¿Cuánto puede evolucionar el hombre por su cuenta antes de tomar el mismo las cartas sobre el asunto?
¿Qué pasa cuando toma el control?
La vida cambia tal y como la conocemos, si una especie evoluciona otras le seguirán, pero si tal evolución es forzada entonces se rompe el siclo de lo natural.
Ahora el mundo está regido por los idealistas y sus falsos conceptos en la cima del mundo y los absolutistas marginados en los confines del todo.
La tierra de nadie, el mundo de Reverso, el otro lado de la Utopía creada para y por los hombres, solo que como es fácil de imaginar no todos tienen derecho a aquel sueño utópico.
¿Dónde están los marginados?
Generaciones han pasado desde que los descartados por el cultivo de células fundaron su propia confederación, los 17 Distritos del Reverso del Mundo, aquella ciudad amurallada en 17 Distrito donde la ley del más fuerte es dictada por respetada, dentro de ellos existían los Dominios, allí se dividían según los beneficios que podían alcanzar dentro del Distrito.
Cada uno de esos Distritos son llamados los Numerales, gente que se rige por un líder absolutista que toma el nombre del Distrito como suyo propio, cada uno tiene su propio peligro y cada uno tiene su forma de hacer las cosas.
Autoritarismo, totalitarismo, dictadura, cesarismo, despotismo, llámenlo como quieran.
No se admite la crítica, el Señor del Distrito rige desde la Torre, las reglas fueron dictaminadas por todos por igual pero cada uno las rige como quiere.
No es de extrañar que algunos desertaran de un Distrito a otro en busca de algo mejor, para ello estaba los carroñeros, aquellos que se encargaban de cazar a los desertores, podían matar solo bajo la orden absoluta del Señor, cazaban sin compasión, entrenados para seguir ciegamente las leyes.
Los Numerales eran la ley misma.
La niña se había ocultado por días, aquella noche no fue distinta a las demás, camino por los callejones, esquivando las calles concurridas, aun y cuando podría ser más seguro.
Olvido el día que era.
Solo que volvía a amanecer y aunque no los veía podía sentir que los carroñeros estaban cada vez más cerca. Sin opciones, atravesó tantos distritos antes de que se le acabara el dinero y estuviera a punto de venderse por un poco de dinero.
Había sido desaloja del refugio para indigentes cuando descubrieron que era una desertora, no la entregaron a los carroñeros ni informaron a los rastreadores, eso ya respondía bien por ellos, pero aun así lo que le dieron solo le dio para dos días.
Luego vendió su cabello, estaba viviendo de lo poco que consiguió por ello, extrañaba sus rizos rojos, había sido la primera vez que pudo dejarse el cabello largo desde que era una niña.
El sonido en el viento la alerto, estaban cerca, su padre una vez había sido el mejor carroñero en el Uno, la había enseñado bien para poder esconderse de ellos. Podía distinguir los olores de la gente, diferenciar el sonido de los zapatos, así los entrenaban, perfectos cazadores entre las murallas de los distritos.
Ato los cordones de sus zapatos y camino, simplemente camino para mezclarse con los peatones, era media tarde y no tenía ningún lugar para dormir, te toco instintivamente la cintura una y otra vez, no había perdido las navajas que escondía por su cuerpo, pero estaba asustada, temía cada vez más por su vida.
Ocultarse en las alcantarillas ya no era una opción, habían descubierto su rastro dos noches atrás.
Nuevamente el sonido de los silbidos, los rastreadores estaban nuevamente pisándole los talones, el olor de la brea y el acre, el miedo era parte de ella, que más daba lo que hiciera la esperanza de salvarse del Uno era cada día más lejana.
¿Cuánto tiempo pasó desde el silbido y sentir un fuerte dolor de cabeza?
Nada.
El dolor de las pulsaciones en su cuerpo del choque eléctrico.
Después de eso.
Nada.
Un fuerte dolor por todo su cuerpo le advirtió que estaba viva, sus músculos seguían entumecidos después de la descarga eléctrica. Su resistencia física era mayor que la de una persona promedio, sus reflejos más agudos, pero todo eso ensalzaba la locura.
- Sé que estas despierta.
La voz juvenil no tenía nada que ver con la imagen que tenia de los carroñeros, lentamente abrió los ojos. Seguía tirada en el piso, la lluvia había comenzado a caer, estaba completamente mojada. El olor de la brea y el acre se sentían cerca, tenía miedo de abrir los ojos y enfrentar la realidad.
De la nada el agua dejo de caer en su rostro, sobre ella alguien sujetaba un paraguas para tapar a la persona frente a ella.
El chico no tendría más de unos 6 o 7 años más que ella, aquel chico asiático se veía delgado y atlético, zapatos lustrados fue lo primero que vio antes de levantar la cabeza y enfrentar la mirada tras las gafas redondas era fría y de reconocimiento, vestía un traje azul eléctrico y sobre sus hombros un hanfu de seda vestido como una capa, demasiado elegante y exentico, aquel era el nuevo dueño de la Torre.
Volvió a reconocer el terreno, dos de los carroñeros estaban tirados en el sueño, uno de ellos inmovilizado mientras el joven Señor la escudriñaba con la mirada. La paciencia se le agotaba, se agacho y se acercó a ella, sin temor al repugnante olor que desprendía.
- Niña, ¿de quién huyes?
"Niña" vio más allá de su disfraz. Prefirió no tenerle miedo, era mejor caer en las manos del Joven Señor que en las de los carroñeros de su Distrito Uno.
- Desertora - El mismo se respondió, la recorrió de arriba abajo – ¿Distrito?
- Uno. – Respondió.
- ¿Marcada? – negó – llévensela.
Solo esa palabra y marco su futuro.
Desde ese momento le perteneció al Señor Nueve.
ESTÁS LEYENDO
Sr. Nueve
RomanceLos Numerales, los 17 señores de los Distritos en el Reverso, su sola presencia representa el poder y la muerte. Silvara es una desertora, hija de un carroñero y ahora con apenas 20 años es la mano derecha del Señor Nueve, la llaman "Parca" y a sus...