CAPITULO 34

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Mientras Lika y Alexander vivian una eterna luna de miel, Lucca que estaba al frente de los negocios ilícitos ahora rabiaba que estaba peor que antes, ya que algunas veces el mismo a quién odiaba lo había salvado de alguna paliza ordenada por Lika, ella era más sádica, más salvaje que Alexander

A veces quería hacer algo a espaldas del dueño para ganar más dinero y ella parecía una bruja que lo pillaba y por ende lo mandaba a castigar pero con los hombres que ella controlaba, Alexander siempre le advertía diciendo

—Lucca deja de estarme haciendo trastadas, ganas mucho dinero y cada vez quieres más, te advertí que si quieres cambiar algo dímelo a mí y te evitas que mi esposa te castigue, algún día te va a matar hombre —A lo que Lucca contestaba

—Yo no sé por qué permites que ella maneje tus negocios, tú eres el dueño solo tú deberías manejar tus negocios, yo a ella no le tengo confianza alguna mierda

Alexander lanzo una sonora carcajada y opino

—Jajajaja ay mi Lucca,, mira ya que deseo verte tranquilo porque sé que haces esto por tu esposa Dalila, vamos a crear un club pero solo tú serás el dueño ¿Qué te parece mi idea? además te librarías de las garras de mi loba vengadora

Esa idea le pareció grandiosa, porque allí serían sus propias decisiones, lo miro a la cara y sonriendo comento

—Claro que quiero Alexander...ah por fin, ya no quiero esos tratos...ella es peor que tú ehm...quisiera que miraras lo que me hizo la vez pasada —Se saco la camisa se dio vuelta y escucho un grito

—Maldita sea, pero....eso es para el ganado, te marcó como si fueras un animal pero...espera un momento allí están la L y P, Lika Pétrov —se puso la mano en su barbilla y hablo dudoso —¿Por qué uso sus iniciales? ¿y yo en dónde quedo? ¿qué esta pasando aquí?

Lucca al darse cuenta de que Alexander ignoraba lo que ella le había hecho se asusto y le pidió en forma de ruego

—Alexander por favor...no le digas nada de lo que viste...yo no quiero discusiones entre ustedes, además ella me da pavor nunca se sabe que planea hacer y quizá si le reclamas me mande a matar y sabes que ya tengo dos hijos...por favor

Alexander caminaba de un lado a otro cavilando lo que vio, pensaba en que Él nunca habría sido capaz de hacer semejante barbaridad paró su caminata y miro a los ojos asustados de Lucca

—Esta bien Lucca no voy a decirle nada, pero ahora mismo vamos a comprar un local para que pongas tu propio negocio...parece mentira...marcarte como a una res...mierda ¿de adónde saca esas perversas ideas?

Ambos salieron del Night Club y subieron en el auto de Alexander y le dio al chofer una dirección de una zona exclusiva de la ciudad, ambos en la parte posterior iban conversando de como sería el nuevo negocio

Lika ahora la esposa de Pétrov estaba en esos momentos en su mansión ordenando al chef el menú al gusto de Alexander, ella vivía solo para Él, la ropa de su esposo ella misma la lavaba le encantaba olerla asi este usada pues contenía su aroma más parecía una doncella enamorada, en los negocios de su esposo ella era despiadada pues los cuidada con obsesión, no quería que nadie le robara un solo dólar por eso castigaba en forma muy dolorosa a quién se atreviera a eso

Sus propios negocios los regía con mano dura, como conocían de su crueldad nadie se atrevía a agarrar un solo céntimo, ella era más cruel que su mismo esposo, pero la felicidad no cabía en ella cuando lo veía entrar por el umbral de la casa se le lanzaba encima para besarlo en forma de saludo, sus besos eran muy húmedos, deseosos, lujuriosos y eso adoraba sentir Alexander cada vez que llegaba a casa, su esposa siempre lo esperaba a su regreso aun cuando tenía ella muchas obligaciones, era una esposa ideal y amorosa

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