La vida está siempre llena de tragedias, Pero nunca se sabe cuándo debes estar preparado para ello, Ya que podrían venir en cuánto menos te lo esperes, Aquel amargo sufrimiento y coraje de ver qué no puedes hacer nada al respecto es lo que más te ca...
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Amelia iba en camino hacia la granja de su padre, Lamentablemente a 1 hora de la ciudad.
Aunque estaba molesta por el hecho de que el quisiera alejarse de la ciudad, Tampoco podría culparlo por su repentina decisión, Ya sabía la causa y no quería volverlo a lastimar.
A su favor tenía el viejo auto de su padre, Un obsequio que le dió con la condición de ir a visitarlo cuando se le solicitará, Aunque ya no trabajaba para el ejército, Eso no le impedía recibir “Visitas” de los mismos. Seguramente le plenaria con preguntas acerca de cómo la trata su tía siendo Interna, Si estaba comiendo bien, Que casos había estado atendiendo que no fuese atender ancianos que estaban perdidos u desorientados.
Pero rogaba internamente para que su tía no abrirse la boca y le contará el reciente caso del hospital ya que seguramente lo volvería loco con tan sólo escuchar algo sobre el Clan del pie, Cómo inclusive la jefa del caso también había tenido que intervenir y ella siendo una de las principales en atender a los sujetos, Nada bueno saldría de la charla.
Aunque admitía que extrañaba a su padre, De no ser por lo ocurrido el no estaría constantemente haciendo que su tía la vigilará pero aún así habrían tomado distancia ya que era más que nada por seguridad de él.; Después de todo quería mantener lo más lejos posible su trabajo de su hija y eso no se lo culpaba.
En cuanto ella salió de la ciudad empezando a notar campos verdes de cultivo, Vacas y demás cosas que ya no parecían más edificios ni el olor que enmanaban los autos en New York, Sintió el aire fresco golpear su cara cuándo abrió un poco la ventana. De a poco observo una casa en un enorme terreno estando todo bastante protegido por una cerca, Allí al igual había una gran camioneta obscura.
Bajó del viejo auto para abrir la puerta de la cerca hasta que el sonido de la bocina a su lado la hizo pegar un brinco.
—¿Porque no me llamaste? —La vieja bocina se dirigió hacia la muchacha la cuál había retrocedido por el susto del volumen con la que hablaba.
—¡Diablos! ¡Papá, Me asustaste! — Amelia se colocó ambas manos al pecho mientras que se le pasaba el susto.
—Lenguaje señorita, Al menos podrías haberme llamado para decirme que ya ibas a mitad de camino — Exclamó su padre por la bocina mientras que la reja se abría por si sola.— Te espero adentro.
La reja que le impedia el paso a su casa se abrió derrepente para permitirle el acceso a Amelia a la casa, Se estacionó al lado de la enorme camioneta para después adentrarse en la casa con fachada de ser hogareña.
En la sala viendo las fotografías de su padre con su madre además de una que otra fotografía de la misma hasta llegar a la de su baile de graduación en dónde posaba al lado de su padre.
Una sonrisa no evitó dibujarse en su rostro al ver las fotografías en la pared, Pero una voz la cual no era de su padre la saco de su nostalgia.
—¿Amelia? — Un hombre con traje verde obscuro y con una medalla con pinta de broche en un costado salió de la cocina.
