CAPÍTULO 3

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Vampiro:

Una de las primeras criaturas de la noche que surgieron. Con forma humana, son extremadamente sensibles a la luz y necesitan de sangre para sobrevivir. Sólo pueden reproducirse con su especie. El gen vampírico es se transmite vía sanguínea (hereditaria o por contagio).

Puntos fuertes: Gran fuerza y velocidad.

Punto débil: el Sol.

Características especiales: colmillos extremadamente largos y ojos rojos.

Personajes: Padre de Alec, Raik (alátere de Jessica).


***


<< ¿Qué?>>

No podía dar crédito a mis oídos. ¿Era un vampiro? Alec no me haría bromas de ese tipo, él no era así. Pero, ¿cómo podía ser? Los vampiros no existían, ¿no? Aunque eso explicaría su fuerza, los ojos rojos...

Sobre todo eso último. ¿Qué podía decir?

Abrí la boca esperando que surgiera algo espontáneamente, pero nada.

―Ya sé que parece una locura. Pero lo digo totalmente enserio.

Hizo una larga pausa esperando a mi reacción pacientemente. No obstante, me había quedado sin argumentos. ¿Tenía que creérmelo sin más? ¿Debería reírme? ¿Buscar alguna contusión en la cabeza a ver si había sido a causa de la trifulca en el parque por lo que estaba diciendo sandeces?

―Demuéstralo. ―Reté

En respuesta alzó las cejas.

― ¿Estás segura?

No.

―Sí.―Maldito farol. No podía creer que hubiera dicho eso. Mi boca tenía vida propia y no sabía cómo detenerla. Aunque si fuera fruto de locura transitoria no tenía por qué temer nada, ¿verdad?

―Vale.―Dijo arrastrando las palabras resignado. Se incorporó sobre la cama y lo imité. Nos sentamos uno en frente del otro sobre el colchón.―No te asustes.―Acto seguido abrió la boca ligeramente y vi a través de sus labios cómo le crecían los colmillos superiores.

― ¡Joder!―Dije sin evitar dar un brinco.

Abrí los ojos de par en par. ¿Eso había salido de él?

Las palabras se atoraron en mi garganta, incapaces de salir. El corazón me latía a mil por hora amenazando con pararse en cualquier momento. Era imposible que fuera cierto lo que me estaba diciendo... La criatura que confesaba ser pertenecía a la fábula popular, a la fantasía y a género de novelas y películas de serie B. ¿Cómo podía ser siquiera concebible la idea de que pudiera traspasar la barrera de la ficción y convertirse en realidad?

La cabeza me daba vueltas, tantos pensamientos, absurdos e inconexos se agitaban entre mis sienes como una gacela huyendo de su depredador luchando por sobrevivir. Una gota de sudor frío se deslizó por mi nuca y un escalofrío me recorrió la espina dorsal. El instinto me decía que aquello era cierto, apoyado por mi corazón que martilleaba mi pecho desde su interior sin cesar, al contrario que mi cabeza que sólo veía lagunas a su historia. Quise hablar, decir que era mentira, pero no podía. Quise huir, correr como si no hubiera un mañana y esquivar esa bala que estaba a punto de atravesarme de lleno. Quise pelear, golpearlo con los puños por intentar tomarme el pelo, o por no habérmelo contado durante todo este tiempo, con todas mis fuerzas hasta caer rendida a sus pies. Quise gritar, desgañitarme en un chillido hasta dejarme la garganta en ello y deshacerme de esa espiral de confusión y miedo.

Al Anochecer: La diosa y el mestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora