Capítulo 15: Cara a cara

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Cuando desperté lo primero que vi fue a él, a mi Gee, estaba ahí, dormido a mi costado, algunos mechones de su negro cabello cubrían su rostro, los retiré para poder apreciarlo mejor, se veía tan lindo dormido, con una sonrisa dibujada en su rostro y un leve rayo de sol que se atravesaba por la ventana iba precisamente a iluminar su hermosa expresión.

Recordé todo lo que habíamos vivido el día anterior, tan solo me moví un poco y sentí dolor en mi cuerpo por la golpiza que me habían propinado los amigos de Bert, sin embargo al ver a Gerard a mi lado, durmiendo tranquilo, me sentí aliviado.

Hubiera querido quedarme contemplando a Gerard durmiendo todo el día, pero pronto mi madre tocó a la puerta de mi habitación para ver si ya estábamos despiertos. El ruido despertó a Gerard, pude ver como sus hermosos ojos verdes se abrían. Me miró y me sonrió.

- Buenos días mi Gee hermoso

- Buenos días Frankie- le di un suave beso en sus labios

Estuvimos unos minutos mirándonos hasta que nos propusimos a levantarnos para ir a desayunar. Admito que me dolió salir de la cama, no estaba aún repuesto. Al bajar e ir al comedor un delicioso aroma inundaba el lugar, mi madre había hecho hotcakes para desayunar, pues yo le había comentado en alguna ocasión que a Gerard le encantaban.

Desayunamos tranquilos, mi madre me miraba con algo de pesar por los moretones que se podían apreciar en mi rostro. Cuando terminamos dijo que tenía algo que decirnos. Miró a Gee.

- Gerard, tu madre llamó, dijo que le hablaron de la comisaría, que al parecer ya detuvieron a Bert y a sus amigos, pero me dijo que tienes que ir a reconocerlos y ratificar la denuncia. Que te verían allá a las 12.

Vi como la sonrisa que Gerard tenía en el rostro se desdibujó, pues lo que menos quería era volver a ver a Bert.

Narra Gerard

Había comenzado tan bien el día, pues lo primero que mis ojos habían visto al despertar habían sido los hermosos ojos color avellana de Frank, estaba ahí, mirándome con una bella sonrisa en su rostro. Su madre nos había preparado el desayuno, fue todo tan genial, sin embargo, cuando terminamos nos dijo que mi mamá había llamado, pues habían detenido ya a Bert y sus amigos. Por un lado sentí alegría, pues ya no tendría más temor de que nos los volviéramos a topar en la calle y nos lastimaran, sin embargo cuando dijo que debía ir a reconocerlos y a ratificar sentí que la sangre me bajó del cuerpo, y es que lo que menos quería era volver a verle la cara a Bert, no después de lo que nos había hecho a Frankie y a mí.

Teníamos que estar en la comisaría a las 12, así que nos apresuramos a salir de casa de Frank. Subimos al auto. En el trayecto Frank tomó mi mano, recosté mi cabeza en su hombro. Antes de bajar me volteó a ver y me dijo -No tengas miedo mi Gee, yo estoy contigo, ese tipo ya no podrá hacerte nada -y pegó sus labios a los míos.

Cuando llegamos a la comisaría, en la puerta ya se encontraban mi madre y Mikey esperándonos. Entramos, pasamos la recepción, caminamos por un largo pasillo hasta que llegamos a una oficina donde se encontraba una persona frente a una computadora, quien se encargaría de tomar mi declaración. También había unas rejas en vez de pared en uno de los lados de dicha oficina. Frank me tomaba fuerte de la mano, pues sabía que en cualquier momento Bert y sus cómplices aparecerían detrás de aquellas rejas y entonces tendría que encararlos. Tenía tanto miedo.

Pronto Bert y sus amigos aparecieron por detrás de aquellos barrotes, custodiados por un par de policías. Yo ni siquiera podía mirarlos a los ojos, y es que no era solo el temor, eran también las nauseas que me provocaban solo mirarlos y recordar esa maldita noche en que Bert me embriagó y junto con sus amigos abusó de mí. Cuando me preguntaron si ellos habían sido quienes me habían agredido únicamente asentí con la cabeza, pues por alguna razón las palabras no salieron de mi boca.

Narra Frank

Gerard estaba tembloroso, su mano estaba un poco húmeda por el sudor, notaba como siquiera le costaba sostener la mirada ante aquellos idiotas, sin embargo yo no me contuve de lanzarle una mirada de odio a Bert, pero el maldito sólo esbozaba una gran sonrisa que lo único que me provocaba era unas inmensas ganas de romperle la cara.

Cuando Gerard terminó de ratificar se giró hacia mí y ocultó su rostro en mi cuello, pude notar que algunas lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas

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Cuando Gerard terminó de ratificar se giró hacia mí y ocultó su rostro en mi cuello, pude notar que algunas lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas. Yo sólo veía como Bert esbozaba aún más grande su sonrisa detrás de las rejas. Estábamos por retirarnos, sin embargo yo tenía que ajustar cuentas con ese idiota antes de que pasara muchos años en prisión, por lo que le pedí a Mikey que cuidara de Gee, que en un momento los alcanzaba. Gerard trató de evitar que me quedara. Tomé su rostro entre mis manos, di un casto beso en sus labios y le dije que sólo tardaría unos minutos, que pronto estaría con él. Esperé a que salieran de aquella oficina, entonces me acerqué a Bert y dejé salir toda la irá que traía adentro.

- Ahora te vas a pudrir en la cárcel por lo que le hiciste a Gerard, imbécil – Bert sólo esbozó una gran sonrisa

- Todo valió la pena sólo por verte sufrir, enano

- ¿Por qué le hiciste eso a Gerard?

- Porque te dije que me las pagarías y que mejor que cobrármelas con tu noviecito

Me llené de rabia, quise meter mi puño entre las rejas y golpearlo para borrarle esa estúpida sonrisa, pero me contuve de hacerlo.

- Eres un imbécil, pero ahora te vas a pudrir aquí

- - Pero me pudriré sabiendo que tu noviecito fue mío y él no podrá sacarme de su cabeza y cuando esté contigo no podrá evitar acordarse de mí. Hubieras visto cómo gritaba, y cuando lo golpeé no puso ninguna objeción y dejó que le hiciera lo que yo quisiera

Sentí tanto coraje, quise borrarle esa maldita sonrisa con un puñetazo, romperle toda la cara y hacerle pagar caro lo que le había hecho a mi Gee, pero cuando los oficiales se percataron que nuestra conversación comenzaba a subir de tono, se lo llevaron y el maldito se fue como si nada, soltando una risotada que hizo eco en aquella oficina.

Salí de ahí. Gerard estaba afuera junto con Mikey y su madre. En cuanto me vio Gee fue hacia mí y me rodeo con sus brazos, yo lo retuve cerca de mí, miré sus hermosos ojos verdes, besé sus labios y le prometí que nunca nadie volvería a hacerle daño, que yo estaría con él, que no lo iba a dejar solo nunca y no permitiría que nadie lo lastimara.  

The only hope for me is you (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora