XV Quema |✓|

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—¿Andra? ¿Eres tú? —se oyeron ruidos como si estuviera corriendo— ¡Stella, creo que es Andra!

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—¿Andra? ¿Eres tú? —se oyeron ruidos como si estuviera corriendo— ¡Stella, creo que es Andra!

Largué una pequeña lagrima al escuchar la voz de mi padre, Arthur, llamar a mi madre.

—Sí, papá. Soy yo —respondí con dolor.

—Hija, ¿dónde estás, porque te fuiste? —su pregunta me tomó por sorpresa y miré a Kirk, quien me observaba con una mirada que decía: perdón, era necesario.

Le mandé una mirada de odio y contesté a mi padre:

—Me fui porque no soportaba fingir que todo estaba bien luego de lo sucedido. Estaba harta de decir la misma mentira de que no me acordaba del suceso tan nefasto que tuve que vivir, simplemente sentía que me ahogaba.

Me quemó tanto mentirles, pero en el fondo sabía que era mejor que pensaran que me fui por mis propios medios a que vivieran con la constante angustia de creer que fui secuestrada, nuevamente.

—Mi amor —dijo mi madre con voz dulce. Sabía que estaba aguantando las lágrimas, al igual que yo—, nos hubieras dicho lo que te sucedía, no había necesidad de causar tanta angustia.

—Lo siento mamá, pero la situación me estaba avasallando —respondí esa vez regulando mi tono de voz. Necesitaba sonar más tranquila para que no me descubriera.

—Comprendemos tu pesar, mi amor, pero por favor, dime donde estás; nosotros iremos por ti. —Oí cómo lloraba. Las madres no tendrían que llorar por sus hijos.

—Mamá, yo... no regresaré. No quiero hacerlo. —Y lo dije, largué las palabras que sabía que los destruiría a ambos.

Escuché como mamá largó un grito ahogado.

Apreté mis ojos para no llorar.

—¿¡Acaso te volviste loca!? ¿Cómo le dices eso a tu madre? Te amamos con todo nuestro ser, ¿y así es como nos respondes? —Papá se escuchaba furioso, estaba descargando la angustia por mi ausencia mezclado con el dolor que le causaron mis palabras.

—Seré mal agradecida, pero lo único que tienen que saber es que estoy bien, que no me hace falta nada, que nunca en mi vida me sentí tan bien como ahora.

Aguanta, Andra.

Duele.

Lo sé, pero es por ellos.

—No sabes lo decepcionado que estoy; me defraudaste.

Quema.

—Lo siento, pero ya no hay retorno —hice una leve pausa para ver a mi alrededor y juntar fuerzas.— Los estaré llamando cada que pueda, los amo.

Y corté la llamada sin esperar respuesta. No quería escuchar que me dijera que no querían saber más de mí. No lo soportaría.

Despegué el teléfono de mi oreja y lo posicioné sobre la mesa. Miré a Kirk, el cual me miraba de una forma extraña; con compasión.

Destructivos © [Serie CD #1] |✓| PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora