capitulo 4

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El caso de la perla rosa


-¿Qué demonios estás haciendo? -preguntó Louis al entrar en el santuario
interior de la Agencia Internacional de Detectives, alias Brillantes Detectives de
Burguess, y ver a su amo y señor tirado en el suelo y casi cubierto por un montón de
libros. Harry se levantó haciendo un gran esfuerzo.
-Estaba tratando de arreglar esto en el estante superior del armario cuando
de pronto la silla cedió y todo se vino abajo.
-¿De qué tratan estos libros, si puede saberse? -preguntó Tommo
tomando uno de los volúmenes-. El perro de los Baskerville. ¡Hombre!, no me
disgustaría volverlo a leer otra vez.
-¿Comprendes la idea? -dijo Harry sacudiéndose cuidadosamente el
polvo-. Media hora con los maestros, etcétera, etcétera. Comprenderás,
Tommo, que no puedo por menos de comprender que somos hasta cierto punto
un par de aficionados y que necesitamos mejorar nuestra técnica. Estos libros
son historias detectivescas escritas por verdaderos maestros de la literatura.
Intento emplear diferentes sistemas y comparar después los resultados.
-Hum... -gruñó Tommo-. Me gustaría saber cómo se habrían
comportado todos esos detectives en la vida real -cogió otro volumen y
prosiguió-, encontrarás dificultades en pretender convertirte en un Thorndyke.
No tienes experiencia médica y menos legal, ni tampoco he oído que la ciencia
haya sido nunca tu punto fuerte.

-Quizá no -dijo Harry-. Pero de todos modos me he comprado una
buena cámara fotográfica y me dedicaré a tomar fotografías de toda clase de
huellas y hacer después las correspondientes ampliaciones. Ahora, amigo mío,
haz uso de la poca materia gris que te debe quedar en el cerebro, ¿qué es lo que esto te trae a la memoria?

Señaló el estante inferior del armario. En él había una bata de diseño un tanto
cubista, unas babuchas turcas y un violín.
-Evidente, Watson -contestó Tommo haciendo un mohín.
-Exactamente -repuso Harry-. Las características de nuestro inmortal
SherlockHolmes.
Cogió el violín e hizo resbalar perezosamente el arco sobre sus cuerdas con gran consternación de Tommo.

- Basta Harry!-
El aludido sólo sonrió dejando el instrumento sobre el escritorio, sonriendo hacia su Louis.
- Porqué me miras así?-
- sólo me fijo en lo atractivo que te vez hoy Tommo, acaso es eso un problema?-

- no, para nada, como tampoco lo sería que hicieras algo al respecto- sonrió coqueto
- algo como qué?- alcanzó a preguntar Harry, justo antes que Louis suavemente extinguiera la distancia entre ambos y acoplara sus labios sobre los de él.
- algo así.- dijo rompiendo el contacto, aún a escasa distancia, casi rozando los labios de Harry al hablar, justo antes de volver a besar sus labios suavemente.
- me parece adecuado- contesto Harry.
- mmhmmm- tarareo Louis.

En aquel momento sonó el zumbador de la mesa, señal que indicaba la
llegada de un cliente a la oficina exterior y de que era recibido y atendido por
Timothée, el mensajero de la agencia.
Harry se alejó de Louis y con el pie dió un empujón a los libros ocultándolos tras la mesa.
-No es que tengamos gran prisa -observó-. Ya Timothée se habrá encargado
de distraer a quien sea, contándole la consabida historia de mi conferencia
telefónica con Scotland Yard. Vete a tu oficina, Tommo, y empieza a teclear.
Ese ruido le da cierta importancia a nuestra oficina. Espera. No. Es preferible
que esta vez aparezcas tomando notas taquigráficas. Vamos a echar un vistazo
desde nuestro observatorio antes de que Timothée se decida a hacer pasar a la
víctima.

Se acercaron a la mirilla. El cliente, esta vez, era una muchacha de una edad
aproximada a la de Louis, alta, morena y con cara más bien macilenta y
ojos retadores.
-Vestidos baratos y llamativos -observó Tommo-. Hazla entrar,
Harry.
Un minuto después la joven estrechaba la mano del supuesto míster Burguess,
mientras Tommo tomaba asiento a su lado, con un cuaderno y un lápiz entre los
dedos.
-Mi secretario confidencial, mister Robinson -manifestó Harry
señalándolo con la mano-. Puede usted hablar ante él con entera libertad.

Pareja de sabuesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora