Día 11 - Tipos de besos

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~ CAN YOU REPIT IT? ~

— Papá — le llamó al peligris sentado en el mullido sofá del salón.

— ¿Ya te vas? — cuestionó haciendo los informes a un lado y quitándose las gafas antes de girarse a verlo.

— Ya casi...

— Recuerda llevar temprano a casa a Artemisa, no quiero problemas con Banks — enarcó una ceja como advertencia.

— Yo... necesito un consejo, ya sabes sobre... Artemisa — balbuceó nervioso desviando la mirada.

— ¡Oh!, nuestro solntse no está per-

— No — le interrumpió nervioso jugando con los dedos de sus manos y el borde de su camisa — de hecho... el consejo quería pedírtelo a ti.

— A- a mi?

Internamente estaba gritando. Tal vez no era un experto en relaciones y temas amorosos, vamos tardó 8 años en entender el "me gustas, te gusto" y pedirle una cita a Horacio, pero el que su hijo acudiera a él le llenaba y enternecía a la vez.

Palmeó él asiento a su lado invitándole a sentarse y continuar.

— ¿Qué sucede?

— ¿Cómo... cómo fue tu primer beso con papá?

— ¿Cómo? — ciertamente la pregunta le había tomado por sorpresa.

— Si, me refiero a que si supiste cuando era el momento indicado — pasó la palma de su mano por su cuello y algo cohibido continuó — es que... no quiero arruinarlo y que después prefiera salir con el niño bonito de los Collins — concluyó entornando los ojos.

Sonrió. Su hijo le recordaba a él mismo hace unas décadas.

Cuando recien comenzaron a salir los nervios lo invadían constantemente, después de tantos años al fin estaban juntos y a pesar de que estaba seguro de lo que sentía y su pareja también aún se mostraba reacio a las muestras de afecto espontáneas.

Tiempo y paciencia es lo que le había pedido a Horacio, tenía que ir escalando poco a poco hasta que su cuerpo se acostumbrara y reaccionara por si solo al contacto físico.

Al comienzo ni siquiera habían tenido su primer beso, cada vez que el moreno lo intentaba entraba en pánico y huía.

Claro que aquel temor e incomodidad no era para menos; le avergonzaba que a su edad su experiencia en esa área fuera casi nula y lo que menos deseaba era que al intentarlo Horacio no se sintiera satisfecho y se decepcionara de él.

— No tenemos que correr; iremos poco a poco hasta que te sientas listo, ¿vale?.

— No quiero que te aburras de mí porque me cuesta expresarme — desvío la mirada cabizbajo y su corazón se oprimió ante la idea — ya te alejé una vez, no quiero volver a hacerlo.

— No lo harás — tomó su mentón y le obligó a mirarle devuelta — jamás volveré a dejarte solo — entrelazó los dedos de sus manos y besó el dorso de la misma.

Desde aquella promesa a diario Volkov repetía el tierno gesto que había aprendido de su pareja, al saludarlo y al despedirse lo tomaba de las manos y depositaba un suave beso en cada una.

Era una rutina que adoptaron y que después de unas semanas se complementó con otro pequeño gesto también iniciado por el menor de ellos.

— Cierra los ojos — se acercó peligrosamente a su rostro causándole un violento sonrojo al contrario.

— ¿H-Horacio? — susurró nervioso — ¿qué... qué haces?

— Confia en mí y cierra los ojos.

𝗩𝗼𝗹𝗸𝗮𝗰𝗶𝗼 𝗔𝗻𝗻𝗶𝘃𝗲𝗿𝘀𝗮𝗿𝘆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora