Capítulo 8

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Disclaimer: Esta historia y sus personajes no me pertenecen. La historia es de Brigid the Fae y los personajes son de Rumiko Takahashi, yo únicamente traduzco.

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Habían pasado tres semanas desde que Inuyasha y su forma youkai habían atravesado el pozo y habían entretenido a Miroku y a Kaede con sus aventuras en el mundo moderno. El monje se había ido decepcionando a medida que pasaban los días sin noticias del hanyou, pensando que no estaba pasando nada interesante o que el cotilleo era tan jugoso que Inuyasha se negaba a divulgárselo.

Sango y Shippo volvieron sobre Kirara más o menos al mismo tiempo. Miroku había estado doblemente decepcionado cuando ella también se negó a contarle nada.

—No he encontrado mucho, así que todo lo que tengo son teorías, pero necesito saber si Inuyasha ha hecho algún progreso antes de explicar nada.

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Es impresionante lo idiota que soy.

En su búsqueda de los fragmentos de la esfera, Kagome había descuidado ampliamente el seguimiento del calendario moderno mientras viajaba por el Japón feudal. A excepción de los exámenes importantes que no podía recuperar, hacía tiempo que había decidido que podía ponerse al día con el 98% de su trabajo de clase cuando volvía a casa para reabastecerse de provisiones. Una vez aceptó esto, se quitó mucha presión de los hombros y también hizo que Inuyasha estuviera más contento al saber que estaba poniendo la búsqueda como su prioridad. Aun así, se quejaba cuando llegaban los exámenes grandes, pero acababa cediendo.

Esta dejadez significaba que Kagome había calculado verdaderamente mal su regreso a la época moderna. Cuando regresó e informó a su madre de lo que había pasado, no había pensado en nada relacionado con las clases. No fue hasta que empezó a completar su trabajo de recuperación que se dio cuenta de que había regresado a casa unos días antes de las vacaciones del instituto.

En cierto modo, esto jugó a favor de Kagome. Fue capaz de estudiar y aprobar los exámenes finales que se hicieron antes de las vacaciones, lo que la puso al día en ese sentido con sus compañeros de clase. Aún tenía trabajo de recuperación que entregar, pero lo había hecho poco a poco todas las tardes y lo había terminado el día anterior. Estas vacaciones significaban que no tendría que preocuparse por dejar a tres Inuyashas en casa todo el día con su madre.

Gracias a las estrellas por los pequeños favores, pensó, recordando haber salido de las instalaciones del instituto para descubrir a sus escoltas durante los últimos tres días. El Inuyasha humano la esperaba en las puertas del colegio y le daba la mano cuando se aproximaba a él. Kagome había oído los suspiros de decepción de las chicas que estaban cerca y tuvo que obligarse a no parecer engreída. Si se habían decepcionado por ese pequeño gesto, entonces encontrarse con el hanyou y el youkai que estaban a la vuelta de la esquina hubiera sido la guinda del pastel. Aun así, fue muy dulce por su parte.

No era que Inuyasha no hubiera ido nunca a recogerla al instituto. Lo había hecho de vez en cuando, pero aquellas veces se había reunido con ella con impaciencia. ¿Era extraño que se sintiera consentida por toda la atención que el humano y el youkai le estaban prestando?

Eso hizo que sus pensamientos fueran por un camino prohibido por el que había tratado de no aventurarse. Kagome no pudo evitarlo. Se había dado cuenta hacía mucho tiempo de que se había enamorado de Inuyasha y ese amor lo sentía por cada faceta suya. Pero, de verdad, ¿alguien podía culparla si sus pensamientos no tan inocentes sobre el hanyou resultaban volverse un poco más pervertidos con el añadido de sus manifestaciones humana y youkai?

Fiebre de apareamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora