Capítulo 2 "Yo soy el actual Lord Gryffindor"

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Yepsy entraba por quinta vez al despacho ubicado en Gringotts, el elfo estaba feliz de traer comida, bebida y pociones a su amo y a sus acompañantes. Harry por su parte ya no sentía su mano, lo hacía por inercia, pero su muñeca punzaba a cada trazo que hacía.

-Maestro, Yepsy les trae unos bocadillos para ustedes, ¿el maestro necesita algo más de Yepsy?

-Necesito otro filtro de la paz, ¿podrías traerlo Yepsy?

-Yepsy hará lo pedido por el maestro Gryffindor señor.

El elfo desapareció en un pop dejando solo nuevamente al grupo de siete en el despacho de Nibblenight, Harry siguió rápidamente a los papeles de Slytherin una vez cuando terminó con los de Morte.

- ¿Es necesario firmarlos todos hoy? Ya he revisado inicio a fin mis cuentas sanguíneas –se quejó el azabache mirando a los seis duendes-.

-No –el coro de seis fue la respuesta que recibió-.

-Ahora sigamos con las cuentas Slytherin -habló Trablesmoon a Harry-.

-Tengo la oscura sensación de que vosotros me odiáis -murmuró recibiendo varias sonrisas afiladas-.

El reloj avanzaba muy lentamente para el grupo, su almuerzo solo fue unos pocos sándwiches de los cuales increíblemente le agradó el sabor, los duendes estaban felices por generar más negocios con un grandioso cliente. Antes de que se dieran cuenta el reloj marcó las siete menos cuarto de la tarde, Dresorwhith aún se sentía culpable por no darle a su Lord el anillo, pero lo compensó hablando de todo lo que poseía la familia Peverell, de cómo el dinero de la familia era independiente de la fortuna Potter con la cual tenían relación.

-Y dentro de la bóveda 107 hay la cantidad de setecientos mil galeones, doscientos sesenta y tres sickles y quinientos doce knuts, además de varias joyas y objetos de los cuales la mayoría quizás estén malditas, también hay trece grimorios familiares junto a un diario personal de M. Peverell, ninguno de los hermanos en su tiempo pudo leerlo.

- ¿Solo eso? -preguntó extrañado al ver como Dresorwhith quedó en silencio-.

-Solo eso Lord Gryffindor, una que otra inversión que hasta la fecha ha generado algo de dinero que ha estado rellenando las cuentas familiares -respondió el duende-.

-Es bueno conocer eso, ¿algún contrato que firmar?

-Existe uno, se creó hace seiscientos años para unirse con la familia Lestrange, en un inicio se realizó para Cadmus III y Eliza Lestrange, lamentablemente la señorita Lestrange falleció antes de cumplir el contrato y quedó en un estado de extasis hasta que hubieran dos candidatos aptos para la tarea. Desgraciadamente, la última mujer nacida en esa familia falleció hace casi cuarenta años y ahora solo está disponible el segundo hijo de los Lestrange: Rabastan.

-Entonces este contrato seguirá así hasta que se cumpla de alguna y otra forma.

-Eso es, en síntesis.

-Entiéndalo Lord Gryffindor, si está pensando cumplir este contrato debe de tener en cuenta del concubinato –dijo Nibblenight-.

-Quien dijo algo de concubinato -respondió secamente mientras tomaba su herencia-. Soy un cuarto león y sé que no poseo un aparato sexual femenino, lo que me ha llevado a suponer que mi pareja lo tiene.

-Pero eso significaría retrasar más el contrato –Richbooks dijo lo obvio-.

-No, tengo una corazonada con el joven Lestrange, solo debo conocerlo antes –dijo Harry mientras guardaba el contrato en las bancas familiares-. Creo que ya es tiempo de que me vaya, mañana comenzaré a comprar lo necesario para volver habitable nuevamente Gryffindor's Castle, los veré luego –se despidió mientras metía todo en su alforja-.

Amor en el futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora