La habitación se lleno de un silencio bastante incómodo entre ambos.
Jungkook no hacía mas que fruncir su ceño mientras miraba hacía donde había lanzado contra la pared su celular al ver que no tenía batería.
Era tanto su jodido orgullo que ni siquiera me pidió prestado mi teléfono, tampoco se lo iba a dar yo sin que el me lo pudiera. Pues todo lo que sucedía entre nosotros, conversaciones, favores, acercamientos, todo lo hacía yo. Con el día de hoy a mi me había quedado mucho mas que claro, que yo solo era un puto estorbo en su vida, y bien, se que sonaría bastante loco pero a pesar de sus tratos yo quería seguir intentando ganarme su amistad.
Y sonará loco, hasta muchos crearían que es una obsesión. Las personas como el son las mas sinceras en cuánto a mostrar sus sentimientos, de eso no me cabía duda. Y era realmente doloroso ver que no significaba nada para el. No quería irme de su lado y aún no sabía porque. Cual era la razón de seguir siendo masoquista.
"Siempre puedes contar conmigo"
Eso me había dicho el chico que hoy ni me saluda. Mejor dicho, el chico que perdió todo tipo de contacto conmigo, el chico que habíamos prometido tantas cosas para un futuro, pero que hoy no esta.
Quería que Jungkook fuera ese nuevo amigo que me cuidará cuando me sentía sola, cuando algo me dolía.
Pero vaya, menuda T/N.
Elegiste al chico equivocado, el cual no le interesa nada de ti. El chico que ni siquiera sabe el color de tus ojos.
Irónico, no?
Vi como se levantaba de mi lado y abrió la puerta de cristal que daba a la terraza. Yo como una tonta lo seguí.
Me detuve a su lado, su mandíbula se tenso tanto que por un momento pensé que explotaria.
—Tienes que seguirme a todos lados?.— preguntó cansado.
Aclare mi garganta y mire el bello paisaje que se encontraba justo frente de mi.
—Quería salir a la terraza pero no pensé que te molestaría tanto.
Consciencia— hay vamos T/N a quien quieres engañar, sabes que este tío le choca todo de ti.
Tenía razón.
No dijo mas nada, solo se limitó a mirar el paisaje al igual que yo. Pero para nuestra buena suerte empezó a caer gotas de agua, estaba a punto de llover.
Jungkook se puso la capucha del abrigo que había tomado hace unos cuántos minutos. Se dirigió hacía la puerta de cristal para entrar, yo seguí sus pasos.
—Por una mierda.
Lo escucho decir.
—Que sucede.— fruncio sus oscuras cejas, cosa que ya estaba acostumbrada de ver.
—Bendita suerte que te cargas.— dijo poniéndose de espaldas a la puerta, debajo del techo, aquí la lluvia no golpeaba nuestros rostros pero si comenzaba a hacer mucho frío.
—Ni tanto, pues mira nama la persona que quiero de amigo ni siquiera me soporta.
El rodó los ojos antes de responder.
—Tienes el cerebro mas pequeño que un pájaro, ni siquiera notas el sarcasmo, siempre que estas cerca suceden cosas como estas. Como puedes ver esta puerta también se a trancado, mi teléfono no tiene batería.
—Por tu irá terminaste quebrandolo, no tengo nada que ver con lo que te sucede.
Esta vez yo rode los ojos.
—Si, claro. Sal de una jodida vez de mi vida para que veas como todo vuelve a ser perfecto.
Lo mire por unos momentos. El en todo este momento ni siquiera me miró a los ojos. Estuve a punto de responder pero, un frío aire me congeló todo el cuerpo. La lluvia cada vez era mas fuerte, suerte que el techo debajo de nosotros era lo suficientemente ancho como para evitar que la lluvia nos tocará.
—Hace mucho frío.— me frote los brazos, y lo mire.— Se supone que en momentos como este, el chico debería de ofrecerle su abrigo a la chica, pero veo que tu no tienes ni la menor idea de eso.
—A quién le importan los roles de género cuando hace frío?.
Vaya, si que era un pesado.
—Veo que a todos menos a ti. Además no se porque usas abrigo, eres un iceberg no creo que sientas frío. Tu corazón es todo un glaciar.
Se quedo pensando por unos minutos. Me pregunto que será?
De sus labios salió una pregunta que al parecer le había dado tantas vueltas en su cabeza. Lo gracioso es que pareció ser costoso para el decirla.
—Me prestas tu teléfono?
Lo miro asombrada por su pequeña petición.
—Venga ya, no creí que pedir algo así fuera algo del cual sorprenderse.— dijo rodando los ojos.
—Bueno, no todos los días Jeon Jungkook el chico mas frío del Colegio el cual ni siquiera te da la hora te pedí un favor qu...— me interrumpió.
—Si, no todos los días tienes que estar en la terraza de tu casa encerrado con una chica la cual no para de hablar de tantas estupideces que me tiene hasta lo último. Creo que puedo hacer una excepción, me prestas el jodido teléfono?
En serio me pedía las cosas de esa manera.
—Y si no quiero? Puedes ir preparándote para lanzarte del balcón porque no pienso prestarle mi teléfono a la persona que vive diciendo que soy un estorbo, el cual no hace mas de joder su existencia.
Se paso su mano por su cabello, se lamio los labios y con algo de dificultad dijo.
—P-por favor?
Lleve con asombro ambas manos a mi boca. Fingi una indescriptible emoción que hizo que el rodará los ojos.
—No, sin duda este no eres tu. No quiero creerlo.
—Para que veas.— dijo con cierto cansancio en su voz.
Estire mi mano para darle el teléfono el cual, no dudo ni dos veces en ser arrebatado.
—Puedes venir a abrir la maldita puerta.
Hizo silencio para escuchar a la persona de la otra línea.
—No, no puedo esperar, que sea ya. No estoy para tus jodidos juegos. Ven ya.
Colgó el teléfono dejándome atónita. Me lo entregó y dijo.
—Qué?
Salí de mi trance.
—Si siempre pides las cosas de esa manera te veo muy mal.
—Mmm gracias, no pedí tu consejo.
—Por lo menos dijiste gracias, eso ya es un progreso.
Una leve duda se me vino a la cabeza de repente.
—Nunca has estado al punto de morir de amor?
Por sus labios viajó una leve sonrisa de burla.
—Eh? ¿Morir de amor? ¿Yo? Puff, cariño, yo muero pero solo de hambre.
Una extraña sensación acudió mi cuerpo cuando lo escuche llamarme cariño.
El pareció darse cuenta de lo que había dicho. Se aclaró la garganta.
—Cierra la boca. Una mosca podría entrar.
Y por inercia totalmente fuera de mi. Cerre la boca aún mirándolo.
—Es realmente molesta, tu mirada.— susurró con su voz ronca.
Deséalo tanto hasta que el universo diga:
Toma y deja de joder.
Y así fue: una sonrisa atravesó sus hermosos labios tras una leve risa, que fue acompoñada por la mia.
Ni siquiera sabía de que nos reíamos, pero fue tan agradable el momento, que quería quedarme aquí encerrada hasta que nos duelan los pies.