Los Diez Años En Los Que Más Te Ame (adaptación al Mewgulf)

🌼🌼Capítulo 11🌼🌼

El ojicafé durmió durante un poco más de veinte minutos antes de despertarse, definitivamente se sentía mucho mejor que anoche.

En la cocina, Mew estaba preparando el almuerzo. Gulf se paró en la puerta, mirando silencioso. No había disfrutado de un día tan tranquilo y armonioso como este durante mucho tiempo. El mayor tenía una figura muy agradable, con hombros anchos, caderas delgadas y piernas altas. Tenía las mangas arremangadas con los ojos fijo en el sartén, luciendo guapo y encantador. A los ojos de Gulf, Mew se jactaba de una especie de glamour varonil. Frunció ligeramente el ceño y se concentró en lo que estaba cocinando.

- El castaño se dio la vuelta, sorprendiéndose al ver a su esposo parado en la entrada. Sonrió gentilmente, sintiendo como toda la impaciencia y rudeza que lo acomplejaba desaparecía - Ah, justo a tiempo. El almuerzo está listo, comamos juntos.

- Gulf asintió con la cabeza, acercándose para poner los tazones y los cubiertos. Cuando llegó a Mew, se detuvo y con un tenedor metió un pedazo de zanahoria en su boca. Él lo probó y comentó - Le falta cocinar un poco, pero creo que está bien. No agregues más sal. La comida demasiado salada es mala para la salud - Tan pronto como terminó de mencionar aquellas palabras, las sintió ridículas ya que él había perdido por completo su salud, sin embargo Mew no sabía nada al respecto.

Durante el almuerzo, Gulf estaba de buen humor. Probó cada plato en la mesa y elogió a Mew por su cocina. Los ojos del mayor brillaron de felicidad.

- Pero gradualmente, la alegría en su rostro se atenuó y una sensación de agravio comenzó a llenarlo. Forzó una sonrisa e inquirió - Mew Suppasit, ¿Por qué me dejaste solo durante tanto tiempo?

- Al escuchar esa pregunta Mew pensó que era solo una queja infantil y petulante. No obstante se dio cuenta de que realmente ignoró al pelinegro estos días, extendió la mano para poner algunas verduras en el tazón de Gulf y dijo con voz propiciatoria - Come un poco más, cuando finalice este proyecto seguro pasaré un par de días contigo.

- Gulf no tocó la comida en su plato; en cambio, echó un vistazo a los largos dedos de Mew y preguntó de repente - ¿Dónde está tu anillo?

- Aturdido, el de ojos negros inclinó la cabeza con culpa e inconscientemente repitió la pregunta de su pareja - Eh, si ¿Mi anillo? ¿Dónde está?

Mew nunca olvidaría como consiguió ese anillo. Fue el regalo más especial que había recibido en su vida. Hace nueve años, mucho tiempo atrás, Gulf trabajo duro para ganar dinero y poder comprarle un regalo por su cumpleaños. Pero al final, no logro ahorrar suficiente para comprar algo decente. Así que se decidió por comprar un par de anillos de plata sencillos, en los que no había patrón ni gema, pulidos y de bajo costo. Luego, el ojicafé los llevaba consigo todos los días y, siempre que tuviera tiempo libre, usaba el sepulcro para grabar sus nombres en los anillos y como resultado obtuvo dos heridas en las manos. Cuando Mew recibió este regalo, se sintió muy conmovido por todo lo que el pelinegro había hecho por él y su amor se profundizó. En ese momento, aquel regalo era lo más valioso del mundo a sus ojos.

¿Cuándo perdí el anillo? Su mente voló a la primera vez que tuvo relaciones con Arm. Esa noche estaba muy borracho y confundió a ese chico con su esposo. Tenía el cabello negro suave y ojos puros, se parecía al Gulf joven que lo había enamorado y también lo llamaba "Amor" con una voz dulce. Arm quería estar con Mew, por lo que se ocupó de su lujuria sin dudarlo. Entonces cuando el castaño se despertó, descubrió que le faltaba el anillo y le preguntó al pequeño si lo había visto. Pero Arm se negó. Aquel día trató de convencerse diciendo que cualquiera podría perder un anillo cuando estuviera borracho.

Mew había usado la sortija durante siete años así que después de perderla, estuvo molesto durante algunos meses. Pero a medida que pasaba el tiempo, gradualmente lo olvidó ya que Gulf no se dio cuenta de que faltaba. Él pensó una vez en comprar un par de anillos de diamantes hechos a medida para ambos, pero se encontraba demasiado ocupado como para hacerlo ya que pasaba la mayor parte de su tiempo lidiando con los asuntos de su compañía o quedándose con él pegajoso de Arm.

- En este momento, Mew no supo cómo responder a la repentina pregunta de su pareja. Afortunadamente, Gulf no tuvo la intención de llegar al fondo del asunto. Dejó caer los párpados y tomó un bocado de la sopa que se había enfriado antes de decir con fingida despreocupación - No importa. No era algo valioso. Si se perdió, se perdió.

Y quizás pronto me pierdas también, pensó con dolor en su corazón. Él no solo tenía una fuerte tolerancia para poder tragar las amargas píldoras, si no que también podía tolerar las traiciones de Mew sin decir una palabra. Incluso podía controlar sus propias emociones y no mostrar ni un rasgo de tristeza en su rostro.

O es que simplemente se acostumbró a aguantar sin protestar.

- Mew sintió un nudo en la garganta pero se esforzó en mostrar una cara sonriente - ¿Dónde lo habré olvidado? No lo he perdido, ¿Qué te parece si compramos otro par? Inclusive si no celebramos nuestro quinceavo aniversario aún tenemos el vigésimo y...

- Estoy lleno, iré a hervir agua - Gulf dedicó una pequeña sonrisa y sin más que decir dejó el cucharón en la mesa, retirándose.

Mew frunció el ceño viendo cómo la figura de su pareja se alejaba. Para él, todos los amantes que tenía afuera eran solo herramientas para desahogar su deseo. Jugaba con ellos por pura pasión y diversión, engañándose así mismo, convenciéndose de que estaba cansado de Gulf. Pero ahora se acaba de dar cuenta de lo equivocado que estaba. ¿Por qué el menor se había vuelto tan extraño y distante? La sensación de vacío combinado con el miedo abrumó a Mew y de repente se sintió un poco cansado.