~ MISTAKE ~
— ¿V-Viktor? ¿Q-qué es esto? — preguntó el chico de cresta abriendo los ojos como platos y con el rostro rojo a más no poder.
El aludido palideció al escucharlo, su corazón se detuvo por una fracción de segundo y se incorporó de golpe.
— No no no, ¡joder! — repetía una y otra vez el peligris corriendo detrás de él esperando que no hubiera encontrado lo que creía.
"Mierda", pensó una vez estuvo frente a él.
— No pienses mal solntse, no fui yo, ¡puedo explicarlo! — soltó nervioso hablando lo más rápido que podía esperando tener la oportunidad de excusarse con él después de su relato.
<< H O R A S A N T E S >>
— ¿Qué le sucede hoy, Volkov? — preguntó curioso el risueño comisario de barba.
— ¿Disculpe? — ni siquiera le miró, estaba demasiado ocupado terminando el último informe pendiente de esa tarde.
— Escuche si necesita despejarse podemos ir a por unas copas a-
—No puedo, hoy no — le interrumpió abruptamente.
— ¿Tiene planes para hoy, jefe? — cuestionó Kovacs, quien en ese momento iba entrando al despacho.
— Horacio y yo haremos una pijamada — se puso de pie y comenzó a ordenar los papeles regados sobre su escritorio.
Apenas lo escucharon Kovacs y Greco se miraron y cómplices de la misma idea sonrieron al unísono.
— Así que... una pijamada — soltó en tono coqueto el peliblanco con una sonrisa de oreja a oreja plasmada en el rostro.
— Joder macho quien te viera y quien te ve — continuó Greco en el mismo tono que el compañero al lado suya — al parecer alguien se la va a pasar pipa el día de hoy.
— ¿A qué se refiere greco? — confundido por el actuar de ambos detuvo sus acciones y los miró.
— Hombre por algo se llaman pijamadas, se hace de todo menos dormir, usted entiende — concluyó burlón guiñándole un ojo.
Al caer en la cuenta del rumbo en el que iban sus insinuaciones su rostro enrojeció violentamente y los nervios se apoderaron por completo de él.
Mierda, tenían razón.
¿Cómo no se había dado cuenta antes?
— Yo no... no había pensado en eso.
Y era cierto; su concepto de pijamada era muy distinto al de sus compañeros.
Aquella charla es lo que le había llevado a un bochornoso viaje a la farmacia en compañía de los otros dos comisarios quienes ignorando por completo el cuerpo tenso de su superior y su rostro color tomate cubierto por las palmas de sus manos continuaron discutiendo sin disimulo en medio del pasillo cuáles preservativos eran mejores.
Los tres estaban robándose las miradas de todos en el lugar, después de todo no era común ver a los tres comisarios de la LSPD escogiendo entre comprar condones ultrafinos, con sabor o texturizados.
Definitivamente esta situación se clasificaba como una de las 5 más vergonzosas en la vida de Volkov.
— Hagámoslo más sencillo, Volkov ¿de cuáles prefiere Horacio? — cuestionó pensativo el comisario de barba.
— ¿Ehh?
— Solo compre los que suelen utilizar y ya está — concluyó el peliblanco.
— N-nosotros... nosotros n-no... aún no... — ponía todas sus fuerzas pero se veía incapaz de culminar la frase, eran demasiadas emociones juntas sobrepasándolo.