CAPÍTULO 10

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Raço:

Híbrido nacido de la unión entre los Amona'q y los Abez-This. Perseguidos, masacrados y prohibida su concepción por éstos desde tiempos inmemoriales. Hay muy pocos especímenes por ello, en su mayoría supervivientes tras el pacto entre ambas especies con la llegada a la dimensión actual.

Puntos fuertes: dominan el aire a voluntad. Dominan la telepatía.

Puntos débiles: El fuego fatuo de la Uidhe, las aguas y el fuego de los demás demonios.

Características especiales: cuando se transforman, su piel es purpúrea y escamosa. Sus ojos tienen las córneas negras y los iris plateados como su pelo.

***

Se oían decenas de batir de alas a través de los muros de piedra que rodeaban el castillo. Unos arañazos repiquetearon en los ventanales que adiviné que eran del vestíbulo y hacían saltar esquirlas que tintinearon frenéticas al caer sobre el suelo de marfil y ébano.

La directora se había quitado la americana en un abrir y cerrar de ojos y fue directa a la katana para descolgarla de la pared. Se giró con ella en mano y me miró con una expresión implacable como la primera vez que nos conocimos.

―Lara, protéjase. Seguro que están aquí por usted. ―Sin esperar una respuesta salió de su despacho.

La temperatura bajó unos grados repentinamente y esperé atenta a que fuera algo familiar.

―No creo que vengan sólo por eso. ―Dijo una voz familiar a mis espaldas.

Me giré para encarar al fantasma.

― ¿Ahora me acosas? ―Le espeté con el ceño fruncido.

Al menos ahora en lugar de espiarme en silencio me indicaba que estaba allí. Era un avance. ¡Sólo faltaba que dejara de hacerlo!

―Sólo quería asegurarme de que estuvieras bien antes de ir a luchar contra esas arpías. ― Su expresión inescrutable permanecía completamente seria.

Preguntar sobre las arpías era lo segundo que debía saber. Lo primero...

― ¿A qué te referías con que no lo crees? ―Recordé la última conversación que tuvimos. ― ¿Te refieres a que están aquí por Ana?

―Vaya, vaya. La cachorrita es lista. Veo que lo pillas rápido. Una de las razones por las que pueden estar aquí es por ella. La principal eres tú, claramente.

―Eso no tiene ningún sentido...

―A ver... Jessica intentó ir a por ti, ¿cierto? ―Asentí. ― Pero no lo logró. No esperaba que fueras tan fuerte, supongo. Seguramente haya contratado a las arpías para hacer el trabajo sucio. ―Sus palabras salieron ligeras pero llegaron a mí con el peso de un mundo sobre ellas. ―También gana con un recién convertido, al menos eso parecía con sus experimentos, y Ana es muy cercana a ti. Hacerse con ella es matar dos pájaros de un tiro. Ten cuidado.

Y acto seguido, desapareció como vino.

Los gritos de los alumnos me trajeron otra vez al mundo real. Me dirigí corriendo hacia la pared sin pensar y toqué el marco.

***

El vestíbulo era un caos. Los refugiados corrían de un lado a otro escondiéndose o pasándose armas entre ellos listos para pelear. En el aire revoloteaban mujeres con alas plumíferas y la mitad inferior del cuerpo de águila, con garras en manos y patas traseras.

Una mano me agarró del brazo izquierdo y lo miré al instante.

Era Alec.

―Lara, ven conmigo.

Al Anochecer: La diosa y el mestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora