(Adolfo... )Frunzo el ceño al ver un jinete alejándose rumbo a el riachuelo, creo que se quien es.
_¡Rufino! _ le hablo a el trabajador que tengo para que cuide de mis caballos. Llega y se quita el sombrero frente a mi algo nervios.
_Si, señor. - creo escuchar algo de temor en sus voz, pero ignoro ese echo.
_¿A donde fue la señora? _ con la cabeza señaló a lo lejos donde se pierde Alicia.
_No se, señor, no pregunte, me pareció algo atrevido de mi parte. - retuerce el sombrero entre las manos, y se que es justificado su nerviosismo ya que más de una vez le eh amonestado por detallas que me parecen es importante tener en cuenta.
_Bien _ me gusta que la respeten como si fuera yo. De lo contrario se quedarían sin trabajo. _ ¿que caballo le preparaste?.
_Bueno, ella escogió a lluvia la yegua mas tranquila y me pareció la mejor para ella.
_Bien. Ensilla a trueno.
Como siempre me encanta la velocidad de trueno. Es un caballo algo remilgos, pero yo puedo dominar su carácter alterado. Freno fuerte mi caballo al reconocer una melena rubia que parece que va con prisa. Bajo de trueno y lo ato a uno de los tantos árboles que hay al rededor del riachuelo. Me pongo a un lado esperando a que pase, sé que no me a visto.
_¡Baya! - exclamó saliendo del arbol dónde estaba - ¡ Que honor, tener en mis tierras a la Sr. Cabrera!.
Me paro frente a ella. Quien me ve con los ojos llorosos. Como quisiera saber su pesar y poder estrecharla y consolarla. Quito esos estúpidos sentimientos y pensamientos de mi cabeza, ella es una traidora, y eso no lo debo olvidar.
_A... Adolfo _ tartamudea y sus ojos azules crecen un poco asustados.
Esta tan malditamente hermosa, como la primera vez que la ví o la primera vez que la hice gemir debajo de mi cuerpo. Se ve tan pequeña y frágil, pero es una embustera. Pese a su cuerpo pequeño de curvas adorables y esa cara de ángel adornada con unos bonitos ojos azules y pelo rubio, es toda una tentación, y solo verla siento que mi entre pierna se despierta.
_¡Sr. Alcázar! - gruñó y ella retrocede un paso. La he asustado - Para usted - finjo una m dió sonrisa.
Sé, que la maldita me dejo por no poder esperar a que yo regresara forrado de dinero o quizá nunca pensó que si volvería por ella. La rabia emerge en mi.
_Que, ¿su marido no la satisface en la cama? - avanzo ese paso que ella retrocedió y un poco más - Y viene a que la aga gritar yo, como siempre le ha gustado - su tierna piel se torna colorada.
_Eres un...! _ levanta su blanca mano, para golpear, pero la detengo con fuerza y ella hace una mueca.
_Es que... _ digo con una sonrisa socarrona en los labios _ no encuentro otra explicación para que una Sra. Como usted este por estos rumbos. - veo como su pecho sube y baja, está muy agitada.
Levanta el mentó y sus ojos tiene un matiz de orgullo. Así se ve malditamente deseable.
_Te... - traga saliva y se aclara la garganta. Jala su mano para soltarse y se lo permito - Se equivoca Sr. Alcázar, mi marido me satisface mas que _ me ve de arriba a bajo y en vez de sentir ira, mi lívido se prende por su mirada en mi cuerpo _ cualquiera - escupe está última palabra con asco. Sonrió solo para no demostrar que eso dolió.
Ok, me ha dado en mi orgullo, ha insinuado que disfruta de sus caricias como un día disfruto de las mías.
_ Me da gusto de que su... Vida Sra. Cabrera, en todo caso, me da lastima del pobre Sr. Cabrera. Digo a mi nunca me ah gustado ser segunda opción de nadie, porque mi mujer, ha sido solo mia, solo yo he disfrutado de su cuerpo y las sabanas de mi cama fueron presente de ese detalle.
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El sendero de tu piel
RomanceNunca se imagino que fuera a ser traicionado por la mujer que amaba, se alejo durante un tiempo para poder conseguir lo mejor y ponerlo a los pies de aquella mujer. El dolor y la frustracion lo segaron y la pago la más inocente, Adolfo Alcázar tiene...