Los Diez Años En Los Que Más Te Ame (adaptación al Mewgulf)

🌼🌼Capítulo 1🌼🌼

Gulf durmió muy inquieto, se levantó temprano y en el frescor de la noche se tragó con pericia un puñado de pastillas, todas de diferente color. Aquella persona que se reflejaba en el espejo del baño estaba pálida, sin brillo y sus ojos se encontraban apagados.

Abalanzó sobre su rostro el agua fría del grifo y se sacó la pesada chaqueta que estaba envuelta alrededor de su cuerpo.

El teléfono sonó cuando salió y sus ojos brillaron por un instante sin embargo las esperanzas de Gulf volvieron a caer al ver el nombre de su doctor ser reflejado en el pequeño aparato, mencionó si ya había considerado el realizar su tratamiento. Una sonrisa amable nació en su rostro y respondió.

- Gracias, deme un poco más de tiempo para pensarlo.

Es demasiado temprano, menos de las ocho, y ya ha dejado de nevar. Gulf camino durante media hora antes de encontrar el puesto de frutas en el que no había estado en mucho tiempo.

La señora estaba a punto de cerrar el local pero cuando vio al pequeño, sonrió y saludó.

- ¡Hace tiempo que no pasas por acá!.

Gulf se sentó a la mesa y respondió con una sonrisa.

- Me he vuelto muy flojo. Después de mudarme, he dejado de disfrutar el caminar por los alrededores.

La mujer se acercó para entregarle un vaso con agua caliente al pelinegro y lo miró un par de veces, sintiéndose angustiada.

- Has estado trabajando mucho, ¿no es así? Mira cuánto has adelgazado.

Gulf no dijo una palabra, pero sonrió. No está realmente ocupado, es sólo que cuando la mente se hunde, el cuerpo sufre.

Un cuenco de sopa fue depositado en la mesa. Bajo la cabeza y se concentró en empujar las verduras flotantes que se encontraban en la sopa con una cuchara y el humo que comenzaba a salir de ella empapó sus ojos. Durante más de 10 años, el precio de la sopa en este punto nunca ha cambiado, pero Gulf sabe con solo un bocado que los fideos son cada vez más pequeños.

Lo mismo ocurre con su amor por Mew.

No tenía apetito, pero aún así se esforzó mucho por terminar todos los fideos de aquella sopa. No se ha atrevido a levantar la cabeza, por miedo a que le encuentren los ojos llorosos.

Recordó de repente cuando llegó por primera vez a Londres con el castaño. En ese momento, estaban luchando por mantenerse. Los dos compraron solo una porción de sopa, pero Mew se mostró reacio a comerla. Finalmente, Gulf tomó el tazón vacío que se hallaba al lado y dividió en dos porciones el líquido humeante. Mew lo miró atónito, todavía puede recordar claramente cómo las lágrimas del mayor cayeron en el tazón de sopa ese día, y luego el hombre dijo con honestidad.

- Por el resto de mi vida, prometo que no te decepcionaré Gulf Kanawut.

Probablemente ese es el caso. Las promesas suelen ser algo de lo que el hablante no tiene intención y el oyente tiene el corazón.

Gulf pensó que podría soportarlo, que el dolor que comenzaba a surgir en su estómago pronto pasaría pero aún así terminó vomitando en el baño público.

Tenía miedo, miedo a la soledad y a la decepción, más que nada miedo a caminar por el largo pasillo del hospital sin que nadie esté a su lado. Gulf se sentó frente al doctor, mirando las macetas de orquídeas criadas por él mismo, Bright era su nombre.

- Pronto, acepta la quimioterapia lo antes posible, es más peligroso mientras más lo pospones - El médico le recomendó. Cuánto antes el tratamiento, mejor.

- Gulf no dijo una palabra y el médico no lo instó. Después de un largo silencio, tratando de controlar sus emociones, levantó la cabeza y sonrió suavemente- Tengo mucho miedo de las dificultades, especialmente ahora que estoy yo solo. No podré hacerle frente.

- Pero... si me da más medicina lo pensaré - Gulf negó con la cabeza - Dr. Vachirawit, mi nariz sangra con menos frecuencia, pero mi fiebre ha empeorado. Hace dos días tuve una pesadilla, en donde me convertía en una estufa. Mis órganos se freían en un sartén, por poco pensé que no lo soportaría.

La letra grande y desordenada que estaba siendo escrita por el médico paró de repente. A lo largo de su carrera a escuchado demasiadas quejas de pacientes terminales, por lo que conocía bien su charla sobre la vida injusta y la renuencia a dejar el mundo, pero nunca había visto a un hombre como Gulf Kanawut que estaba envuelto por la soledad en todas partes.

- No es mucho problema, siempre debe aferrarse a algún tipo de esperanza en esta vida - Bright en realidad no es muy mayor, pero tiene logros sobresalientes en la industria médica. La mayoría de la gente solo lo ve como alguien hábil y capaz. Pero justo ahora está consolando a Gulf, con un tono relajado, como dos compañeros de clases que se apoyaban mutuamente cuando eran estudiantes.

La sonrisa del menor era un poco más sincera.

- Lo pensaré.

- De acuerdo puedes ir a recoger tus medicinas.

- Muchas gracias, doctor.

Sin más que decir, se levantó del asiento con intensión de retirarse.

Bright visualizó la desordenada cabellera negra caminar en dirección a la salida, tenía que hacer algo sabía que algo le sucedía al pequeño.

- Espere - Tomó entre sus manos las preciosas y frágiles orquídeas de su escritorio y se las tendió - Tome esto y no deje que su mente divague cuando esté solo, busque un nuevo pasatiempo, por ejemplo: cuidar flores.

- Gulf se quedó paralizado por un tiempo y se apresuró a declinar: - G-gracias doctor, pero no se nada sobre cuidar una flor... especialmente unas orquídeas tan delicadas.

- El cuidar flores no es difícil. Estoy más esperanzado en que pronto aceptará programar el tratamiento - El médico esbozó una pequeña sonrisa, un poco infantil - Una vez que mejore, mis flores lucirán mejor - Agitó su mano.

De hecho, Gulf no se lo tomó demasiado en serio, sólo quienes aman las flores pueden cuidarlas bien, él no necesita más palabras consoladoras de los demás.

Pero al menos es mejor que nada.

Así que aceptó la flor, pidió una bolsa de plástico para envolverla y luego la puso en su abrigo.

Los hospitales no contaban con los medicamentos milagrosos que le habían recetado. Sin embargo, Gulf se lo tomó con calma, porque pensándolo bien todavía tenía algo de medicina en casa. Así que regresó sin ningún medicamento. Había estado fuera durante tanto tiempo que su cuerpo se estaba derrumbando.