CAPITULO 35

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Rubí en su estado de convalecencia y sedada dormía y soñaba con su gran amor llamado Alexander todos los buenos momentos, lo que le entrego su virginidad enamorada, lo que Él le correspondía a su amor hasta pedirle matrimonio

Pero todo se esfumaba cuando miraba el rostro de esa malvada mujer que se lo llevo y después escucharlo defenderla y decir que la amaba, que amaba a esa mujer que lo secuestro, Mijail le advertía de que perdió la memoria a causa de ese golpe en la cabeza

Pero el dolor tan punzante de que escucharlo decir que no la conocía, que nunca la había visto, su corazón se estrujaba ese dolor era tan fuerte que las lagrimas surcaban sus mejillas, ver su foto donde se casaba con esa arpía y lo feliz que se lo veía partía su alma enamorada en pedazos

Ya era el quinto día y se despertó gritando —no mi amor...no me dejes...A...lexander

Se sento mirando al vacío y su rostro bañado de lágrimas, reaccionó cuando sintió que un lado de su cama se hundía y la abrazaban diciendo con voz muy tranquila

—Ya pasó Rubí...calmada...fue una pesadilla —Al mirar al dueño de esa voz se percató que era de Iván y reclamo iracunda tratando de zafarse

—Usted todavía tiene el descaro de abrazarme...por su culpa estoy aquí, yo...no sabía defenderme y usted me golpeo sin piedad...lo hizo a propósito ¿verdad?

Iván se levanto camino un poco y la observo con una sonrisa ladina diciendo

—Tiene razón Rubí...la ataqué a propósito...además usted debe aprender que aquí yo soy el dueño de su vida, de su cuerpo, de sus decisiones, si me da la gana lo vuelvo a hacer y ahora que ya esta despierta, vaya a asearse, desayune y la espero en el mismo hangar en una hora...no me gusta la gente impuntual si lo hace...lo pagará Rubí, ya está advertida y ahora que me acuerdo debe de llamarme de ahora en adelante comandante ¿entendido?

Rubí muy a su pesar contesto en forma sumisa

—Sí comandante —Iván sonrió satisfecho y se fue de allí

—Eres hermosa pequeña Rubí, voy a hacer de ti una mujer fuerte, tú y solo tú conocerás mis secretos lo que nadie jamás le he enseñado, pero a la vez te cuidaré que ninguno de estos hijos de puta se te acerque o pagará con su vida, eres mía —dijo esas palabras caminando hacia su cabaña privada, la única con todos los servicios y lujos de ese lugar

Mientras Rubí recibía la visita del médico que le informo que ya estaba de alta que podría salir de allí, agradeció y salió rumbo a su cabaña donde se aseo y después se encamino al comedor

Al entrar allí todas las miradas varoniles se posaron en ella que muy seria fue a seleccionar sus alimentos y se sento en forma solitaria, habían más mujeres pero ninguna bella como ella

Como siempre no falta un atrevido, un joven rubio se levanto se acercó a ella y le comento sonriente

—Hola muñeca ¿esta libre este asiento? ¿quieres compañía? —A lo que Rubí solo lo observo con sus ojos llenos de enojo y replico

—No quiero compañía gracias...por favor quiero estar sola —El hombre enmudeció de sorpresa al escucharla, era uno de los mejores hombres y acostumbrado a ser acosado por las mujeres y le hirió en el orgullo la negativa de ella a lo que le hablo divertido

—Asi que no quieres que te acompañe ¿te crees una diosa intocable? No seas tonta...yo puedo ser tu hombre, yo no soy de rogar a nadie...deberías de sentirte importante mujer jajajaja

Cuando se escuchó una voz fuerte que hablo

—Hudson...lárguese de allí...es una orden —no termino de ordenar que el hombre se fue de allí y regreso a su asiento sin mirarla de nuevo

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