Perdón

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Unas semanas habían pasado y la vida de Harry seguía su curso, para bien o para mal.

El asunto de las pesadillas había mejorado y ahora tenía una sola meta en mente: hacerle la vida imposible a Dolores Umbridge. Porque se lo merecía, y porque era lo correcto. Todos en Hogwarts estaban de acuerdo y la odiaban tanto como él.

Tal vez por eso Hermione había logrado convencerlo tan fácilmente de crear el ejército de Dumbledore.

Al inicio había sido algo incómodo, pero poco a poco había terminado acostumbrándose. En el fondo esto de enseñar a sus compañeros había sido una buena idea. Todos estaban aprendiendo mucho más que en cualquier salón de clases y Harry... Harry sentía que al fin estaba haciendo algo.

Hacer algo por sí mismo, y por los demás. Era justo como le había dicho Luna, cada movimiento lo impulsaba lentamente hacia delante, finalmente podía dejar de sentirse como un inútil.

Finalmente podía sentir algo de esperanza...

Justo en esos momentos se encontraba en la Sala de Menesteres. Era fin de semana y no había ninguna reunión planeada para ese día. No obstante, Harry quería aprovechar el tiempo y practicar su próxima lección.

A fin de cuentas, todos contaban con él.

—¿Cómo te va con eso? —preguntó una voz familiar a la distancia.

Harry se volteó hacia la fuente de ese sonido. Por supuesto, no era otra persona que Luna Lovegood.

A Harry no le sorprendía en lo absoluto, más de una vez se la había conseguido practicando por sí misma sola en la habitación. Al parecer la Sala de Menesteres era fascinante para ella.

—¿Cómo lo haces? —preguntó Harry al verla —. Ni siquiera te escuché entrar.

La joven sonrió levemente.

—Tengo mis secretos.

—¿Torsoplos?

—Exactamente —respondió Luna sonriendo aún más.

El ejército de Dumbledore había sido una idea loca, pero sin duda había funcionado. Chicos de todas las casas estaban juntos por un solo motivo. Entre esas cosas, una de las que más le reconfortaba era que Luna se encontraba dentro del ejército.

Ahora podía verla más seguido, y eso siempre le hacía sentir un poco mejor.

—¿Qué haces? —preguntó Luna acercándose a él.

—Eso debería preguntarte yo a ti.

—Tienes razón —admitió ella asintiendo —, pero yo pregunté primero.

Harry se encogió de hombros, no tenía mucho sentido negarlo de todas formas.

—Vale, tú ganas. Estoy... Estoy practicando.

Lo cierto es que Harry llevaba más de dos horas practicando hechizos defensivos.

Estaba orgulloso del progreso que habían hecho sus compañeros, jamás hubiera pensado que avanzarían tan rápido. Ahora la mayoría podía batirse en duelo con él sin problemas, algo que no habían podido hacer a inicio de año.

Ahora Harry tenía que estar a la altura, tenía que ser mejor de lo que ya era. Aunque eso era mucho más fácil decirlo que hacerlo.

Por eso mismo se encontraba aquí, practicando y practicando. Ciertos hechizos no terminaban de salirle correctamente, y no podía permitirse fallar.

Porque si fallaba entonces...

—Yo también he estado practicando —comentó Luna sacándolo de sus pensamientos —. Quiero hacerlo bien para la siguiente reunión.

Palabras al Viento [HarryxLuna]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora