Seven Deadly Seas of Love

8 El tesoro perdido

Hola a todos, aquí Coco, quien está disfrutando del verano con todo y sus tormentas tropicales y que, mientras tanto, gusta de hacer olas en el corazón de sus cocoamigos UwU Muchas gracias a los que estuvieron en mi especial de julio. Me hace muy feliz compartir con ustedes un pedacito de mi amor cada domingo, y saber que el sentimiento es mutuo es... [se seca la nariz y la lagrimita :'D] Bueno, lo que quiero decir es, ¡muchas gracias por estar aquí! <3 Ahora, los dejo con esta otra historia veraniega fufufu. Ya saben qué hacer... 

***

La bruja del mar contemplaba su caldero mientras trataba de ver a través del vapor a todos aquellos que habían realizado un contrato mágico con ella. Un color verdoso y espectral arrojaba luz sobre su hermoso rostro, y en cuanto vertió más escamas de monstruo marino a la pócima, la imagen se limpió mostrando una escena que a cualquier otra mujer le habría horrorizado. Un hombre joven, menudo y castaño, apuñalaba a un hombre alto y de pelo blanco frente a sus amigos, en medio de un bar cuyo nombre ella conocía muy bien. No pudo evitar sonreír al verlo.

—Vaya, entonces ya los encontró —El destino siempre había estado de su lado. La dama con cabello como la tinta sopló sobre la mezcla para ampliar su visión, y en cuanto lo hizo, casi se desmaya de la impresión—. No, no puede ser —Una muchacha peliplateada trataba de contener la hemorragia del hombre herido, y al ver el brillante color ultramarino en aquellas pupilas, comenzó a temblar—. Pero es imposible. Nadie debería haber sido capaz de encontrarla, nadie. A menos que...

Aterrada ante la terrible idea que cruzó por su mente, la maga corrió hasta el cofre donde guardaba los símbolos de sus contratos previos con aquellos que habían ido a pedir prestado su poder. Ahí seguía guardado el corazón de un demonio poderoso, una botella con las memorias de cierta joven enamorada, la espada que el capitán le había entregado a cambio de la vida de la mujer que amaba, y muchos objetos mágicos más. Al fondo de todo, dos de esos poderosos sellos se estaban rompiendo de forma visible: una perla negra que contenía el poder del príncipe del abismo, y una caracola de oro con una voz atrapada dentro de ella. El poder que se fugaba por esas grietas solo podía significar una cosa. Aquellos contratos mágicos estaban por terminarse.

Merlín no era malvada, pero la magia funcionaba de esa forma. Para ganar algo, debías perder algo, y solo el destino media el costo a pagar. De nuevo sonrió. Su mayor logro como hechicera consistía, precisamente, en haber sido capaz de moldear un poco el destino de las personas. Una apuesta siempre era la forma de escaparse de las reglas de los dioses, y ella era el mediador que permitía que los héroes probaran suerte jugándose la vida.

Volvió a mirar dentro del caldero para analizar aquel rostro angelical por el cual se habían desatado batallas, y al posar los ojos sobre el rubio que era su guardián, se sintió inmensamente feliz, a pesar de las tragedias que se sabía que se venían. Al parecer, el capitán Meliodas estaba a punto de ganar una de sus apuestas. Y por la rapidez con que se rompía la caracola dorada, se veía que lord King también.

*

El primero en llegar a la escena fue Meliodas. Vio el cuerpo de Ban en el piso, la cara aterrorizada de Elizabeth, y la expresión victoriosa del pequeño asesino de ojos ambarinos.

—¡Vaya! Esto no me lo esperaba. —El silencio se instaló en la habitación, el capitán y el extraño se fulminaron uno al otro con la mirada, y justo cuando parecía que el aire no podía ser más denso, el primero soltó unas fuertes carcajadas. —Parece que encontramos al marino que nos faltaba, ¿no lo crees así, Ban?