I: Bienvenidos a Tokio

57 15 57
                                    

Seis años despues

—¡Si, logre entrar! — grita Kenji afuera de la casa, haciendo que me corte con el pelador de papa. Suspiro algo decepcionada por lo débil que me he convertido desde que perdí a Ren. —Sukuna, logré entrar a UA, para el año que viene estaré en Tokio. Te dije que mi particularidad era genial, seguiré los pasos de Ren. — comenta emocionado entrando a la cocina.

—Muchos tienen el poder del fuego. — respondo para traerlo a la tierra. —Además, pasaste el examen teórico. ¿Cómo demostrarás tu particularidad sin una espada que refleje tu energía? — cuestiono, este pone cara estreñida.

—Sigo siendo bueno con las espadas, apuesto que habrá grandes creadores en la escuela UA para así demostrar mi fuego interior. — responde, termino de pelar las papas y me giro para mostrarle una sonrisa.

—Felicidades, Kenji, sé que serás un gran héroe. — lo felicito, sus ojos color naranjado se llenan de lágrimas y corre hacia donde mi para abrazarme a lo cual acepto.

—Hare realidad el sueño de Ren, lo juro hermana. — asegura, lo abrazo con mas fuerza.

—No hagas las cosas por obligación, sino porque te gusta. — lo regaño, este se aleja y me sonríe.

—Le diré a padre, aunque no se emocione. — se va corriendo a la habitación de mi suegro.

Me centro en cocinar, pero lágrimas caen sobre mis manos. Tengo que conseguir esa espada como de lugar, pienso. He investigado algunas cosas por conexiones en el mercado negro, muchos me quieren de vuelta, pero no soy la misma de hace seis años. No he usado mi particularidad desde que perdí a mi amado. Solo he sido ama de casa, criando y entrenando a Kenji, cuidando a mi suegro que ni ganas de vivir tiene.

Al terminar de hacer la comida la sirvo, llamo por Kenji que se sienta algo serio. Voy a llevarle la comida a mi suegro, toco antes de entrar y espero su autorización. Al entrar veo todo igual, me está dando la espalda, sentado sobre su escritorio.

—Le traigo su cena, señor. — le aviso dejando la comida en su mesa.

—Siéntate, Sukuna. — manda a lo que le hago caso sin rechistar. —Haz cuidado bien de nosotros desde que Ren se sacrificó por ti. — siento una punzada en mi corazón. —Quiero que te vayas a vivir con mi hijo a Tokio. Tienes que estar para él en todo momento y ver como se convierte en héroe.

—Pero usted...

—Se cuidarme solo. — me interrumpe, muerdo mi labio. —Promete que lo cuidaras.

—Daría mi vida por ustedes, señor. — aseguro, observo como asiente.

—Lo sé, estás loca de morir y estar con Ren. Pero... quiero que conozcas a otras personas y te des una oportunidad de vivir.

—Yo no merezco... — vuelve a interrumpirme.

—Se que mi hijo desearía que hicieras tu vida y que vuelvas amar. — me mantengo callada ante sus palabras, pero dudo que vuelva a sentir amor por otro hombre o mujer. —Es un mandato, no puedes desobedecerme. — suspiro y asiento.

—Bien señor. — contesto para levantarme, salir del cuarto y encaminarme hacia la cocina donde Kenji no ha comido nada. —Come o no serás un héroe.

—Nos quiere lejos. — susurra, es raro ver sus ojos opacos.

—Quiere que te conviertas en un gran hombre y sigas con la herencia. — respondo sirviendo mi comida, me siento delante de él a lo que lo miro con cariño. —Vamos, no quiero un héroe triste. — pincho su cachete con mis palillos, este pone cara de dolor y se queja. —Come.

My #1 hero: Katsuki BakugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora