21: Mellizos.

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Salí del baño luego de darme una ducha, Jean ingreso a este dispuesto también a ducharse. Luego de mi pesadilla los dos pudimos dormir gratamente bajo la luz de la luna, horas después ya estábamos despiertos bañandonos.

— Buen día. — exclame bajando las escaleras, los padres de él desayunaban mientras que hablaban.

— Hola, Mikasa, ¿Cómo dormiste? — sonrió el hombre amablemente.

— Bien, gracias, ¿Ustedes?

— Bien, bonita, ¿Te traigo un té? — pregunto la mujer levantándose rápidamente de su silla.

— No se preocupe, yo me encargo. — sonreí dirigiéndome a la cocina, siendo seguida por ella. Tomé la pava y cargue agua para luego encender la cocina y poner a hervir el agua.

— Acá tienen tostadas, puedo preparar panqueques si gustan. — dijo señalandome un plato lleno de tostadas junto a una mermelada.

— Las tostadas lucen bien.

— ¿Viste los dibujos que te mostré?

— Sí, su hijo me contó que no me conocía antes de retratar esa persona. — unte la mermelada — Nunca había visto un retrato que haya hecho de mi, no me muestra sus dibujos.

— Nos ha contado muchas cosas acerca tuyo, Emma lo delató descaradamente. — sonrió — Estoy realmente agradecida con que estés a su lado, es lo que siempre quiso.

— Espero que haya dicho cosas buenas acerca mío. — hice una pausa mientras servía el agua en las tazas — La agradecida soy yo en que haya creado un hombre tan fantástico que fue capaz de conquistarme.

— ¡Soy tan feliz! — río y me dio un corto abrazo, podía notar sus ojos lagrimosos. Ella camino con apresuró hacia el comedor, donde volvió a sentarse junto a su esposo.

Quizá pueda acostumbrarme a los abrazos de Isabella. Busque una bandeja entre las alacenas para poner las tazas y las tostadas allí. Al finalizar de hacer esto, camine hacia el comedor donde Jean bajaba las escaleras secándose el pelo con una toalla.

— Buenas. — sonrió él y se sentó rápidamente a mi lado, como si estuviese desperado comenzó a comer con rapidez.

— Jeanbo, con calma. Te vas a atragantar. — río su padre. Él rodó los ojos y siguió comiendo, yo bebí el té con tranquilidad.

— ¿Cuantas semanas se van a quedar? — sonrió su madre.

¿Semanas?

— En realidad nos quedaremos hasta el viernes, quizá sábado. — contestó Jean — El martes el cumpleaños de Mikasa.

— ¡¿El martes?! — grito eufórica — ¡Pero quédense más tiempo! Así lo festejamos todos juntos.

— No podemos quedarnos, mamá.

— Le agradezco su invitación pero ese día vendrán nuestros amigos de visita a mi casa. — sonreí. Ella bajo su cabeza triste — Quizá podríamos venir el próximo mes, ¿No? — pregunté a Jean mirando la expresión de tristeza de su madre. Él asintió y ella sonrió alegre.

¿Venir el próximo mes? Algo imposible supongo, él no podrá tomarse licencias y la semana que viene son los últimos días que pasaremos juntos. Seguro que cuando los chicos vengan se lo llevarían junto a ellos.

— ¡Eso seria genial!

— Puedes venir cuando gustes, Mikasa, ya sos parte de la familia. — acotó Daniel con calma.

— Les agradezco por la amabilidad. — sonreí.

Ya soy parte de la familia..

— Ayer me olvidé de darle algo que le compre. — recordé, corrí escaleras arriba donde encontré la bolsa y volví a abajo con ella — Espero que le guste el color y que le quede bien. — sonreí amable entregándole el presente.

Después de todo [Jean x Mikasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora