Capítulo 5

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Hola!!!
Después de casi un mes de no actualizar por fin he vuelto >:D !!

Espero que les guste mucho y disfrútenlo 😘
































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Los días pasaron después de aquella tan magnífica noticia de que Sabo el hermano mayor de Luffy había reencarnado en la época actual, ahora el menor no le cabía la emoción, pero, su único problema era que el rubio no lo recordaba para nada, por lo tanto quizás no lo volvería a ver y más aún sabiendo que desde su encuentro con el, Law digamos que se volvió un poco distante y parecía un poco enojado.

Sin duda alguna los humanos en la actualidad eran todo un lío, no entendía por qué el ojeroso se molestó con el, por el simple hecho de querer estar un rato a solas con el rubio, y su molestia fue tanta que no le había dirigido la palabra directamente desde hace más de una semana. Sin el para hablarle y teniendo en cuenta que tenía prohibido salir de la casa y por supuesto no conocía a nadie más, Luffy se sentía muy solo... No le gustaba para nada sentirse de aquella manera, era como volver a aquella obscuridad en la que lo único que resonaba eran sus profundos pensamientos, ahora que lo pensaba mejor había desarrollado cierta fobia a quedarse solo.
un poco agitado y notando que Trafalgar no se encontraba en casa corrió hasta la habitación del arqueólogo y se encogió en una esquina sujetando su cabeza para agacharla. De pronto sintió un leve toque en el hombro, abrío los ojos rápidamente teniendo la esperanza de encontrarse con Law, pero no fue así, miro todo a su alrededor y se percató de que se encontraba en la morada de los dioses una vez más, suspiro aliviado y busco con la vista a uno de sus dioses conocidos, el cual no demoró mucho en aparecer.

* Mi pequeño Luffy!! — Resonó una voz femenina por aquel amplio lugar.*

— Makino-san... ¿Por qué ma has llamado? — Cuestionó el faraón mientras corría a abrazar a la peliverde, la cual no dudó en corresponder.

*— Te he estado vigilando mucho últimamente... y he notado mucha tristeza en tus ojos... ¿Qué sucede? — con preocupación miro al chico en sus brazos, Luffy era alguien franco y tenaz por lo que no era muy usual contemplar tristeza entre sus principales emociones. *

— Shishishi, no te preocupes no es nada en realidad... — trato de sonar lo más convincente posible para no preocupar demaciado a la Diosa, después de todo y después de cientos de años de solo convivir con ella y uno que otro Dios mientras permanecía encerrado en el sarcófago, ahora la veía casi como si fuera su madre.

*— Tu mejor que nadie sabes que no puedes mentirme, soy la Diosa Bastet, encargada de velar por la seguridad del faraón, todo lo que te haga sentir afligido a ti, me hará sentir afligida a mi. — Tal y como dijo era exactamente así, ella era la protectora del alma del faraón y eso le permitía tener una conección especial con el.*

Luffy medito bien sus palabras, suspiro levemente y nuevamente se acurrucó entre los brazos de la mujer a la que veía como su segunda madre. — Es solo que... Es muy difícil para mí encajar en el nuevo mundo. Todo el impacto del que ha sido víctima mi mente es brutal, aún no termino de entender cómo funcionan las cosas en la actualidad o... como es que todas las personas que siempre estaba junto a mi ahora han muerto... — comento al borde del llanto— Nadie se ha quedado junto a mi y ahora que la única persona con la que contaba ha dejado de hábleme, me siento tan solo. — susurro.

* Bastet apretó aún más el agarre en el chico queríendo reconfortar lo un poco, le dolía mucho verlo así de frágil asi que tomo una decisión importante. — Escúchame bien Luffy... de todas las personas a las que conocías y ya no están ¿Quién es a la que más extrañas? — Cuestionó con seriedad.

Debajo de la arena.   LawluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora