Capítulo Catorce.

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Mi cuerpo se había resbalado del largo asiento de la camioneta, el vehículo ya había acelerado velozmente, ante la aceleración choqué con uno de los asientos delanteros.

Miré lo primero que mis ojos captaron; a alguien sentado en la esquina del asiento trasero, casi frente a mí.

Mi respiración agitada percibió su aroma.

—Malek —susurré, temblorosa.

Suspiré aliviada, me había asustado. Me alegraba que fuese él.

"Malek me obligó a hacerlo".

Y el alivio se evaporó, sentí miedo otra vez.

Con cuidado ocupé el asiento, sentándome en la esquina libre.

Él no había hablado, ni me había mirado, así que eso significaba que debía de estar enojado, ¿Qué tanto? Lo mejor era esperar en silencio, ver a donde me llevaría.

Quería calmarme y no lo conseguía porque él debía de estar furioso como para ni siquiera mirarme.

Miré por la ventana, el conductor aprovechaba que casi no había vehículos en las calles para conducir como loco.

El hombre llevaba un par de minutos conduciendo, yo aun reconocía las calles por las cuales estábamos. No planeaba llevarme a alguna zona desolada, lo supuse y lo confirmé cuando el hombre se detuvo al otro lado de la calle justo donde estaba mi edificio.

Me había llevado a mi casa y no a otro lugar... quizás no estaba tan enojado o quizás ni lo sabía.

El conductor apagó el coche y se bajó de este.

Esperé que abriera la puerta, no hizo eso, lo vi alejarse con cierta lentitud. Malek suspiró y eso me inquietó.

Apagó la pantalla de su celular y giró la cabeza, viéndome por primera vez desde que entré al auto.

La iluminación amarillenta de las farolas de la calle era fuerte, así que podía ver su cara sin ningún inconveniente, estaba serio y no era la seriedad que había visto horas antes en el club, cuando yo estaba a punto de cruzar la puerta número seis, era peor.

—Tus acciones contradicen tus palabras —soltó, mirando por la ventana—. Dijiste que no ibas a hacer nada que me perjudicara pero has intentado poner a Tony en mi contra.

Disculparme no arreglaría nada.

—Deja que te explique —hablé por hablar.

Volteó la cabeza, mirándome aburrido y con una ceja levantada.

—¿Qué estupidez vas a decir ahora?

—Usé tu nombre para librarme de un apuro, lo siento, tuve que hacerlo.

—Y vuelves a mentir.

—No estoy mintiendo —ladeé la cabeza en un intento por conseguir su mirada—, estaba vendiendo las pastillas en el club y Tony se dio cuenta y...

—¿Por qué estás vendiendo las pastillas? Se supone que es tu hermano quien tiene hacerlo.

—Jeremiah no puede venderlas, lo apuñalaron y tiene que guardar reposo por unos días así que yo estoy vendiendo las pastillas con la ayuda de un amigo.

—Justo en el lugar en el que te dijeron que no lo hicieras y encima te atreves a decir que yo te obligué a venderlas ahí —su cuerpo estaba calmado pero sus ojos estaban inquietos—. Pensé que nos estábamos llevando bien pero no hay de otra. Voy a hacer que tu hermano pague por tu imprudencia.

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⏰ Última actualización: Sep 05, 2021 ⏰

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Reflejada En Los Ojos de la Bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora