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Su amigo lloró por una hora más, y terminaron acostados en su habitación. No recuerda muy bien como llegaron allí, solo que se sentía bien poder acurrucarse de nuevo con él.

—Aún acaparas toda la cama— Comentó desinteresadamente, mientras acariciaba el cabello del menor, quien literalmente ocupaba dos tercios de su gran cama matrimonial— Pareces una estrella de mar.

Pudo notar como una pequeña sonrisa se dibujaba en los labios del contrario.

—Cuando éramos trainees solías decirme que era una estrella— Contó Jihoon, aún acurrucándose en el suave colchón.

—Y aún lo eres— Le aseguró, per el menor negó con su cabeza.

—Tal vez, pero una falsa— Dijo con amargura, mirándole de reojo— Odio la música que me dan para cantar.

—¿Entonces porque sigues haciéndolo?— Preguntó con curiosidad— Si no te gusta lo que haces, deberías intentar cambiarlo.

Jihoon soltó una risa sin gracia, y solo acercó su cabeza más hacia el costado suyo.

—A mi empresa no le gustan los "cambios"— Le contó, su voz un tanto atenuada al estar prácticamente pegado a la sudadera de Seungcheol— Ya he intentado mil veces proponer otras canciones, pero siempre las rechazan.

Seungcheol frunció su ceño, inconforme a como esta "empresa" ha tratado a su amigo.

Si mal no recuerdo, las canciones que Jihoon componía siempre la dejaban una sonrisa en el rostro, su menor sudaba talento y le molestaba que otros no se molestaran siquiera en notar su esfuerzo.

Allí tuvo una idea.

—¿Tienes alguna para mostrarme?— Preguntó con emoción, y se enterneció al ver los ojos esperanzados del más bajo.

—Tu...¿quieres escuchar una?— Preguntó en un susurro.

—Claro que si...

No había ni terminado la oración cuando Jihoon ya había saltado de la cama en busca de su teléfono.

—Tengo muchas canciones, ay, ahora no sé cual mostrarte— Musitaba el menor, buscando algo que mostrarle.

—¿Cuántas tienes?— Preguntó con verdadero interés, viendo como las carpetas eran demasiadas— ¿Unas veinte?

—Ciento once— Respondió casualmente, y la boca de Seungcheol casi queda en el piso.

—¡¿Ciento once?!— Inquirió con ojos en grande— ¡¿Y no te han dejado hacer ninguna?!

Jihoon negó su cabeza con un puchero.

—Ni siquiera sé si han escuchado una entera— Confesó con rostro decaído— Una vez se las mostré a mi mánager, y solo me dijo que no se ajustaban a mi concepto.

—¿Hablas del concepto que te obligan a seguir?— Inquirió nuevamente con un bufido— ¿Sabes que? Las quiero oír todas.

La sonrisa que Jihoon le dedicó no tuvo precio.

Obviamente escuchar ciento once canciones en una sola tarde no iba a ser posible a menos que tuvieran unas siete horas libres, así que su amigo le puso una lista de sus favoritas, y sinceramente, Seungcheol ya era su fan.

—Esto es demasiado increíble, Jihoonie, yo...no tengo palabras— Le confesó con una gran sonrisa, luego de la séptima canción, se volteó a verle con expresión seria pero sincera— No puedo creer que los demás no aprecien tu talento.

El mencionado soltó un bufido avergonzado, y se rascó la nuca de manera tímida.

—No es nada...

My Stars Align [Jicheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora