Capitulo 17

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La luz entraba por la ventana. Cuando abrí los ojos me encuentro con la cabeza de Adrien descansando en mi pecho. Está profundamente dormido, en eso caigo en cuenta de todo lo que paso ayer, él y yo... mi cara se siente caliente...en este momento... solo llevo está sabana. ¿Cómo puede ser posible que yo...? ¡Marinette te volviste loca! Se remueve un poco, sus manos aún están sobre mi cintura. Se ve tranquilo, paso una de mis manos por su cabello es suave. No puedo creer que este hombre sea mi esposo. Desde que lo vi no negué que es muy guapo y al contrario de lo que dicen sobre su personalidad difícil es dulce y atento ¿no sé cómo lo veré ahora? Si bien estamos casados, no deja de ser vergonzoso.

-Hmm – gime – me gusta – dice medio adormilado. Yo me quedo petrificada ¿desde cuándo está despierto? - ¿Por qué te detienes? Me gusta que juegues con mi cabello querida...

-Yo...yo... - mierda Marinette, di algo

Se levanta y lo tengo encima de mí, sus ojos verdes me observan divertido. Mi corazón late como loco. Por dios los dos solo tenemos una sabana

-¿Qué pasa querida? ¿tienes fiebre? – niego con la cabeza. Se acerca más – o ¿estas adolorida? – susurra.

No lo soporto más e intento taparme con las sabanas, pero antes de que pueda hacer algo Adrien me toma por la muñeca

– oh, no lo harás, me encanta esa dulce expresión en tu rostro, además – sus dedos juegan con mi cabello – no tienes de que avergonzarte, somos marido y mujer. Como soberanos de la nación, tenemos que pensar en dejar uno o dos herederos – eso hace que mis mejillas ardan, se ríe – eres adorable. Te amo... - besa la punta de mi nariz

-Yo también...te amo... - digo aun avergonzada.

-Quisiera quedarme así contigo todo el día, pero te prometí montar a caballo hoy, así que – se pasa una de las sabanas por la cintura – iré a darme un baño ¿quieres acompañarme?

Ya nada puede ser más vergonzoso. Asiento.

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Estábamos en el comedor. Adrien tenía una sonrisa radiante, por fin había logrado su cometido, hacer que tomáramos un baño juntos. Incluso Nathalie lo veía de una forma extraña, creo que nunca lo había visto tan feliz y eso hacía que me avergonzara más. Los recuerdos de lo que paso anoche y hace apenas un momento venían a mi cabeza. Antes de que nos traigan el desayuno, me toma de la mano y besa mis nudillos

-Nathalie ¿no es mi esposa hermosa? – sonríe y mi corazón da un vuelco

Ella solo asiente con una sonrisa y va para la cocina. Yo miro a Adrien con los ojos muy abiertos, no puedo creer que dijera algo como eso ¿Sera acaso que la maldición le ha afectado?

-Adrien... ¿Cómo puedes decir...?

-¿Qué? ¿Qué te amo? Es la verdad. Pensé que nunca iba a poder decírtelo y ahora que por fin puedo estar contigo no veo porque ocultarlo

Yo solo puedo sonreír, la verdad es que sus palabras me llegan hasta lo más hondo del corazón, yo también lo amo. En eso llega el cocinero con el desayuno, Adrien lo saluda al parecer todos dentro de esta villa se conocen muy bien.

Desayunamos tranquilamente, mientras Adrien me habla sobre la casa. Su padre la mando a construir en secreto para que tanto su madre como él tuviesen un espacio libre en el cual pudieran relajarse. Pero después de la muerte de la emperatriz y que su padre cayera enfermo se le asigno a Nathalie hacerse cargo del lugar.

Me preparan con ropa especial para poder montar, pantalones largos, botas y el casco. Entonces vamos para los establos. La verdad a pesar de que a simple vista se ve pequeña, hay mucho más espacio en la parte trasera de la casa. Hay en total seis caballos, todos son hermosos. Adrien me dice que las razas son diferentes para tener más versatilidad. Al final nos detenemos en uno de los establos, un hermoso caballo blanco asoma la cabeza. con cuidado me acerco para poder acariciarlo

ME CONVERTÍ EN SU ESPOSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora