II: Te encontré

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Miro malhumorada a la secretaria, tres días y todavía no llega nadie a hacer algo en la casa. Se que no es culpa de ella, pero llevo horas aquí esperando, ganando miradas raras de su parte. No me voy a ir hasta que me atiendan, aunque muera aquí.

¿Tanto se tarda un héroe en patrullar? Desbloqueo el celular para ver si hay una situación peligrosa que este pasando. Lo básico; robos, asesinatos, asaltos, entre otros. Pero nada grave como para despoblar un barrio o pueblo.

—Señora Fujimoto, ya mismo llegará el señor Katsuki Bakugo y la atenderá en su oficina. — señala una enorme puerta, me levanto y me encamino hacia la dirección señalada.

—Es señorita. — le aclaro al pasar por su lado, siento su mirada punzante sobre mi espalda y cierra la puerta de un cantazo.

Observo la oficina del héroe dinamita, muy organizada para mi sorpresa. Hay una batería, si, parece de ese tipo. También hay una medalla en un cuadro, me acerco y es de un festival. Tal parece que era una de los mejores de la escuela de héroes. Trato de recordar si vi ese festival u otras noticas en el que apareciera, siento que lo he visto antes...

—Cuando doy la confianza de que pases a mi oficina es para que te sientes a esperar por mí y no husmees en ella. — siento como me sube un escalofrío por mi espalda al escucharlo entrar.

—Se supone que sea yo la que se queje aquí, nadie a aparecido en mi hogar para reconstruir la parte afectada. — me giro, me sorprendo al verlo con su uniforme todo hecho un desastre y algo herido. —¿Estas bien? — pregunto preocupada acercándome, este camina a su sillón y se tira dejando escapar un enorme suspiro.

—Tengo unos papeles que tienes que firmar, se me olvido dárselo a mi secretaria para que se comunicara contigo. — responde ante mi reclamación. —Es sobre autorización para poder reconstruir. Tienes un hogar algo histórico.

—¿Estas bien? — vuelvo a preguntar.

—Maldición, si, solo son rasguños. — responde con actitud.

—Aunque sea rasguños puede infectarse, tonto. — lo regaño buscando banditas o alcohol en esta oficina. —¿No tienes kit de primeros auxilios? — cuestiono, este señala un lugar y voy a buscarlo. Al regresar está sentado estudiándome.

Me arrodillo, saco los pañitos de alcohol, gazas y triple antibiótico. Miro su rostro buscando rasguños, aplico con cuidado cerca de su labio y estos se ponen rígidos ante el ardor así que soplo. Me centro en sus manos, son duras y secas las limpio. Luego aplico el triple antibiótico y listo.

—Es bueno que te apliques el triple antibiótico luego bañarte. — aconsejo sonriéndole, sus ojos rubíes me miran asombrados, pero cambian a los usuales en menos de dos segundos.

—Idiota, soy un héroe claro que iba hacer eso. — comenta con actitud, haciéndome enojar. —No eres mi madre para que me trates de tal forma. — baja mi enojo a melancolía.

Cierto, no va a reaccionar como yo lo hice con Ren. Nadie me había curado en mi vida de gratis, pero mi amado lo hizo sin conocerme. Aunque mi misión era robarle cosas con gran valor en el mercado negro y poder sobrevivir unos años tranquila. Mi reacción fue asombro, más al Ren tomarme como una princesa y cuidarme. Ahí tuve un hogar permanente el cual me entrenaban, alimentaban, mantenían y descubrí lo que es el amor.

—Lo siento. — me disculpo ante mi atrevimiento levantándome a lo que chasquea. —¿Dónde están los papeles? Para firmarlos. — me acerco al escritorio y noto que hay algo escrito en un sobre. —¿Mujer escandalosa? — pregunto tomándolo para mirarlo con una ceja arqueada, no responde solo se queda observándome, doblo y firmo.

My #1 hero: Katsuki BakugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora