Sukuna
Escucho como se cae algo haciendo retumbar mi cabeza, un rayo de sol me da en el rostro por lo que me quejo para enterrarme debajo de la almohada. Luego de que Katsuki se fue celebré a mi manera mi cumpleaños numero 25. Llega a mis fosas nasales el olor fuerte de pintura, gruño tratando de conciliar el sueño, pero recuerdo el desayuno de Kenji. Me siento sobre el futón en menos de tres segundo logrando que me de vuelta la cabeza.
—Enseñame Katsuki Bakugo. — llega a mi cabeza lo que paso anoche.
Miro mi mano, la suya era áspera como si no parara de trabajar o entrenar y muy cálida. Cierro mi mano formando un puño. Busco la foto de Ren y mía, sonrio.
—Proteger las sonrisas de los demás usando mi particularidad, ¿eh? — pregunto pasando mi pulgar. —Creo que es una buena oportunidad lo que me propusieron los héroes, Ren. — deposito la imagen sobre la mesita de noche y trato de levantarme haciendo que todo me de vuelta, aguanto las náuseas.
Noto que hay un papel pegado a la puerta; No te levante por todo lo que tomaste anoche, desayunaré afuera así que no te preocupes por mí. El señor Katsuki vino a verte le dije que te sentías enferma. De todos modos, te va a ver luego, tal parece que tenía que decirte algo. Me gustó verte feliz anoche, hermana, hace mucho no te veía así. Espero estar presente en las siguientes veces que te sientas feliz.
Suspiro, me cambio, hago mi rutina para abrir la puerta y que me ataque el olor de pintura fresca. Todos los empleados se me quedan mirando algo asombrados ante lo tarde que me he levantado. Sonrió, noto que tienen ya el almuerzo. Veo una espalda que no conozco, pero al cerrar la puerta unos ojos rubíes me estudian.
—Buenas... — susurro dando una reverencia.
—Buenas tardes, señorita Fujimoto. — saludan todo menos Katsuki.
—Al fin te levantas, me toca patrullar en la noche y no he descansado esperando a que te levantes. — miro el suelo apenada.
—Lo siento, hace mucho no celebraba mi cumpleaños.
—¡Felicidades! — exclama los presentes alegres.
—Sígueme, tenemos trabajo que hacer. — comenta Bakugo ignorando a todos y empezando a caminar sin esperarme.
—Si, señor. — susurro siguiéndolo, si va a ser mi capitán tengo que respetarlo.
Al salir de la casa me encuentro con una motocicleta, este se monta y me extiende un casco. Al ponérmelo me subo, trato de no abrazarlo. Escucho como prende la máquina, gira un poco su cabeza.
—Es mas seguro si te agarras de mí. — aconseja, le hago caso a regañadientes.
Paseamos por Tokio hasta su agencia, todos los reciben con respeto. Sigo su paso en silencio, entramos en el ascensor. Mi estomago gruñe delatando mi hambre, me aprieto el estómago y sonrío apenada.
—Habrá comida en la sala de reunión, por eso no te lleve a comer algo. Además, que estamos tarde. — asiento, escucho como gruñe. —Maldición, no tienes que tratarme como si fuera de superior. — se queja, levanto mis manos inocentemente.
—Lo siento, en mis tiempos actuaba de esta manera ante mis jefes. — explico rascando mi cabeza sin dejar de sonreír. —Era algo serio para mi hacer un trabajo excelente para ganar lo prometido, no tenía relación alguna de empatía u otra cosa con ellos. Solo hacer el trabajo... — mi voz se apaga al notar que en realidad no poseía vida sino dinero y comida.
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My #1 hero: Katsuki Bakugo
FanfictionSukuna, una chica de 24 años, ha tenido una vida difícil. En su juventud se mantenía haciendo trabajos en el mercado negro, escapando de héroes y villanos. Hasta que conocío al hombre que la enseñó amar, Ren, pero no todo fue bien ya que lo perdió j...