Suspire nostálgica, mire hacia los estantes viendo el libro "la carta robada" de Edgar Allan Poe, el escritor favorito de mi padre.Me puse de puntas intentando tenerlo fallando en el intento, haciendo caer otro libro "el escarabajo de oro" el libro favorito de mi papá.

 Lo tomé, estaba igual que todo quemado, sin embargo, podía leerse, algunas páginas estaban comidas imagino que, por insectos, de este cayo una hoja, en blanco, me pareció raro, ya que arriba decía "para Maddie" pero no tenía ningún contenido, lo guarde en mi bolsillo y me senté con el libro en mis manos para leerlo, comenzaba a hacer mucho frío. 

 No pude evitar sumergirme interesada en la lectura, intentando descifrar el mensaje del libro, cuando esté lo resolvió quede impresionada, pensé que tal vez algo así aquella hoja decía, pero reí al instante, aquella hoja no contenía nada. 

 El frío se colaba por mis huesos haciéndome tiritar, camine hacia la chimenea para prender esta, o lo que quedaba de ella, baje hasta la cocina para encontrar algo con que prender y como si el cielo me escuchara encontré una cajita de fósforos, me alegre, pero esto se vino abajo cando vi que solo tenía uno, quise llorar, pero pensé. 

 Aquella inútil hoja podría ayudar, no estaba quemada ni mojada por lo que sería fácil encenderla, no podía poner directamente a las ramas, porque si no prendía quedaba solo con aquel frío. Mis padres en el garaje tenían troncos y ramas, por lo que fui hasta ahí para buscarlos, milagrosamente también estaban ahí, intactos. 

 Tome unos cuantos, con los que pude, baje y subí varias veces porque mi fuerza no me permitía llevar muchos. 

 Tome algunas hojas de diferentes libros intactos he intente prenderlos todo estaba resultando, hasta que intente prender aquel papel que al parecer dejaron mis padres, este al tener contacto con el fuego revelo un mensaje rápidamente intente apagarlo, pero ya era un poco tarde, varias palabras hacían chamusqueadas en el papel, quise llorar por segunda vez en la noche. 

 Me senté en el piso y leyendo el papel pude notar que se trataba de la canción de mi madre, algo en mi cabeza hizo clic. 

 — Linda, tienes que aprenderte esa canción, es muy importante— siempre me pareció algo tonto aprenderme esa canción de memoria, sin embargo, ahora lo entendía todo, ahí estaba algo escondido, busque otra vez el libro de Edgar Allan Poe, rebusque entre los cajones de papá un lápiz o algo con lo que escribir, encontré un pedazo de lápiz partido a la mitad, no tenía punta, frustrada baje hacia la cocina buscando un cuchillo y le saque punta con este.

 — Ahora el problema es ¿Cómo te resuelvo? ¿Me puedes ayudar madre desde donde sea que estas? - hable alto, de todos modos, nadie me podría oír. 

Nota del autor: ¿se esperaron eso? dios, estoy tan emocionada de lo que podrá pasar ¿Qué creen ustedes? ¿no extrañan las narraciones de Adrián? yo si. 

Peligrosa Atracción ✓ [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora