Disclaimer: Esta historia y sus personajes no me pertenecen. La historia es de Brigid the Fae y los personajes son de Rumiko Takahashi, yo únicamente traduzco.
-x-
Por una vez, Inuyasha tenía ganas de que fuera luna nueva.
Era un sentimiento extraño, pero a lo largo del día estuvo más que ansioso porque llegara la noche para escapar de sus sentidos de youkai. Para no ser capaz de centrarse en un latido en particular, para no verse atraído por un aroma en concreto... desde el atardecer hasta el alba, Inuyasha solo podía verlo como una especie de vacaciones.
Aun así, eso no quería decir que fuera a librarse de sus pensamientos youkai. Incluso en sus noches humanas sabía que el bastardo estaría ahí, en los recovecos de su mente, intentando tentarle para que cediera. Con los recientes desarrollos, el youkai también estaba intentando trabajar con su forma hanyou y, por mucho que quisiera negar la verdad, estaba volviéndose más difícil de ignorar.
Afortunadamente para Inuyasha, Kagome se había marchado hacia el pozo después del desayuno con la intención de volver a casa para reponer provisiones y para hacerle una visita a su familia. Inuyasha fue inusitadamente amable cuando le dijo que se tomara su tiempo y a caballo regalado no se le miran los dientes. Había prometido que regresaría antes de la puesta de sol, recordándose para sus adentros que tenía que acordarse de traerle algo especial solo para él. Puede que hubiera estado enfadado con ella el día anterior, pero intentó pasarlo por alto, ya que sabía que le ocurría algo. Tal vez si le doraba la píldora con extra de ramen o chucherías, esa noche podría conseguir que se abriese y hablase con ella.
En lugar de pasarse el día al lado del pozo, Inuyasha se quedó dentro de la cabaña. A menos que alguien lo llamase a él en concreto, se quedaba apartado en una esquina de la habitación principal, pensando en la conversación que había tenido con Sango la noche anterior. Inuyasha preferiría darle a Tetsusaiga a su hermano antes que admitir en voz alta que Sango tenía razón y sabía que tenía que hablar con Kagome.
El problema era hacerlo.
Por un lado, sabía que Kagome estaría dispuesta a escucharlo quejarse sobre los instintos de los inu youkai sin reprenderle por ser un raro o un pervertido. Por otro lado... estaría igual de dispuesta a ofrecerse a «ayudarle». La verdad, una pequeña parte de él (su lado youkai, razonó) saltaría ante tal oferta, y eso lo aterrorizaba. Sí que albergaba algunos sentimientos por la miko moderna, pero sabía que esto era algo que no podía pedirle pasara lo que pasase. Y así, Inuyasha se quedó sentado y se comió la cabeza en la cabaña, intentando decidir cuál sería la mejor forma de proceder para cuando llegase la puesta de sol. ¿Tal vez podría explicarle lo suficiente para satisfacer su curiosidad?
Una vez tome yo el control, sabes que no pasará eso, señaló su lado humano.
Es cierto que tienes la habilidad de vomitar tus sentimientos. El youkai sonrió. Te habrás desprendido de todo menos de tu piel ante ella en un abrir y cerrar de ojos.
¡No estáis ayudando ninguno de los dos!
Nunca dije que lo estuviera haciendo, respondió el youkai.
Kagome se merece saberlo, continuó el humano. Es nuestra amiga. Dudo que fuera a salir corriendo. Aprendimos por las malas que alejarla no hace ningún bien.
Eso es lo que me preocupa, gruñó Inuyasha.
-x-
—Me sorprende que Inuyasha no viniera hoy contigo —dijo mamá Higurashi, colocando un montón de cajas de bento sobre la mesa junto a la mochila de Kagome. Entre las dos habían preparado una comida casera grande para la cena del grupo.
ESTÁS LEYENDO
Fiebre de apareamiento
FanfictionInuyasha tiene un problema (es la época de apareamiento para los youkai) y está haciendo todo lo que está en su mano para ignorar la llamada. Al llegar y pasar la luna nueva, Inuyasha se encuentra con dos problemas más... y los dos están mirando a K...