CAPÍTULO 12

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Elfo:

Guerreros bendecidos con la inmortalidad por la primera Uidhe, Ada. Cuerpo original de la guardia real de Ella antes de la gran explosión. Con la construcción de los refugios, pasaron a ser los protectores de éstos surgiendo así el cuerpo de Cazadores Negros.

Puntos fuertes: Inmortalidad, gran resistencia y agilidad.

Puntos débiles: Demasiado orgullosos.

Características especiales: Tienen las orejas puntiagudas.

***


La angustia del silencio se hizo evidente entre los dos con el pasar de los minutos. Alec sabía tan bien como yo lo que significaba encontrar su calzado a medias cual cenicienta en medio del claro. El que no dijera nada lo probaba. Sólo se limitó a apretar más fuerte sus manos sobre mí. Pero por mucha más fuerza que ejerciera no superaría al yunque que notaba presionar sobre mi pecho.

Fredy impaciente por nuestra reacción se acercó a nosotros dejando a los cazadores en la entrada.

― ¿Qué es esto?―Se agachó con grácil agilidad y cogió algo blanco del suelo.

Se irguió y me lo tendió.

―Es la carta. ―Como si no fuera el zapato suficientemente convincente. ―Debió de caérsele de la mano cuando Jessica la secuestró.

Fredy comenzó a olfatear el ambiente con el ceño fruncido.

Reacia a coger el sobre, recordé la última vez que entré en contacto con ella y prefería ver qué sucedió a sólo imaginarlo. Ignorando el instinto del hombre-lobo que asomaba a la superficie cogí el papel.

<<Ana, más nerviosa de lo que la había visto nunca, esperaba con cierto sonrojo junto a las puertas del castillo. Una sombra corpulenta se aproximaba a ella danzando sobre la hierba cobrando más nitidez con cada silencioso que daba.

Fredy, justo tras ella, se inclinó y acaricio su oreja con los labios de manera seductora.

Hola, Ana. ―Susurró en su oído con delicadeza.

Ana se sobresaltó y giró en redondo sobre sí misma.

― ¡Ah! Hola. ―Sonrió con un evidente rubor en sus mejillas. Nerviosa, vaciló durante unos segundos hasta alzar la carta entre ellos.

―Fredy, ¿me has escrito tú esta carta?

El lico dibujó una sonrisa afilada mostrando su blanca dentadura.

―Sí, pero yo no soy Fredy. ―Una voz femenina cobró vida de sus labios.

Un humo denso en todos los tonos púrpuras existentes nació de sus pies y cubrió su figura hasta resurgir de ella la forma de Jessica.

Ana abrió mucho los ojos y con un ligero temblor en sus rodillas dio dos pasos hacia atrás hasta toparse con un obstáculo. Alzó la vista sobre su hombro inconscientemente.

El licántropo de pelaje plateado de Tara mostró sus fauces babeantes en una sonrisa tenebrosa

Jessica aprovechó la oportunidad y alzó la mano tocando la nuca de Ana con dos dedos cubiertos de chispas violetas. El cuerpo cayó al suelo, inerte, y la bruja dibujó un círculo en el aire con una luz tenue en tonos azules cubriéndole el brazo izquierdo.

La bestia cogió con las zarpas cuidadosamente a Ana y la colgó en su hombro como un saco de patatas.

―Ya sabes a dónde tienes que ir. ―Fueron las últimas palabras de la hechicera antes de desaparecer en el portal.

Al Anochecer: La diosa y el mestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora