VIER

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NamJoon se encontraba bajando las escaleras con un florero en la mano derecha, el señor Jung adoraba las flores, lo había notado durante su corta estancia allí, había varias de ellas en cada esquinero de la casa, incluyendo a las mesas de centro. Pasó lentamente junto a la puerta de HoSeok, el hermano menor de SeokJin, no había nada fuera de lo normal, pero entonces logró ver algo por el espacio entre el marco y la puerta entreabierta, seguro fue parte de un descuido de uno de los dos, pero lo que vio NamJoon lo hizo ahogar un jadeo de sorpresa.

Las frazadas aterciopeladas de color rojizo se encargaban de cubrir ambos cuerpos, el de Jung HoSeok y el de Min YoonGi, la piel de ambos contrastaba con perfección, morena y pálida, el rojo los hacía verse más intensos. La cabeza del cenizo reposaba sobre el almohadón y los brazos de Jung reposaban a los lados de su cabeza mientras se movía hacia adelante. Se sintió mal de ver algo tan íntimo por accidente, así que respiró hondo y decidió hacerles un favor cerrando la puerta con cuidado de no hacer ruido, así no habría percances con Jin.

Caminó aún más rápido, tratando de no toparse con su "amo", cosa que le resultó mal, pues a mitad de camino por la planta baja, el hombre de cabello oscuro y mirada café le esperaba con esa cara de molestia desbordada. El moreno había notado que SeokJin se desquitaba de sus rabietas con él, cuando algo salía mal en el trabajo, en alguna llamada, siempre era él quien se llevaba la peor parte, y comenzaba a hartarse.

-¿Lavaste los zapatos como te ordené?- levantó el par de zapatos negros, los cuales lucían impecables.

-Lo hice, señor- gruñó al final de la oración, dejando en claro su descontento.

-¡Pues no parece! Están asquerosamente sucios, y tú, te harás responsable de tu error- lanzó los zapatos hacia el pecho del más alto, haciéndolo retroceder un poco, furioso- lámelos- ordenó maliciosamente.

-Nunca- respondió sacando de quicio al mayor.

SeokJin le arrebató el florero con rabia y lo lanzó hacia el moreno, el florero voló sobre su cabeza, y el de ojos esmeraldas solo los cerró con fuerza apretando sus puños, ahogando todo acto de defensa en él. Tembló notablemente cuando el alemán de perfecto peinado se le acercó con pasos fuertes y marcados.

-¡He dicho que le lamas los zapatos!- vociferó jaloneando su brazo.

-Y yo he dicho que no, si quieres matarme hazlo de una vez, pero me niego a pasar mis últimos minutos lamiéndole los zapatos a un asesino de mierda- su rostro fue impactado por el puño enrojecido del mayor, que intentaba controlar la respiración, tratando de no matar a golpes al chico moreno frente a él.

-Mierda, ya cállate y obedece. O te mataré- amenazó por enésima vez.

-¡Entonces asesíname! Uno más a la lista, ¿Qué más te da? – le escupió, y aunque por fuera se viera más decidido que un león, por dentro era un gato asustado que esperaba no estar enfrentándose a su último perro.

-Eres una jodida mierda, limpia esto antes de que yo mismo te haga hacerlo- salió de allí con la cara roja del coraje.

¿Por qué no lo mataba, así como lo había visto hacer con los demás sirvientes? Gruñó y comenzó a limpiar, tenía hambre y tenía que ganarse la comida.

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SMARAGD [JINNAM]✓✓ EN PROCESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora