Día 17 - Hanahaki

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~ I DON'T WANNA BE IN LOVE ~

El amor.

Puede ser la experiencia más hermosa o el peor suplicio que puede existir y en un mundo en el que el sentimiento debe ser recíproco para evitar morir de forma dolorosa puede resultar un gran problema.

Con el paso del tiempo se descubrió que la enfermedad de las flores también conocida como "Hanahaki" era producto de un amor unilateral.

Esta condición se caracteriza por toser y en algunos casos hasta vomitar pétalos de flores; la enfermedad avanza hasta que los pulmones quedan totalmente cubiertos de pétalos y raíces impidiéndole respirar a quien la padece ocasionado así una muerte lenta y dolorosa.

A pesar de las numerosas investigaciones el único tratamiento posible que se ha podido establecer para una recuperación exitosa es remover la infección mediante cirugía extirpando los pétalos y raíces alojados en los pulmones, sin embargo este método conlleva un efecto colateral: el sentimiento también es extraído mediante la operación.

Existen personas que presas del pánico no dudan en someterse a cirugía y arrancar el sentimiento dándose la oportunidad de volver a empezar desde cero, pero hay otras que viven inmersas en la ensoñación de que algún día la persona causante de su enfermedad llegará a desarrollar sentimientos y tal afección se curará por sí sola.

El Inspector del CNP Horacio Pérez es parte de la minoría que comparte este último pensamiento, o al menos lo hacía.

Después del rechazo de Volkov inevitablemente enfermó.

Lo que comenzó como un leve dolor de garganta y carraspeos constantes con el paso del tiempo se convirtió en una ligera tos seca acompañada de pétalos de rosas.

Al principio resultó sencillo de ocultar después de todo eran los primeros meses y las raíces apenas comenzaban a crecer pero una vez éstas se fijaron a sus pulmones su condición se agravó hasta el punto de volver pétalos con sangre con cada ataque de tos.

Cada vez resultaba más difícil contener estos ataques y la situación era aún peor con el incómodo pasamontañas cubriendo su rostro la mayor parte del día, en medio de las juntas o tiroteos debía alejarse para controlar la tos y expulsar los pétalos sin agobiar a los que le rodeaban.

Quienes lo habían notado le insistían que se operara pero él aún guardaba la esperanza de que algún día antes de que fuera tarde para él conquistaría el frío corazón del comisario ruso del CNP.

Pero el destino es cruel y las historias de amor no siempre tienen finales felices.

Aquel día al alejarse durante las negociaciones de un atraco para lidiar con su enfermedad lejos de sus subordinados su corazón terminó de romperse ante la imagen que tenía frente a sus ojos.

En un asiento junto a la ventana de la cafetería al otro lado de la calle estaba Volkov almorzando con una chica pelirroja.

Al principio le costó procesar la escena pero ver a la chica riendo por algo que el comisario había dicho y tomarle la mano con una confianza que él jamás se había ganado le dolió trayéndolo de vuelta a la cruda realidad en la que el hombre de sus sueños por fin era feliz mientras él por otro lado estaba muriendo lentamente desde hace meses.

Sus ojos se cristalizaron al instante y el pecho le dolía como nunca antes, incluso más que cuando sufría de sus ataques.

Ver al comisario curvar ligeramente las comisuras de sus finos labios en un intento de sonrisa mientras con su servilleta limpiaba la espuma de café en los labios de la enfermera y a ésta sonreírle de vuelta ante el gesto fue el detonante de sus lágrimas.

𝗩𝗼𝗹𝗸𝗮𝗰𝗶𝗼 𝗔𝗻𝗻𝗶𝘃𝗲𝗿𝘀𝗮𝗿𝘆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora