"No discutiremos"꧁ V e n u s ꧂
Que el hombre Aken me regalara todo eso fue especial. Tuve que decirle a mamá que lo conseguí con lo que me han pagado trabajando en el bar. Dudo un poco hasta que le enseñe el cheque y el ticket.
Habían pasado 3 días desde las compras y desde que lo vi por última vez, no ha hecho acto de presencia en el bar y eso me desanima un poco.
Estoy camino a casa, que en realidad es un departamento pero es grande, lindo y estoy agradecida de poder tener un techo donde vivir. Mamá siempre me enseñó a ser agradecida. Voy en el autobús público escuchando como los gigas chocan contra las ventanas. El paisaje es lindo.
Después de unos cuantos momentos de entrar al edificio, subir al ascensor y entrar al departamento me encuentro siguiendo una receta de internet. Tengo que hacer algo de comer puesto que la comida del bar no es sana y empieza a aburrir.
Tocan la puerta.
—¡¿Quién?!—gritó desde la cocina, no puedo dejar de cuidar mi comida.
—Soy tu papi, abre pequeña— oh.
Doy una última mirada a mi comida para después correr hacia la puerta y abrir rápido esta.
—Pasa. Estoy cocinando.
Jesucrito había olvidado lo tremendo semental que es. Le doy una mirada descarada de arriba hacia abajo, era obvio que lo estaba escaneando. Está vestido un poco más informal de lo que estoy acostumbrada a verle, más cómodo .No puedo evitar detener por unos segundos mi mirada en su culo, se ve firme.
Sonríe ampliamente —¿terminaste de escanear? Salúdame bien y ven aquí— Dios como amo que sea mandón, me gusta sentirme dominada.
—Espera... ya casi termino...— Parece no entender y se acerca a mi por detrás rodeándome con sus grandes brazos mi cintura y recargando su barbilla por encima de mi cabeza — espera, espera. En un momento te doy atención.
—¿Vas a poner en tus prioridades a la comida y no a mi? Estoy ofendido.
—Oh, Te recuerdo que ni siquiera me has dicho exactamente qué, quién, cómo, cuándo y dónde eres. Si, porque cuando yo sea una de tus prioridades te pondré también en las mías.
—Claro que sabes quien soy, soy Aken, papi. ¿Que acaso no te ha quedado claro, amor?— sigue con sus estúpidos apodos.
—No me digas amor.
—Reina.
—No.
—Princesa.
—Princeso.
—Mi vida.
—No.
—Pedacito de cielo.
—¿Qué te parece si dejas de intentar encontrar un apodo perfecto y pones la mesa? ¿Eh? A que eso es más interesante— no llevamos ni dos semanas de conocernos y ya me quiere poner un apodo. Parecemos un matrimonio.
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Mi Inocencia | A.
Novela Juvenil- ¿Nos ves teniendo un futuro juntos?- preguntó ella con angustia. - Solo el diablo lo sabrá- finalmente responde. Una relación entre una niña de 14 años y un hombre de 26 años de edad. Para muchos, es un capricho, para otros es una aberración, algo...